Por José
Natanson
La tenida transcurre en Olivos.
Comenzó en la mañana de ayer y seguirá hoy. Asistieron
120 funcionarios y parlamentarios del oficialismo, incluida la casi totalidad
del gabinete nacional (sólo faltó el ministro de Economía,
de road show por Europa). La lideró el propio presidente Fernando
de la Rúa. Habló él. Hablaron los ministros. Tamaña
puesta en escena no es producto de la casualidad ni carece de ambición.
Lo que buscó el Gobierno, con De la Rúa a la cabeza, es
demostrar que ha recuperado la iniciativa política, que ocupa el
centro del ring, que tiene dinamismo y propuestas para capitalizar el
oxígeno que le ha dado el blindaje financiero. Nadie habló
de elecciones, de listas ni de candidatos. Pero el objetivo evidente del
Gobierno es recuperar imagen y prestigio de cara a las elecciones de fin
de año, en las que jugará su futuro a cara o cruz.
La reunión comenzó bien temprano, con un discurso de De
la Rúa. Han cambiado las expectativas. Las cifras favorables
muestran un optimismo creciente, dijo el Presidente. Quiero
que trabajemos sobre esta base, con este espíritu, convencidos
de que estamos alumbrando un nuevo camino que deje atrás el pesimismo
que muchos fomentaron y fortaleciendo el optimismo y la alegría
de vivir de los argentinos, concluyó el Presidente, en el
tono esperanzado(r) que trata de imprimir últimamente a sus declaraciones.
Trascartón, cada ministro explicó las principales medidas
que tomó en su área y los ejes de acción para este
año. Hubo una pausa para almorzar y después se fueron sumando
secretarios, subsecretarios y legisladores, hasta llegar a un total de
120 concurrentes. De las largas exposiciones, que después se repitieron
en una seguidilla de conferencias de prensa, se pueden sacar en limpio
un puñado de anuncios.
En realidad, los anuncios no fueron muy novedosos. De la Rúa adelantó
que estudia la creación de una Agencia Social. El canciller Adalberto
Rodríguez Giavarini confirmó que está trabajando
en el encuentro entre De la Rúa y el presidente norteamericano
George Bush. Su colega de Trabajo, Patricia Bullrich, anticipó
un plan de regularización del trabajo para combatir el empleo en
negro. De la catarata de anticipos, el más notable fue el del ministro
del Interior, Federico Storani, quien convocará a una reunión
con los legisladores provinciales el 27 de febrero. La jugada, que apunta
a retomar la ofensiva por la reforma política, resultará
difícil de plasmar: las provincias tienen independencia para estas
cuestiones y los caudillos del interior han demostrado escasa voluntad
para reducir sus gastos.
Pero los anuncios fueron sólo el costado más visible de
la reunión de ayer, cuya lógica alude más al momento
político del Gobierno que a los aspectos específicos de
la gestión.
El primer objetivo es el más evidente. Con el cónclave en
Olivos, el Presidente buscó exhibir los logros de su gestión,
mostrando un Gabinete dinámico y dedicado de lleno a la acción
de gobierno. Fue una respuesta directa a quienes lo acusan de encabezar
en Ejecutivo aletargado y siempre a la defensiva. Esto sirve para
instalar temas y correr el eje del malhumor social, era la optimista
lectura de un ministro.
Pero no se trata sólo de la opinión pública: la decisión
de De la Rúa de congregar a todos sus funcionarios importantes
apuntó a darle cohesión a un Gobierno integrado por dirigentes
de opiniones muy diferentes y que, además, provienen de partidos
distintos.
Es que el cónclave funcionó como una especie de terapia
de grupo: cada ministro expuso los ejes de su gestión y se sometió
a las preguntas de los demás. La idea era que cada uno supiera
en qué andaba el otro, para todos pudieran aportar ideas. No sólo
porque así se gobierna mejor, sino porque es una forma de defender
en los medios los temas de cada área, explicaba ayer un funcionario.
Aunque parezca que no, este tipo de reuniones siempre sirven para
galvanizar y para contener el frente interno, agregaba.
El origen del encuentro revela su último objetivo. La idea original,
impulsada por algunos funcionarios, era realizar una cumbre con los máximos
líderes aliancistas este sábado en Chapadmalal para empezar
a diseñar la estrategia electoral. Sin embargo, dos datos obligaron
a De la Rúa a abortar aquel encuentro: la fiebre proselitista que
se instaló de golpe en la Rosada recibió muchas críticas.
Además, Carlos Chacho Alvarez rechazó su posible
candidatura a senador y dijo que no era el momento de pensar en las elecciones.
Resultado: la cumbre de Chapadmalal se transformó en la reunión
de ayer. Nos reunimos por los temas concretos de la gente. Los problemas
electoralistas quedan de lado, dijo De la Rúa, como para
que a nadie le queden dudas.
Esto no quita que el cónclave haya estado marcado por el año
electoral y por el optimismo un optimismo blindado que se
ha apoderado del Gobierno. Según la lectura oficial, la llegada
de la garantía financiera ha creado un clima de tranquilidad en
los mercados que le permitirá al Presidente poner en marcha algunos
proyectos que contribuirán a paliar el malhumor social y a mejorar
las chances de la Alianza de cara a los comicios de octubre.
Por eso, a pesar de los esfuerzos del Presidente para esconder cualquier
cálculo que huela a campaña, el eje del megaencuentro fue
aprovechar el nuevo escenario económico. Es lógico: aunque
a primera vista pueden parecer lejanas, las elecciones de octubre están
demasiado cerca. Los tiempos se acortan y De la Rúa es consciente
de que tiene que apurar el ritmo antes de que sea demasiado tarde.
IMPULSA
REDUCCION DE LAS DIETAS DE LEGISLADORES
Apuesta fuerte de Storani
El ministro del Interior, Federico
Storani, se tomó al pie de la letra la exhortación al trabajo
que Fernando de la Rúa hizo a sus colaboradores y se planteó
realizar dos tareas nada sencillas durante este año: lograr que
la reforma política sea aprobada antes de las elecciones de octubre
y bajar el exorbitante costo de las legislaturas provinciales. Storani
consideró un despropósito que un legislador
de Formosa, por ejemplo, cueste 1,5 millón de pesos al año
y anunció que organizará un encuentro de legisladores provinciales
de todo el país en febrero para empezar a consensuar un compromiso
de austeridad, equidad y transparencia.
Es una apuesta política fuerte, se entusiasmaron en
el entorno de Storani frente a la decisión de avanzar en la reducción
del costo de la política. Desde Interior ya establecieron contactos
con algunos dirigentes provinciales y ahora se pondrán ya a trabajar
a pleno en el asunto.
El primer paso en el camino que el Gobierno se propone recorrer para terminar
con el desfasaje que existe entre los sueldos de los diputados y senadores
provinciales y los del resto de la población es el encuentro de
legisladores que Storani anunció para el 27 de febrero. El ministro
adelantó que llamará a todos los partidos políticos
para asumir el compromiso al que se había llegado el año
pasado con los gobernadores, aunque sus colaboradores dudan de que
la oposición responda a la convocatoria y estiman que la reunión
será monopolizada por los aliancistas.
El PJ no querrá quedar atrás, pero tampoco avalar
una iniciativa de la Alianza. Es probable que presente su propia propuesta
para diferenciarse, como hace siempre, especuló un hombre
de confianza de Storani.
La necesidad de realizar un ajuste político es una
de las banderas que el líder del Frepaso, Carlos Chacho
Alvarez, agita desde hace tiempo y a la que hasta ahora el radicalismo
no había prestado mucha atención. En la provincia de Buenos
Aires, por caso, los frepasistas están a favor de convertir en
unicameral a la Legislatura para bajar su costo y no tienen el aval de
la UCR, sino el del peronismo.
El costo de las legislaturas provinciales no es un tema menor y tampoco
es casual que Storani se haya referido a Formosa: encabeza el ranking
nacional con legisladores que perciben para sus gastos mensuales ingresos
5722 veces superiores a los de los habitantes más pobres de la
provincia, que en promedio reciben 23 pesos al mes. La media nacional
de los sueldos de los 1248 legisladores provinciales y porteños
es de 52.705 pesos.
En cuanto a la reforma política, el Gobierno trabajará para
la aprobación del proyecto que remitió al Congreso en octubre
pasado que incluye limitación de duración y gastos
de campaña, financiamiento transparente de la política y
control de los gastos partidarios, entre otras cosas e impulsar
nuevas iniciativas. Storani adelantó que enviará un proyecto
para eliminar las listas sábanas y exhortará a las provincias
a derogar la ley de lemas donde esté vigente. La ley de lemas
quintuplica el costo de las campañas y afecta mucho la gobernabilidad
porque los gobernadores electos no cuentan con la voluntad mayoritaria,
explicó. Storani también adelantó que hará
una nueva convocatoria al Consejo de Seguridad Interior y, de paso, le
pegó al bonaerense Carlos Ruckauf: comentó que con respecto
al año pasado el delito decreció en Capital Federal,
pero es el reverso de la moneda del conurbano y destacó que
eso sirve para cotejar doctrinas de mano dura que resultaron deficientes.
TEXTUALES
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Fernando de la Rúa,
presidente de la Nación: Acá no nos trae ningún
afán ni preocupación electoral, sino trabajar para
resolver los problemas concretos de la gente. Hay que dejar atrás
el pesimismo y fortalecer el optimismo. Consolidado el apoyo financiero
han cambiado las expectativas. Las cifras favorables muestran un
optimismo creciente, un aumento de las posibilidades de inversión
y de creación de más trabajo, en un cuadro de recuperación
en el plano social y económico. Esta es una convocatoria
al gabinete nacional, pero es una convocatoria también a
todos los argentinos para que trabajemos con fe y confianza en el
futuro.
Federico Storani, ministro
del Interior: El delito decreció en la Capital Federal,
pero es el reverso de la moneda del conurbano bonaerense. Esto sirve
para cotejar doctrinas de mano dura deficientes. La mejor forma
de lograr la adhesión del pueblo es mediante la acción
del Gobierno. La reforma política es una asignatura pendiente.
La mejor garantía es que el pueblo podrá premiar y
castigar ya que por primera vez habrá voto directo en el
Senado. No podemos meter a todos en la misma bolsa, no puede haber
censura ni veto porque algunos trabajaron bien.
Patricia Bullrich, ministra
de Trabajo: El objetivo de la gestión 2001 es que el
empleo acompañe las políticas de crecimiento, no como
en otros momentos del país en los que, con un buen Producto
Bruto Interno (PBI), no crecía el empleo. Para cumplir con
esos objetivos se pondrá en marcha un gran plan de regularización
del trabajo, que implica la reglamentación de la libreta
sanitaria, un régimen especial laboral para las pequeñas
empresas que cuentan con menos de cinco empleados. Con esto llegaremos
a los trabajadores informales. Es un gran objetivo, porque la formalidad
permite el acceso al crédito, la salud y las jubilaciones.
Graciela Fernández
Meijide, ministra de Desarrollo Social: Para nada podemos
pensar, en un país con 13 millones de pobres, de los cuales
casi tres millones son indigentes, que se va a dar respuesta desde
este Ministerio. La respuesta viene del trabajo de todo el Gobierno.
Cada ministro tiene que procurar la creación de puestos de
trabajo. La mejor política social es el empleo. No es lo
mismo el Plan Trabajar que los planes de alimentos.
Ricardo López
Murphy, ministro de Defensa: No hay otro caso en un país
emergente en el que las Fuerzas Armadas se encuentren subordinadas
al poder político como en la Argentina. En Defensa, la administración
fue muy eficiente en el gasto y eso se debe al diseño de
una política exterior inteligente. Hubo una mejora de la
solvencia fiscal, la competitividad y la previsibilidad. Argentina
gasta en defensa menos de la mitad de lo que gasta el resto del
mundo.
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De
la Rúa convocó al oficialismo
a ocupar el centro de la escena
Etapa: �Se inicia una etapa de crecimiento en
la que hay que evitar la regresividad distributiva, es decir cambiar
esta brecha entre los que más tienen y los que menos tienen�.
Policías
y perros adiestrados controlaron la entrada de los periodistas
y de los funcionarios.
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Por Eduardo Tagliaferro
En su tono, el presidente Fernando
de la Rúa les dijo a sus ministros: Hay que trabajar para
resolver los problemas de la gente. La frase expresa el clima de
la reunión de gabinete que precedió el megaencuentro de
Olivos (ver nota central). En un clima dominado por el optimismo y con
discursos en los que las consignas y el voluntarismo predominaron por
sobre las definiciones concretas, los ministros oscilaron entre realizar
el balance de su gestión, como hizo la ministra de Desarrollo Social,
Graciela Fernández Meijide, o quienes enunciaron los grandes objetivos
para este año (electoral), en el caso del ministro de Educación,
Hugo Juri.
Tras franquear un inusual sistema de seguridad que incluía una
inspección minuciosa de los vehículos, además de
la prueba de olfato de los perros adiestrados para buscar explosivos,
los ministros escucharon la pública disertación de De la
Rúa. Frente a las cámaras televisivas, el Presidente se
preocupó en aclarar que estaba por comenzar una típica reunión
de trabajo en la que no se discutirían ni candidaturas, ni estrategia
electoral.
Se inicia una etapa de crecimiento en la que hay que evitar la regresividad
distributiva, es decir cambiar esta tendencia, esta brecha que se da entre
los que más tienen y los que menos tienen, sostuvo De la
Rúa, en un discurso en el que hubo constantes apelaciones a desarrollar
las políticas sociales.
Finalizado el discurso presidencial, y ya a puertas cerradas, los ministros
analizaron con el Presidente el contenido de sus posteriores exposiciones.
Se había ido la mañana, los miembros del gabinete acometían
contra el pan francés, el jamón, la lechuga, las cebollas
de verdeo y las fetas de carne que estaban prestas para el autoservicio,
cuando el Presidente convocó a sus ministros para comenzar la segunda
parte del cónclave.
Vayan a los medios, vayan a la televisión, hablen en todos
los programas, no se retraigan ante los periodistas, exhortó
el Presidente cuando secretarios y subsecretarios se habían sumado
a la mesa. En esta línea se explica el llamado telefónico
que anteayer De la Rúa le hizo al secretario de Pymes, Enrique
Martínez, luego de que éste presentó propuestas para
desarrollar la economía real.
Luego de la arenga presidencial, en la que reconoció que durante
su primer año de gestión la comunicación fue un problema,
los ministros que finalizaban su disertación concurrían
de la mano del vocero presidencial, Ricardo Ostuni, a una colmada sala
de periodistas.
La organización preveía que después de los 40 minutos
que cada ministro tenía para su exposición, seguirían
otros 20 de preguntas y respuestas. Sea porque los discursos fueron enunciados
generales o quizás porque el clima formal intimidó a los
concurrentes, lo cierto es que casi no hubo preguntas.
Las disertaciones comenzaron luego que el jefe de Gabinete, Chrystian
Colombo, explicara las modalidades del evento. El canciller Adalberto
Rodríguez Giavarini se excedió en su tiempo: se tomó
dos horas para explicar los objetivos de este año. Entre ellos
destacó que promoverá las exportaciones y que priorizará
la apertura de nuevos mercados, el Mercosur y la conformación del
ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas).
La ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, mostró su habitual enjundia
para sostener las políticas oficiales: defendió la reforma
previsional sancionada por un decreto de necesidad y urgencia y también
reivindicó los logros de la reforma laboral. Esa iniciativa aliancista
que disparó el escándalo por las supuestas coimas a los
senadores y que trajo luz sobre el desmesurado patrimonio de muchos de
sus integrantes.
En un discurso desapasionado, que contrastó fuertemente con el
Bullrich, Graciela Fernández Meijide informó sobre los planes
heredados del menemismo y los propios, así como la situación
social dominante en lasprovincias. Luego de la intervención de
Fernández Meijide, De la Rúa tomó la palabra y adelantó
a sus funcionarios que está estudiando crear una agencia
de Desarrollo Social para que la tarea social llegue a todas partes del
país.
A su turno, el ministro de Educación, Hugo Juri, afirmó
sin añadir mayores precisiones que resolverá
el problema de los profesores taxi y de las 1800 escuelas que no tienen
luz. Todo esto mientras se desarrollan los colegios universitarios en
las provincias.
Nos tenemos que felicitar por salir de una situación de la
que era muy difícil sobrevivir. Sobrevivir físicamente,
dijo el ministro de Defensa, Ricardo López Murphy. Luego de mostrarse
como un modelo en la reducción del gasto, el integrante de Fiel
comenzó una larga exposición de política económica,
en la que no faltaron dos consignas fundantes del discurso liberal: la
necesidad de reducir el gasto público y la eliminación de
las regulaciones para facilitar la competitividad de los productos argentinos.
¿Acaso cambió el ministro de Economía?,
se preguntaban dos concurrentes al gabinete ampliado, que escuchaban las
optimistas predicciones de López Murphy, quien vaticinó
que la economía argentina crecerá entre el 4 y el 5 por
ciento. El discurso del ministro de Defensa estuvo en línea con
el espíritu del cónclave, no se habló de elecciones,
pero el optimismo y el fervor de algunos fue el que se suele mostrar en
las campañas.
EL
GOBIERNO PREPARA EL ENCUENTRO DE LA RUA-BUSH
Ruta despejada a Washington
El canciller Adalberto Rodríguez
Giavarini anunció que se estableció contacto con las
futuras autoridades de los Estados Unidos, con el propósito
de concretar una entrevista entre el presidente Fernando de la Rúa
y su par norteamericano, George Bush (hijo). En las últimas semanas,
el Gobierno había iniciado un proceso de acercamiento con las nuevas
autoridades estadounidenses, luego de que el ex presidente Carlos Menem
asegurara que Bush lo había invitado a él a la ceremonia
de asunción, prevista para mañana en Washington. La posterior
desmentida de la oficina de prensa republicana sobre la invitación
a Menem le devolvió la tranquilidad a la Cancillería argentina.
El secretario de Estado (designado), Colin Powell, invitó
a un diálogo inmediato entre ambos países que ya se está
concretando a nivel de cancilleres y luego se realizarán los contactos
a nivel de los presidentes, reveló Rodríguez Giavarini
luego de la reunión de gabinete realizada en la quinta de Olivos.
Las relaciones bilaterales con los Estados Unidos son de confianza
y de amistad recíproca, agregó. Sin embargo, todavía
no hay ni fecha ni lugar confirmado para el posible encuentro entre De
la Rúa y Bush.
El anuncio de las negociaciones para lograr la cumbre se produjo en un
clima más relajado para los miembros del Ministerio de Relaciones
Exteriores, respecto de las últimas semanas. Cuando en los primeros
días del año el entorno de Menem echó a rodar la
versión de que el ex presidente era el único invitado argentino
a la toma de posesión de Bush, en el Gobierno multiplicaron los
esfuerzos para conseguirle cuanto antes a De la Rúa una cita con
el nuevo jefe de Estado norteamericano. Pero la semana pasada la oficina
de prensa de Bush desmintió que haya invitado a Menem e incluso
confirmó que el representante argentino en la ceremonia será
el embajador en Washington, Guillermo González.
El canciller habló con la prensa luego de la reunión de
gabinete ampliado en la quinta de Olivos, en donde expuso durante dos
horas los objetivos de su gestión para este año. En el encuentro,
que fue encabezado por De la Rúa, Rodríguez Giavarini se
refirió además a los viajes presidenciales, al fortalecimiento
del Mercosur y a la firme defensa de la soberanía argentina
sobre las islas Malvinas.
Por otro lado, el ministro también hizo otros anuncios vinculados
con la política exterior argentina; confirmó las visitas
del presidente chino, Yang Zemin, y del premier francés, Lionel
Jospin, aunque no precisó las fechas, y aseguró que en su
viaje al Foro Económico de Davos profundizará la relación
del bloque europeo con la Argentina y el Mercosur, con vistas a crear
una zona de libre comercio.
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