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Tomado de punto

Detrás del humor sobre Bush hay una fina sátira política sobre el integrante destacado de la aristocracia petrolera que hoy llega a la Presidencia. Aquí, un recorrido por la visión ácida de George W.

Bush transfigurado en Alfred Newman según la tapa del semanario de izquierda The Nation.

Por Martín Granovsky

Ningún presidente de los Estados Unidos antes de George W. Bush llegó a la Casa Blanca precedido de una sátira tan aguda. Parte de esa sátira fue, simplemente, humor aprovechando sus errores. Pero otra parte, quizás la más importante, utilizó el humor para delinear el identikit de un presidente a gusto de las grandes corporaciones y mimado por quienes sostienen valores ultraconservadores.

Newman. The Nation, la centenaria revista de los intelectuales de izquierda de Nueva York, creó una caricatura de Bush que puede ser enviada por e mail a los amigos. Trabajó la figura del nuevo presidente como si fuera Alfred Newman, el bobo famoso de la revista Mad. Debajo de la foto puso una leyenda: “¿Yo presidente?”.

Protestas. Algunos quieren que la fiesta de los Bush no tenga la alegría de una pandereta. Hoy habrá protestas programadas desde la izquierda del nuevo presidente y, si cabe, desde la derecha. La Coalición para la Defensa Cristiana reclamará en la calle que Bush ordene dar marcha atrás con la batería de medidas en favor del aborto dispuestas por Bill Clinton. Al mismo tiempo, apoyará el nuevo gabinete, y sobre todo al fundamentalista secretario de Justicia John Ashcroft. La Organización Nacional de Mujeres, en cambio, llama a reunirse para defender el derecho al aborto y criticar a los candidatos a integrar el gabinete. El grupo Mayoría Gore protestará contra la “elección robada”. Mayoría Oral, lo mismo. Inauguración en Sombras y Marcha del Votante convocan a protestar por la humillación a los votantes de origen afroamericano y propondrán la reforma del sistema de financiamiento de las campañas. El Movimiento de Acción por la Justicia se manifestará contra lo que define como un “presidente ilegítimo” y pedirá la abolición del Colegio Electoral. En el otro extremo, la Marcha Nacional de Patriotas se propone celebrar con alrededor de mil personas el comienzo del mandato de Bush y defender la “voluntad popular” que señaló el resultado de las elecciones de noviembre.

Motivos. Las revistas progresistas Mother Jones y The Nation incluyen estos días links de Internet para buscar material contra George W. Bush. Se trata de organizaciones con influencia variada pero en general muy activas. Una de ellas, que se reunirá hoy a las 10 en avenida Pennsylvania, la que pasa por la Casa Blanca, quiere “construir un movimiento que una a los trabajadores, estudiantes, pueblos de todas las nacionalidades, mujeres, lesbianas, homosexuales, bisexuales y transexuales, inmigrantes, discapacitados, ancianos y jóvenes”. Un manifiesto ofrece trece razones para movilizarse hoy. Por ejemplo, que Bush se convertirá en Presidente “debido al fraude electoral y a la privación de derechos civiles de miles de personas”, en general afroamericanos. Otro argumento: Bush es el “gobernador de la muerte”, porque en Texas presidió más ejecuciones (152) que el total de ejecuciones en el resto de los Estados en el mismo período. También figuran el derecho al aborto, el fin de las sanciones contra Irak, un freno “a la intervención en Colombia y en el resto de América latina”, donde los pueblos, dice el texto con cierta exageración, por lo menos en el caso de este país, “se están levantando contra la dominación del FMI y el Banco Mundial”. Para esta convocatoria deben terminar la guerra contra Cuba y la destrucción del medio ambiente, lo mismo que “el sistema industrial de prisiones”, que abarca a dos millones de personas.

Representatividad. Por supuesto que organizaciones como las que enarbolan el manifiesto anterior no son mayoritarias, ni mucho menos, en los Estados Unidos. Sin embargo, parte de la agenda de temas que proponen es compartida por una franja de los demócratas, y será más representativa a medida que Bush persista en afirmar líneas como la del extremista Ashcroft. A propoósito: los críticos que se dejan espacio para el humor han comenzado a escribir el apellido como Asscroft. Ass es culo, y asshole, boludo.

Chistes. Los norteamericanos vienen coleccionando bromas sobre Bush, a quien presentan como un político limitado, casi el jardinero de Jerzy Korzinski. Pero en los últimos días el humor les ha servido para criticar el núcleo de las políticas de Bush apelando al mismo tiempo a cierta dosis de suavidad. En el www.bushlite.net se atribuye irónicamente esta frase a Bush: “Los progresistas inventaron el gobierno grande, que es un gobierno que es grande. Los gobiernos grandes no crean riqueza. La riqueza la crean los amigos de mi padre. Pero el gobierno puede crear un entorno en el que gente como yo puede hacerse más rico pidiendo plata a los amigos de mi papá. Los amigos son conservadores compasivos, y saben cómo usar su bienestar con un propósito claro”.

Minorías. En el site BushOnCrack.com escribe un (¿una?) tal Gym Jones. Inventó una noticia en la que Ashcroft dice: “Si usted suma a las otras minorías, como los negros, los amarillos, los marcianos o las mujeres, tendrá que son más que los hombres blancos. Así que, efectivamente, yo pertenezco a una ironía. Soy una minoría. Y por eso estoy en contra de la acción afirmativa. Los hombres blancos ya tenemos una posición prominente en la sociedad y no hacen falta leyes para ayudarnos”. La acción afirmativa, o discriminación al revés, consiste, por ejemplo, en la fijación de cuotas mínimas de negros o mujeres en los planteles del empleo público.

Complejo. Otra noticia de Gym Jones: Bush tiene complejo de inferioridad y lo reveló proponiendo un monstruoso plan de defensa misilística. El complejo se debería, según Jones, “a la necesidad de compensar la falta de cacumen político”. Otra causa de su complejo se debería a vivir en un Estado como Texas, que es gigante y alberga una filosofía de apoyo a las grandes corporaciones económicas.

Defensa. Los dirigentes de derechos civiles critican la supuesta homofobia de Bush. Los humoristas de “(Este no es) el cuartel general de Bush” imaginaron cómo contestó el presidente que asumirá hoy a la pregunta de si es verdad que los homosexuales también son personas. Bush les dijo que por supuesto. “¿Acaso usted le negaría la ciudadanía a gente como los méxicoamericanos, afro-americanos o individuos que usan silla de ruedas? América es un gran país sobre todo porque tratamos de que los ciudadanos hagan lo que mejor saben. ¿Dónde estaríamos sin nuestros bailarines de ballet o nuestros decoradores de interiores? ¿Qué harían nuestras texanas sin sus peinadores? Los homosexuales han hecho innumerables contribuciones a esta gran sociedad de nosotros. Olvídense de lo que escucharon de mis opositores. Estoy detrás (pero no demasiado cerca detrás) de individuos de la comunidad gay. Que hayan elegido un estilo de vida aberrante para la mayoría de los americanos no es razón para atacarlos”.

 


 

¿Cómo será recordado Bill Jefferson Clinton?

Robert Reich, ex secretario de Trabajo de Estados Unidos. “Creo que cuando los historiadores miren la presidencia de Clinton la resumirán en tres maneras. El primer párrafo será una economía maravillosa. El segundo párrafo será sobre un hábil político; mantuvo a raya a los republicanos cuando dirigían el Congreso. Y el tercer párrafo será sobre escándalos, especialmente Monica Lewinsky. En 1992-93 estaba en el proceso de reinventar políticas progresistas. Luego del thatcherismo social darwiniano, vio que el objetivo debía ser moverse hacia una nueva economía y traer tanta gente como fuera posible. Pero para 1995, su campaña era vacía. Versaba sobre las ideas de Dick Morris sobre uniformes escolares y chips V, nada de importancia. Por cierto, reposicionó a los demócratas, pero lo que no resulta claro es si lo hizo él o lo hicieron los republicanos. No veo nada progresista en lo que se ha dado en llamar el clintonismo”.

Dick Morris, dirigió la campaña de elección de Clinton de 1996. “De día, resolvió cada problema que Estados Unidos enfrentaba cuando entró en funciones. De noche, se enredaba en cuanto escándalo podía enredarse. De día, transformaba un enorme déficit presupuestario en un superávit que pagará toda nuestra deuda nacional durante una década. De noche contrataba detectives para que descubrieran los chanchullos de las mujeres, de la guardia estatal que lo había protegido y de sus opositores. De día, redujo la pobreza en Estados Unidos en casi un 20 por ciento. De noche, bajaba aún más la fe en la honestidad del gobierno. De día, redujo el consumo de cigarrillos, controló las armas, redujo los índices de criminalidad, catalizó la iniciativa de paz en Irlanda, detuvo a Milosevic en Kosovo y en los Balcanes, restauró la democracia en Haití y se acercó a Corea del Norte. De noche, le rompió el corazón a la nación al demostrar que era un hombre con defectos en una tarea para la que le faltaba madurez”.

Studs Terkel, historiador, crítico y locutor. “Olvídense de toda esta estupidez de Mónica. Eso no es importante. Lo que es importante es que Clinton tuvo una gran oportunidad de ser progresista. El país estaba listo, pero la palabra no llegó. Escuchó a ese cafishio de Dick Morris. Corrió el partido abruptamente hacia la derecha, y ahora debemos recuperarlo. Una oportunidad muy, muy perdida. El país nunca estuvo más listo para el seguro universal de salud. Cada familia en el país está preocupada con el tema. No importa cuán de derecha sean, todos están preocupados”.

Steve Forbes, director de Forbes y competidor presidencial republicano. “Aun con todo el teatro, la presidencia de Clinton fue un fracaso. Fracasó en reformar nuestro horrible código de impuestos, con Medicare, con la seguridad social y con nuestras problemáticas escuelas. Degradó el Departamento de Justicia como ningún presidente lo hizo antes. Fracasó en darle una dirección coherente a nuestra política exterior de pos Guerra Fría. Las sesiones fotográficas oportunistas, y no los principios, fueron su guía diplomática. Irónicamente, la oleada republicana de 1994 salvó su presidencia, conteniendo el gasto, recortando impuestos y forzando a Clinton a firmar un histórica ley de reforma del sistema de bienestar social. Sabiamente, dejó a Greenspan y a todos los nombrados por republicanos en su lugar y solos. La economía prosperó notablemente”.

Camille Paglia, escritora y académica. “Como demócrata que voté por Bill Clinton dos veces y que poco a poco se desilusionó amargamente, sólo puedo decir que el legado de Clinton es podredumbre y cenizas. Clinton entró en funciones con un brillo de idealismo como el primer presidente de mi generación baby boom de posguerra. Pero gobernó como un guardiacárcel esquizofrénico, convirtiendo a la diplomacia en sesiones fotográficas. Dividió a esta nación, maltrató a los militares, vivió de mentiras, y apeló a los pobres mientras adulaba a los ricos y famosos. Navegó sobre una prosperidad que no creó, y abarató la función que tenía. Después de Clinton, el servicio público se ha convertido en otra rama cínica del show business”.

Jody Williams, ganador del Premio Nobel de la Paz de 1997. “Pudo haber hecho tanto más... Pudo haber firmado el tratado de prohibición de minas terrestres. Repetidamente ha dicho que una de las amargas desilusiones de su presidencia es que no pudo hacerlo. No estoy seguro de por qué aceptó el argumento de los militares. Creo que es un hombre brillante, pero shakespeareanamente defectuoso. Cuando gané el Premio Nobel de la Paz, dije las mismas cosas que siempre: que Estados Unidos podía y debía firmar el tratado, que el comandante en jefe debería ser un comandante en jefe”.

Lucianne Goldberg, empleada de una editorial y amiga de Linda Tripp. “Es totalmente incompetente, indisciplinado y un criminal fronterizo. Le ha hecho más daño al país de lo que la gente se da cuenta. Estoy extasiada porque se va. Todavía tendremos a Hillary, que si puede se postulará para presidente. Creo que el acuerdo fue ocho años para él, ocho años para ella. ¿Por qué motivo cualquier mujer que se precie de tal se quedaría con un marido que le hizo a ella lo que él le hizo, si no fuera por un objetivo mayor?”

De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère.

 

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