Es la mayor crisis en Filipinas desde el levantamiento popular que causó
en 1986 el derrocamiento del desaparecido dictador Ferdinando Marcos,
y todo parece indicar que terminará en derrocamiento también:
abandonado por el ejército, la policía y parte del gabinete,
y con las calles tomadas por cientos de miles de manifestantes, el presidente
Joseph Estrada, un ex astro de cine filipino, fue emplazado ayer por la
oposición a renunciar de inmediato o sufrir la invasión
del Palacio Malacanang por parte de la multitud. El desencadenante fue
la suspensión el martes del juicio político por corrupción
que se le seguía en el Senado, y ayer sus horas parecían
contadas.
Esto es como en las películas. El chico lo pasa mal al principio,
pero gana al final, había comentado Estrada tras ponerse
en marcha en octubre el proceso encaminado a su destitución. Estrada,
de 63 años, fue actor y podrá decir que fue presidente,
pero no pasará por profeta. Estrada llegó al palacio de
Malacanang al calor de una ola de popularidad sin precedentes, propia
de un héroe nacional que sólo lo era en las películas,
donde encarnaba papeles de sufrido hombre de la calle que siempre prevalecía.
Hubo quienes lo votaron en mayo de 1998 pensando que lo hacían
por el valiente que derrotó a los japoneses invasores, como hizo
en alguno de sus films. Ayer, Estrada intentó lograr una sobrevida
al proponer elecciones anticipadas para mayo, a las que él no se
presentaría, pero la oposición rechazó la demanda.
Erap, como es popularmente conocido, arrolló en las urnas tras
una campaña construida sobre el slogan Erap para sa mahirap
(Erap para los pobres). Las masas filipinas, a través
del cine, veían a Erap como uno de los suyos. Erap es Pare escrito
al revés, que podría traducirse como colega,
y el candidato parecía un buen colega que prometía felicidad
y bienestar para todos, un final de cine para una vida plagada de carencias
y calamidades.
Hijo de una familia acomodada que prácticamente lo repudió
cuando abandonó sus estudios para dedicarse al cine, Estrada alcanzó
la primera magistratura sin otra experiencia política que sus 17
años de alcalde de San Juan, un municipio de Manila, porque el
Senado y la vicepresidencia filipinos, por los que también pasó,
dan para poco. El presidente era un político de instinto, buen
vividor y muy amigo de sus amigos. El instinto le valió para trepar
a lo más alto. La corrupción ha acabado con él. Las
acusaciones de amiguismo y nepotismo sirvieron para socavar su posición,
entre coloridas historias de juego y de fiestas.
El presidente sobrevivió al principio de su mandato a revelaciones
como la del llamado Gabinete de Medianoche, una peña de amigos
y políticos en la que entre juego y alcohol se traficaban influencias
e intereses. La Iglesia y las clases acomodadas, que lo tenían
en la mira desde antes de ganar la presidencia, se cargaron de frustración
hasta que, felizmente para los acosadores, un viejo amigo de juergas,
el gobernador Luis Singson, traicionó al presidente y reveló
que le había pasado cientos de millones de pesos entregados por
los organizadores de timbas ilegales en el norte del país y también
que Estrada había desviado para beneficio propio otros cientos
de millones de impuestos.
Las denuncias llevaron a la apertura del proceso que sacó a la
luz todas las debilidades del presidente, incluidas la construcción
de residencias palaciegas para varias de sus amantes, todas iguales para
que ninguna estuviera celosa. Esta misma semana, una de sus antiguas amigas
y actriz se manifestó en Manila junto a los cientos de miles que
reclamaban la dimisión del presidente. La película se desarrollaba
en la calle y prometía un mal final para Erap.
ISRAEL
RESPONDE HOY A LA PROPUESTA PALESTINA
Negociar bajo la sombra del halcón
Las conversaciones de paz en
Medio Oriente siguen su marcha mecánica, aunque todos presupongan
que será hacia ninguna parte. Yasser Arafat, titular de la Autoridad
Palestina, había propuesto negociaciones intensivas
al primer ministro Ehud Barak a partir del domingo y hasta la fecha de
las elecciones el 6 de febrero, y ayer Israel hizo saber que responderá
hoy a la propuesta, después de una reunión que celebrará
el gabinete de paz de Barak. El tiempo apremia, dado que el
halcón ultranacionalista Ariel Sharon sigue llevándole a
Barak una ventaja de 20 puntos en las encuestas para los comicios del
6.
La propuesta palestina prevé una ronda de negociaciones de 10 días
a partir del domingo, con la intención de alcanzar un acuerdo final
de paz antes de las elecciones. Esto coloca ante un profundo dilema a
Barak.
Según la radio, todos los miembros del gabinete de paz
apoyan la idea de negociaciones intensivas salvo el primer ministro, que
cree que no es posible alcanzar un acuerdo con los palestinos antes de
las elecciones. El canciller Shlomo Ben Ami se mostró más
optimista y declaró ayer en Ankara que unos y otros están
muy cerca de la paz, a la salida de una reunión con
el primer ministro turco Bulent Ecevit. En tanto, el destacado negociador
palestino Yasser Abed Rabbo señaló también ayer que
su pueblo prefiere que Barak derrote al líder del Likud en las
elecciones. Hablando con franqueza, no nos gustaría ver a
Sharon como primer ministro, y nuestra supuesta neutralidad en este asunto
(de las elecciones en Israel) es inexacta, dijo Rabbo, en una entrevista
con el canal independiente qatarí de televisión El Yezira.
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