Por Pablo Feldman
El intendente rosarino Hermes
Binner, principal dirigente del Frepaso fuera de la Capital Federal, cree
que la vuelta de Chacho es muy significativa, aunque considera
que su renuncia fue valiente pero un error político.
Del mismo modo calificó que Graciela Fernández Meijide haya
ido a una interna contra De la Rúa y de ese modo explica que la
integración del gobierno se da en proporción al resultado
de aquella elección. Considera imposible que
Cavallo se sume a la coalición y sostiene que el pago de
la deuda no puede postergar las demandas sociales. Hay que
dar respuestas a las necesidades de la gente, en Rosario destinamos para
eso el 53 por ciento del presupuesto, dice satisfecho este médico
socialista.
¿La Alianza tiene destino político?
Sí, por supuesto, lo que ha ocurrido es que hubo una crisis
política interna que terminó con la valiente renuncia de
Chacho Alvarez a la vicepresidencia de la Nación.
Que usted crea que haya sido una decisión valiente
no quiere decir que no haya sido un error político.
Puede ser, de hecho creo que fue así. Con el paso del tiempo
nos hemos dado cuenta que no es lo mismo estar en el binomio presidencial
que estar fuera. De todas maneras creo que hay espacios para reconstruir
el consenso que fue lo que definió a la Alianza como herramienta
de los argentinos para salir del pantano menemista.
¿Usted cree que la integración de la Alianza es justa
en términos de participación en el gobierno? Porque Alvarez
dijo hace poco que el Frepaso no participa de las decisiones importantes.
La integración de la Alianza es el reflejo del resultado
de la interna de fin de 1998, cuando De la Rúa le ganó a
Fernández Meijide la nominación presidencial.
¿Ese fue otro error político, ir a internas?
Yo creo que sí, pero bueno ya pasó. La Alianza no
es una situación coyuntural sino una construcción que va
a llevar mucho tiempo, pero que todos los días podemos fortalecerla
o debilitarla.
El impuestazo, la reducción salarial, el régimen previsional
son todas medidas del Gobierno que no parecen fortalecer a la Alianza.
Lo primero que hay que decir es que no somos un partido, sino un
conglomerado de partidos y es por eso que hay distintas ideas sobre un
mismo tema, que hemos priorizado los puntos en común, pero que
como el caso del régimen previsional aparecen grandes contrastes.
¿En ese punto concretamente se hará lo contrario a
lo que decía la plataforma?
En este punto nuestros diputados nacionales han mostrado sus disidencias,
sobre todo Rubén Giustiniani (secretario general del PSP), que
ha sido muy claro y reivindica la diversidad que la Alianza debe seguir
garantizando a sus integrantes.
¿Cuál es el límite de la diversidad, Cavallo
dentro de la Alianza, por ejemplo?
Yo creo que desprender a Cavallo de Menem es absurdo, si aquí
hay un binomio que ha funcionado en la profundización del neoconservadurismo
es Menem-Cavallo. Si hay alguien que lleva el sello del desguace del aparato
productivo del país es precisamente Domingo Cavallo.
¿Por qué se sigue insistiendo, entonces? Una de las
frase de campaña preguntaba: ¿Alguien quiere seguir
con esto?
Yo creo que no es así. Creo que hubo un diálogo con
Cavallo, como con Menem, pero eso no equivale a sumarlos al Gobierno.
Hay además sectores interesados en hacer creer que eso puede ser,
pero estoy convencido de que es imposible. De todas maneras la Alianza
es una construcción que se logra no solamente por presentar una
batalla al menemismo, sino para buscar puntos en común para salir
de la ciénaga menemista. Es por eso que el nombre completo es Alianza
por la Educación, la Justicia y el Trabajo, que son tres
pilares que hacen al hecho fundamental del pensar un nuevo país,
y eso no tiene nada que ver con el gobierno anterior. Este es un gobierno
con moral y eso es un cambio sustancial en relación a lo que tuvimos
en el país, en donde todos los días se hablaba de un ilícito
diferente.
¿Qué valor le asigna a la reaparición de Chacho
Alvarez?
Es muy significativo que Chacho haya vuelto a la vida política,
es necesario que se reintegre plenamente a la Alianza.
¿Usted cree que debería ser candidato a senador?
El dijo que no, pero yo creo que sería una buena idea, porque
además sería avanzar sobre un cuerpo en el que dio una gran
batalla para poder cambiarlo, y ahora tendría una nueva oportunidad
a partir de que por primera vez los senadores serán elegidos por
el pueblo.
¿La elección legislativa puede ser decisiva en cuanto
a la continuidad de la Alianza?
La Alianza va a ganar las elecciones, pero de todas maneras la base
de construcción debería mantenerse cualquiera sea el resultado,
porque las fuerzas progresistas del país tienen el deber de consolidar
la idea de una Argentina diferente, solidaria, digna. Como decía
mi querido Guillermo Estévez Boero, no vivimos en los peores
lugares del mundo y tenemos gente educada a partir de la ley 1420,
de la reforma universitaria, y de muchas conquistas que no deben ser olvidadas
y es por eso que podemos pensar en un país con educación,
con salud, con trabajo, con vivienda. Creo que el elemento fundamental
es poner sobre la mesa los derechos de la gente, porque si creemos que
efectivamente tenemos derecho a la alimentación, a la salud, al
trabajo, a la educación, tenemos que pensar que no es a través
de ese mecanismo que propone el neoliberalismo que dice que el vaso
cuando rebalsa va derramarse parejo entre todos. Esto ya lo vimos,
no fue así. Debemos ponernos de acuerdo en poner la economía
al servicio de los intereses de los ciudadanos argentinos.
¿Usted cree que lo peor ya pasó?
Lo peor ya pasó. Yo creo que ahora con el tema del blindaje
vamos a tener la oportunidad de revertir esta situación, si bien
no es la solución de los problemas económicos, es como un
analgésico que calma el dolor, pero luego hay que hacer diagnóstico
y terapia. Si desaprovechamos esta chance vamos a ver cómo vuelven
a subir las tasas, cómo el Estado sigue endeudándose para
pagar más deuda, y nos enredamos en una espiral que no tiene salida.
Es el momento de destinar fondos a la producción y el empleo, de
estimular a los empresarios a producir y crear trabajo, no vamos a tener
muchas más chances.
¿Cómo es su relación con el Presidente ?
Es muy buena. Cada vez que lo he llamado me ha atendido.
Eso en términos funcionales. ¿Políticamente,
no tiene nada que reprocharle?
Sé que estamos transitando un momento difícil, con
una deuda muy difícil de pagar, donde hay que compatibilizar esos
compromisos con las necesidades de la gente. Nosotros no podemos postergar
la demanda social, hay mucha gente que necesita de la participación
del Estado para poder comer todos los días, tener salud, educación,
y todas esas cuestiones están compitiendo con la demanda dura de
los mercados duros. Creo que tenemos que encontrar el punto en el que
las demandas de la gente sean atendidas sin postergaciones. Nosotros,
en Rosario, lo estamos haciendo; destinamos el 53 por ciento del presupuesto
para la acción social. Para nosotros sería más taquillero
hacer puentes o grandes obras con ese dinero, pero tenemos la obligación
de llevar adelante una ciudad armónica, y si no destináramos
ese dinero para la ayuda social nos encontraríamos indefectiblemente
con un panorama de violencia que no queremos, y que además no es
justo.
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