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�El peligro de que haya explosión social ya pasó�

El ministro de Economía, José Luis Machinea, admitió en diálogo con Página/12 que el 2000 fue un año con riesgo de explosiones sociales, por el estancamiento económico. �Si no lo hubo hasta ahora, ya no lo va a haber�, señaló.

José Luis Machinea explica por qué cree que lo peor ya pasó.

Por Marcelo Justo
Desde Londres

Hasta ahora, la recurrente frase de José Luis Machinea “lo peor ya pasó” parecía una muletilla sin más intención que generar confianza. Pero ayer, entrevistado por Página/12 en la capital británica, el ministro explicitó el sentido de la frase. “Si no hubo explosiones sociales en un año en que la economía estaba estancada, no lo habrá cuando hay crecimiento”, reflexionó, esperanzado en la recuperación económica durante este año. El mensaje es para los inversores: llegó el momento de poner dinero en Argentina ya sin el temor a un estallido social.
–Los inversores coinciden en que la situación internacional actual favorece a Argentina. La gran incertidumbre que tienen es si va a haber crecimiento y cuál va a ser la fuente, el motor, de la economía.
–Nosotros creemos que las reformas estructurales son una oportunidad de inversión. Uno de los problemas que tuvo Argentina es que no hizo reformas estructurales desde el ‘95 hasta la fecha. En un año, nosotros hicimos mucho más que lo que hizo Menem en sus últimos cinco años de gobierno. Esto crea oportunidades de inversión. Le doy dos ejemplos: la desregulación de las telecomunicaciones y la de obras sociales. Segundo, estamos disminuyendo impuestos a la inversión en 2500 millones de pesos. En tercer lugar, estamos poniendo un programa de infraestructura que no hubo el año pasado y junto con eso hemos renegociado varias concesiones, entre ellas agua, trenes y carreteras, que significarán unos 3 mil millones de pesos de inversión. En cuarto lugar, en el 2000 tuvimos una restricción fiscal muy importante de cinco mil millones de dólares. Este año tenemos un estímulo fiscal, manteniendo el gasto total y bajando impuestos. En quinto lugar, con el paquete de ayuda financiera hemos logrado disipar una fuerte dosis de incertidumbre respecto de la capacidad argentina de acceder a los mercados de crédito. Esto se vio reflejado ya en un descenso de las tasas de interés. Y en sexto lugar, el contexto internacional es bastante más favorable a la Argentina en términos de tasas del interés, depreciación del dólar y precios de los productos agrícolas bastante superiores a los del año pasado.
–El problema es el factor tiempo. Hay un tiempo social, otro político y otro para los inversores. ¿En cuánto tiempo esto se va a trasladar a la economía real para evitar que haya explosiones sociales, divorcios políticos o pánico de los inversores?
–No va a haber explosiones sociales en Argentina. Si no las hubo en un año en que la economía estaba estancada, no las habrá cuando hay crecimiento. ¿Cuánto tiempo va a tardar esto? Tenemos indicadores que muestran que la economía se ha empezado a mover. En diciembre, el índice de producción industrial mostró un importante crecimiento respecto a noviembre y también en relación a diciembre de 1999. El descenso de la tasa de interés en la Argentina y el fuerte aumento de reservas que está mostrando el ingreso importante de capitales que hubo en los últimos 30 días son indicadores positivos. Pero yo no voy a hacer pronósticos exactos respecto de cuánto tiempo tardan en levantar la demanda. Mi impresión es que se va a mover más rápido de lo que se calcula.
–La cuestión política es otra de las preocupaciones recurrentes de los inversores. Primero por el tema de la reforma previsional, que se debatirá en el Congreso en marzo y, después, con el telón de fondo de las elecciones de octubre.
–La verdad es que después de la renuncia de Chacho (Alvarez) a la vicepresidencia, la Alianza se mantuvo. No sólo formalmente, sino “pasando” proyectos de leyes muy importantes en el Congreso. En las últimas semanas hemos visto, además, una aproximación de Alvarez al gobierno. Con la reforma previsional hubo reacciones negativas al principio, pero eso se ha ido moderando, porque todo el mundo ha leído el decreto que sacó el Poder Ejecutivo, que tiene cosas muy positivas aunpara los que se opusieron a las reformas y que ha recogido varias de las sugerencias de los diputados. Desde los mecanismos para un subsidio universal que cubra a los que no tienen prestación de ningún tipo, una mayor competencia y regulación de los fondos de pensión y, en el caso de la mujer, una cosa muy gradual con incentivos para que se jubile más tarde.

 


 

DUDAS EN LO POLITICO, CAUTELA POR EL CRECIMIENTO
Con una dosis de escepticismo

Por M.J.
Desde Londres

Optimismo, cautela, acuerdo y una dosis de escepticismo fueron las reacciones que Página/12 encontró tras dialogar con cuatro de los inversores que escucharon el mensaje de José Luis Machinea en Londres. Ninguno puso en duda la evaluación del ministro y la misión argentina sobre el cambio de tendencia de la economía mundial y el impacto positivo que tendrá en el país, pero todos expresaron reservas sobre la velocidad y magnitud del crecimiento y la estabilidad política de la Alianza en un año electoral.
Neil Dougal, economista jefe de América latina de Kleinwort Benson, uno de los 120 participantes del megadesayuno de trabajo en los salones del Royal Horseguards Hotel, señaló a Página/12 que “no cabe duda de las condiciones internacionales muy favorables para que Argentina vuelva a crecer, el problema es cuánto va a tardar en ocurrir el crecimiento. Me parece que va a llevar más tiempo del que se prevé que estas condiciones generen la confianza de los inversores y el aumento del consumo que necesita la economía para salir de la recesión”. Dougal aceptó la posibilidad de que la economía creciera hacia fin de año a un 4 o 5 por ciento, aunque subrayó que había que estar preparados para “desilusiones”. Otros se mostraron más escépticos. Nick Fields, especialista en Argentina del West Merchant Bank, indicó a este diario que las predicciones de crecimiento que escucha ahora son similares a las que oyó el año pasado. “Creo que habrá cautela en la reacción de los mercados. No digo que no sea cierto, ni que las predicciones de Machinea no sean correctas”, señaló Fields. Como el resto de los inversores, aconsejará a sus clientes comprar deuda argentina en la primera parte del año. A largo plazo es más escéptico. “El problema es que Argentina se quedó sin reformas para hacer y, por lo tanto, está tocando los límites de la Convertibilidad, que la ata a la economía más productiva del planeta.” Sugirió que el país “debería tener una moneda más débil, porque así tendrá eventualmente una crisis de deuda externa. En el mejor de los casos, si todo sale bien ahora, el Gobierno debería aprovechar el crecimiento económico para plantearse una salida de la Convertibilidad”, dijo Fields.
A corto plazo, nadie tiene dudas sobre la Convertibilidad. “El problema es la política”, alertó uno de los participantes del encuentro, a condición de mantener en reserva su nombre. La misma preocupación estaba presente en el resto de los inversores. El debate de la reforma previsional en el Congreso será la primera prueba, pero la estabilidad y voluntad política de la Alianza es el gran enigma en un año signado por las elecciones de octubre. El más optimista fue el argentino Alfonso Prat Gray, economista del JP Morgan. “Jesús Rodríguez fue muy convincente en su explicación sobre la continuidad de la Alianza. Lo que en cambio no quedó del todo claro es de dónde vendrá el crecimiento”, señaló.

 

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