Por Silvina Szperling
¿Ir a la costa
argentina en enero? Cualquier cosa que me saque del invierno europeo me
dan ganas, pensó Iñaki Urlezaga en la helada Londres
cuando le propusieron una gira, que está a punto de comenzar. Preparándose
para encarar al demonio en el Bolero de Ravel en la versión coreográfica
del español Milos, secundado por Miriam Coelho, María Massa
y el Ballet Concierto que dirigen Lilian Giovine y Esmeralda Agoglia,
Urlezaga echó mano a su equipaje de verano y volvió al país
que extraña, sobre todo cuando hace frío. Pasó por
Buenos Aires, sin embargo, como un fantasma, porque ya bailó anoche
la suite de Don Quijote en Cariló, hoy se presenta en Chapadmalal
con Bolero, Corsario y Pop, y el domingo actuará en la Villa Victoria
de Mar del Plata con Carmen. El argentino, se sabe, se desempeña
como bailarín principal del Royal Ballet de Londres.
En este retorno, dice, intenta afianzar el emprendimiento que significa
sostener un ballet propio luego de la exitosa gira por el interior de
mediados de año (en el marco del plan de Turismo Cultural de las
Secretarías de Cultura y Comunicación y Turismo de la Nación)
y la triunfal presentación en la plaza principal de su ciudad natal,
La Plata, en la Nochebuena del 2000. La gente está más
abierta en los eventos al aire libre y el contacto con el público
es más directo. Siempre noto ese clima cuando bailamos en este
tipo de eventos. Creo que es porque los bailarines estamos más
relajados, podemos hasta mirar a los ojos a la gente, sin la presión
que te produce estar en un escenario como por ejemplo el del Colón.
¿Cuáles son las presiones que siente en ese tipo de
escenarios?
Y... uno piensa que tiene que estar perfecto e inmaculado todo el
tiempo... En el Covent Garden también pasa. Al aire libre, en cambio,
se hace todo más humano. Por eso elegí abrir un poco el
repertorio a algo más contemporáneo con Pop, de Miguel Angel
Elías, sobre música con Freddy Mercury. La coreografía
es muy suelta y los movimientos están en relación con la
letra de las canciones. Hago un solo con I love you y luego se incorpora
la compañía. Es una obra en proceso que planeamos completar
para el invierno. Con el Ballet Concierto, mi insistencia en ampliar permanentemente
el repertorio se basa en que es la única forma de crecer como artistas.
Siempre dentro de los cánones lógicos. No me pondría
a cantar y bailar como loco con Freddy Mercury porque no me sentiría
cómodo, ni creo que el público lo reciba bien. Yo no nací
para hacer papelones en el escenario.
La ligazón con Miguel Angel Elías surgió cuando éste
trabajó como asistente de Oscar Araiz en ocasión del montaje
de Apolo y sus tías en agosto pasado, recreación sobre el
ballet que marcara el puntapié inicial del género neoclásico
en manos de la dupla Ballanchine/Stravinski. Apolo y sus tías
fue para mí una experiencia fascinante, remarca Iñaki.
Fue una alegría y gustó muchísimo en el interior.
Espero que con Pop pase lo mismo, porque yo creo que la gente no me reconoce
a mí como un bailarín contemporáneo, sino sólo
como clásico. Y yo ya me cansé de los príncipes.
¿Cómo se construye el repertorio del Ballet Concierto,
mediante un trabajo estable o van ensayando a medida que surgen las oportunidades?
Como la mayoría de los chicos son del Argentino de La Plata,
Lilian se junta con ellos cada vez que puede. Te diría que no es
un gran negocio... Pero los bailarines tienen muchas ganas de bailar,
ya que en el Teatro Argentino hacen muy pocas funciones. En Europa eso
es inconcebible: un bailarín no puede crecer con tan pocas funciones
por año. También me da una gran pena que el Ballet del Colón
esté sin director en este momento, es un gran teatro. Me alegro,
sin embargo, de que se estén por abrir los concursos, siempre la
sangre joven trae una renovación de la energía.
¿Cuál es el coreógrafo que más lo impactó
hasta ahora en la experiencia londinense?
Sin duda, MacMillan. El me ha abierto el cerebro, me lo ha partido
en dos, a partir de eso empecé a ver que la danza no es sólo
Cascanueces y Corsario, que hay mucho más. Así empecé
a investigar y ahora estoy en esa búsqueda. Generalmente lo que
bailo lleva un sello mío: suelo cambiar las coreografías,
aunque la gente no lo sepa. Tal vez en ciertos momentos de lucidez se
me ocurren cosas, pero no sé si me animaría a concretarlas.
¿Aceptaría si le ofrecen la dirección del Ballet
del Colón?
¡No! Ni loco, yo recién tengo 25 años, cuando
tenga 40 puede ser.
Sui Generis on the
road
Sui Generis concretó su quinta actuación desde el
regreso del 7 de diciembre de 2000, ante unas 15.000 personas en
el estadio Monumental de Lima. Memorable y Megaconcierto
del milenio fueron algunos de los elogios de la prensa local
para la presentación. La llegada del dúo, pero fundamentalmente
la de Charly García, despertó una gran expectativa
en los medios y el público, pero además tuvo el morbo
particular que suele acompañar al veterano rocker. Así
le fue confiscado su arsenal de aerosoles al ingresar
en el hotel, tuvo una guardia permamente tratando de evitar desmanes
y, como su habitación estaba ubicada en un piso 11 y con
ventana hacia la pileta, se encendió el alerta rojo sobre
un posible salto. Pero no hubo nada de eso. Ni demolición
de hoteles, ni saltos mortales. Su mayor extravagancia fue
quitarse el polo (la remera), apuntó un matutino. Eso
sí: Charly cantó por ratos cómodamente
desde una cama que le subieron al escenario, relató
otro diario, El Comercio. La gira de Sui Generis, que ya suma shows
en Montevideo, Santiago, éste en Lima y los dos en Buenos
Aires, está siendo grabada para convertirla en tres discos
compilatorios, a editarse durante este año.
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