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El Gobierno lanza un plan
contra el empleo en negro

Diálogo de ministras: Patricia
Bullrich y Graciela Fernández Meijide.
El nuevo plan busca regularizar la situación de los trabajadores en negro.

Por Diego Schurman

El Gobierno lanzará a mediados de febrero un Plan Nacional de Regularización de Trabajo. Así lo anunció a Página/12 la jefa de la cartera laboral, Patricia Bullrich, tras la reunión de gabinete ampliada, celebrada ayer en la residencia de Olivos. En la Argentina, más del 30 por ciento de las personas ocupadas lo hace informalmente, y por lo tanto no aporta al sistema previsional.
Con la medida, el Gobierno intentará recuperar para el mercado formal a millones de trabajadores en negro que se desempeñan, básicamente, en el servicio doméstico, la actividad rural y en empresas pequeñas de no más de 5 empleados. De esta manera se buscará simultáneamente financiar la seguridad social.
“Vamos a hacer una campaña intensa basada en la idea de que no es tarde para regularizar. Esta es una apuesta grande porque es un cambio cultural y los cambios culturales son procesos lentos”, señaló Bullrich a Página/12. Además de la vía publicitaria, se buscará sumar adhesiones a través de encuentros con diversas organizaciones intermedias, la Iglesia y sectores políticos.
Según la funcionaria, el plan irá de la mano de la reforma previsional. “Tiene que haber una unidad de concepto. La gente tiene que entender que no es tarde para regularizar su situación y así tener la posibilidad de poder jubilarse, porque ya no se trata de una jubilación estática, ahora con una prestación proporcional con 10 años de aportes puede recibir una jubilación de 150 pesos, cuando antes no recibía nada”, agregó.
En el sector del servicio doméstico se calcula en cerca de 1 millón las personas que trabajan en negro y menos de 100 mil las registradas. Desde del año pasado existe un régimen especial, en el cual los empleadores deben aportar, de acuerdo con las horas semanales trabajadas, entre 20 y 55 pesos, que se destinan al régimen del seguro nacional de salud y al régimen público de reparto.
La iniciativa también reimpulsará la inscripción de estibadores y trabajadores agrarios, a quienes se les entregará gratuitamente la Libreta del Trabajador Rural. Se trata de una identificación y prueba de inscripción en el régimen previsional otorgada por el denominado Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores. La actual ley dispone multas para aquellos que desempeñan una actividad rural y no poseen la libreta. Pero sólo en los papeles: el trabajo en negro en este sector alcanza a 1,2 millón de personas.
En el caso de los trabajadores de empresas de menos de 5 empleados, el ministerio está en plena discusión de un “régimen especial” que facilite el blanqueo. El Gobierno no tiene una estimación exacta de cuántos trabajadores en esta situación se encuentran en negro.
“En todos los casos habrá otros componentes para facilitar el blanqueo, como la capacitación, el seguro de desempleo y la tarjeta de seguridad social para los informales que no llegan a ser monotributistas”, señaló la ministra.
El trabajo en negro es un problema para el sistema previsional, por el alto número de morosos y evasores, pero también para el propio empleado, que ve acotado sus derechos: no puede jubilarse ni cobrar pensión por invalidez, ni su familia puede cobrar pensión por fallecimiento. Tampoco puede cobrar vacaciones, aguinaldo, salario familiar, horas extra, ni puede pedir un crédito, ya que no cuenta con un recibo.
En los últimos años hubo varios intentos por terminar con el trabajo en negro. Reemplazando “negro” por “no registrado” –luego que un sindicalista le advirtiera del tufillo racista del término–, Bullrich emprenderá ahora otra “misión imposible”.

 

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