Por Cristian Alarcón
Desde los viajes de la aristocracia
porteña que partía en barco hacia el hedonismo de algunos
salones parisinos amén de sus revolcadas locales en estancias
de rancio pelaje, las cosas han cambiado en el turismo. Al menos
eso parece según los números de las agencias que ofrecen
cada vez más paquetes y servicios especialmente para gays y lesbianas,
parejas swingers y hombres y mujeres en búsqueda. Los últimos
tres años fueron, a pesar de la crisis, de una expansión
persistente para esa porción de mercado. Abundan las ofertas para
un mundo globalizado en el que las preferencias sexuales le
dan ahora nombre a una especie particular de turismo. Los porteños
ya no camuflan sus viajes eróticos de tours oficiales para visitar
a escondidas las calles licenciosas de la vieja París de fiesta.
Son cada vez más los que lo hacen asesorados especialmente: un
crecimiento que midieron con sus propios casos dos juristas y docentes
de una materia de la Facultad de Derecho. El adjunto y su mujer se encaminaron
hacia un elegante club swinger del puerto de Hamburgo. Ya se distendían
y se entregaban a las primeras miradas discretas del comienzo del tour
cuando se cruzaron con las del titular de la misma cátedra y su
esposa, afectos a las mismas prácticas de intercambio en destinos
europeos.
Lucas Mc Guire es un lindo rubio de 27 que regentea con un estilo decontracté
una agencia de turismo clásica en el barrio de Congreso llamada
Tanger. Quizás haya sido la reminiscencia de libertad sexual de
la ciudad marroquí en la que desataron lo suyo Paul y Jane Bowls
lo que hizo que esa mujer de rasgos filosos y delicadeza de clase haya
llegado a la oficina un día de diciembre demasiado caluroso. Mc
Guire recuerda que ella entró y sin sentarse siquiera le pidió
un resort en el Caribe para parejas swingers. No tan ajeno a la práctica
del intercambio, Mc Guire ni siquiera titubeó. De variada clientela
gay su pareja y él son los dueños de Tanger,
no había tenido pedidos de turismo de preferencia sexual pero le
garantizó que buscaría un paquete acorde. Detectamos
un hotel que es algo así como la meca del descontrol para los estadounidenses
que buscan alocarse durante unos días cuenta. Se llama
Hedonism, está en Jamaica y cuesta 330 dólares por noche.
Claro que ella, o por timidez o porque encontró algo mejor, no
regresó a la agencia.
Hedonismo swinger
La timidez ya no puede ser un impedimento para solicitar un producto
caro en comparación con los servicios de hotelería menos
singulares y exclusivos. Sobre todo cuando en Buenos Aires el mundo swinger,
hecho de parejas de profesionales mayores de 45 con un alto nivel adquisitivo,
tiene a su disposición cinco lugares de baile y encuentro, revistas,
negocios de lencería y clubes nudistas asociados. Pero es cierto
que los que acceden a estos tours son los iniciados. No hay otra
manera de llegar a ellos que el boca a boca, no sirve la publicidad de
impacto, dice Alejandro Blanco, director de Leónidas Turismo.
Su agencia en los últimos tres años se concentró
en el mercado que denominan profesionalmente de preferencia sexual,
para reemplazar al más lábil concepto de turismo sexual,
con reminiscencias de pederastia con chicos demasiado chicos del Oriente
pobre. Así, atienden tanto a gays y lesbianas como a hombres o
mujeres solos que quieren un destino cachondo. Para las parejas se impone
siempre una lista que comienza con clubes privados en España Sevilla,
Costa del Sol, Fuengirola, en la Costa Brava, Francia París
y Marsella tienen cada una 12 clubes swingers, Amsterdam y Hamburgo,
con uno de los más lujosos y exclusivos puntos de encuentro.
Los operadores contactados por este cronista coinciden en que los bolsillos
gays son engañosos y que es un mito que la comunidad concentre
mayores ingresos. Donde el terreno es fértil es en el bolsillo
de los swingers, que según la estadística de Leónidas
hacen entre uno y cuatro viajes anuales cambiando cada vez de destino,
como llenando un cartón imaginario de lugares. No viajan en grupos,
como suelen hacerlo los gays o los solos y solas, porque si se encuentran
con gente que no les gusta es muy difícil romper luego y hacer
la propia aventura. La verdadera aventura puede disfrutarse en Europa.
La diferencia entre el estilo europeo de amar de a cuatro o más
y el de los norteamericanos es fundamental en el perfil que pretende satisfacer
esta agencia. Para el estadounidense es un asunto divertido, de
juerga loca, digamos que un pool y mucho alcohol y ruido. Para los europeos
y el latino es algo más importante, prefieren la oportunidad de
seducir a otros en una cena con velas, no en un descontrol absoluto.
Blanco pone el acento en esas diferencias culturales entre
uno y otro lado del Atlántico como explicación a estas migraciones
temporarias para encontrar nuevos ambientes de intercambio. Los
swingers, en la mayoría de los casos vienen cansados de renunciar
a la seducción porque acá tienen el camino demasiado hecho,
explica. Se aburren dice. Les pone un límite
la cuestión estética que impone la edad de la media y ahora
están yendo a discos gays a buscar otras posibilidades. A eso se
le suma que la estética de los lugares suele ser muy antigua, de
un kitsch como el norteamericano. De ese mismo tenor es el ofrecimiento
que en Internet descubrió el de la agencia Tanger para su clienta
sorpresiva. El hotel Hedonism de Jamaica, según el especialista,
es una versión terriblemente americana del asunto. Ha intentado
más de una vez persuadir a algunos clientes obsesionados con cumplir
su fantasía en el Caribe sin éxito: Vuelven frustrados
porque se encuentran con yanquis borrachos que no les dan bola.
En Europa, la agencia previene las desilusiones. En cada ciudad hay un
coordinador que recibe a las parejas. Es el encargado de hacerlas acceder
a restaurantes, hoteles, discos y pubs a los que no hay otra manera de
ingresar que con un presentador integrante. Todos vuelven satisfechos
con los vínculos que hicieron, superan siempre en mucho a los que
hicieron acá.
El ansia del turista
Hace cuatro años, en la misma fecha de un encuentro de minorías
sexuales en Córdoba, se generó un revuelo por una noticia
errónea según la cual una agencia preparaba un tour gay
a las Altas Cumbres. Este cronista fue asignado a la búsqueda de
lo que en su momento era una tremenda novedad. O porque no hubo ninguna
respuesta a la convocatoria o porque la idea aún no tenía
un colchón sobre el que recostarse, aquella excursión de
fin de semana para ellos no se hizo. El 2000 nos encontró cambiados.
La propuesta actual para gays y lesbianas es de una variedad que permite
optar por algún destino patriótico, incluidas las montañas
cordobesas, o una inmersión exótica en países bajos,
aunque la oferta es mucho más estrecha para ellas. Las chicas son,
según el diagnóstico de los operadores turísticos,
menos aficionadas a tomar viajes especiales.
Son más sobrias y todavía el peso de la censura sobre
ellas es más fuerte, sostiene Leandro, de Mix Travel, el
brazo gay-lésbico de la empresa Davos, subsidiaria de un grupo
italiano puntero en ventas en la península. Leandro, dedicado hace
varios años a atender la demanda de viajes de la comunidad gay-lésbica,
recita de memoria los destinos habituales de ellos: Miami, Puerto Vallarta,
Saint Martin, algunas playas de México. Tal como con los swingers,
en este caso el servicio se centra en el asesoramiento y la orientación
en los destinos para que la ruta gay sea la mejor o la que el pasajero
requiere. La idea de ellas, por ejemplo, no es la de la exposición
de los gays sino la de capitalizar su viaje con algún interés
cultural anexo. Prefieren Nueva York, San Francisco, y últimamente
muchas eligen Canadá. También se ofrece un crucero
exclusivo para lesbianas que lleva el nombre de Olivia y visita
Bahamas.
Hernán, melena, gimnasio sin exageraciones y una mochila juvenil
al hombro, es el encargado de organizar y coordinar los viajes de fin
de semana que Bleecker propone. Comenzaron en marzo de 2000 con un tour
para gays a Colonia del Sacramento. Es como ofrecer las dos cosas,
el sueño de conocer a alguien que te haga feliz un fin de semana
o el sueño de la luna de miel con marido propio y luna, dice,
gesticulando a gusto y piacere Hernán, quien a pesar de elogiar
los cambios culturales que permiten el coming out en estos tiempos, prefiere
guardarse el apellido debido a sus compromisos en oficinas estatales.
Hernán es un vendedor nato. Pasó del periodismo free lance
al ofrecimiento de tours y se alegra porque ahora sí se divierte:
Lo único que tenés que tener es una cintura increíble
para zafar porque siempre hay uno que te tira los perros, dice él,
humilde.
Es raro que elijan Uruguay, que es un país de un machismo
peor que el argentino.
Serán machistas, pero no les importa con quién te
encames.
La agencia de Hernán hizo su testeo con tres hoteles en los que
uno no se va a encontrar con la tía Valentina y sus nietos
mirándote con cara de asco o haciéndole un escándalo
al gerente por esos mimitos en el desayuno. La escena de cada fin
de semana tiene mucho de tensión en el comienzo. El grupo de viajeros
se encuentra directamente en el barco a Colonia. Es muy impresionante
cómo se miden y la ansiedad que traen porque la gente no quiere
encontrarse con un grupo de adefesios, pero por suerte, cuando llegan
a tierra, se les calma. Esto no es como para satisfacer a la loca compulsiva
de sexo ni tampoco el sueño de algunas de encontrar al papito rico
de su vida. Lo que ocurre es tranquilo, distendido y cordial, no el sambódromo
de entrada, acusa el coordinador de Colonia, donde el descubrimiento
de sus propios pasajeros ha sido una playa nudista a la que se han cansado
de invitarlo, dice.
Buenos Aires Affaire
En Mix Travel, la reina del verano es un viaje grupal a Río de
Janeiro en carnavales. Leandro, sutil en su mensaje hedonista para vender
los paquetes, se ha acostumbrado a dejar hablar a los clientes para que
decanten sus intereses. Si, por ejemplo, se trata de servicios adicionales
como el sauna, no los propone hasta que se lo piden. En la propuesta carioca
de Mix, la base single es más cara y por lo tanto la mayoría
acepta una doble a riesgo de una convivencia difícil. Que
no sea fumador y que no tome, le ha pedido en estos días
un turista presto para el 6 de febrero. Son mucho más exigentes.
En general piden confort, de tres estrellas para arriba. Se trata de gays
de más de 30 años a los que les va bien en sus profesiones,
describe. Una de las desilusiones de los gays que buscan destinos es que
los hoteles a los que van son friendly y no exclusivamente
gays. Los hoteles exclusivos existen sólo en el mercado norteamericano
y en algunos lugares europeos. Esos siempre son más caros que el
resto porque la exclusividad se paga en el mundo entero.
En Buenos Aires, Mix es de las empresas que, tal como lo hace su madre
europea con los latinos que orientan sus coordinadores, ofrece receptivos
en la ciudad con mayor oferta de sitios gays al sur del Colorado, Buenos
Aires. Los gays y lesbianas extranjeras que eligen la ciudad como destino
llegan con poca información y ciertamente perdidos. Acá
reciben un mapa del circuito gay porteño e instrucciones sobre
las discos, los pubs y los restaurantes de la comunidad con sus diferentes
perfiles. Alejandro Blanco, de Leónidas, recibió hace poco
el pedido de una línea aérea para asesorar al personal de
vuelo, mayoritariamente gay-lésbico. Habían experimentado
solos y cayeron en un lugar poco recomendable, cuenta. Los aeromozos
y pilotos extranjeros casi lograron concretar sus fantasías de
amantes porteños pero el final fue triste; tras la conquista, en
los lugares a los que los llevaron sus acompañantes fueron robados.
Ahora nosotros los orientamos para que el placer del viaje sea el
placer del viaje, dice.
COMO
SE ARMAN LOS VIAJES PARA EL TURISMO ONLY ONE
El destino de solos y solas
Son 250 argentinos y argentinas
y otro tanto brasileñas/os. No se conocen entre sí. En veinte
días treparán a un crucero al norte de Brasil. Su intención
declarada es hacer amistad a bordo. Algunos apenas confiesan su ilusión
de tirar manteca al techo y que el choque de planetas los encuentre en
alta mar. Los solos y solas en plan turístico siguen los carriles
tradicionales del turismo only one, aunque algunos operadores ya siguen
estrategias de renovación: ya no los llaman como lo que son, solos
y solas, buscando despegar la oferta de la imagen melancodepre de los
clubes de solitarios; ofrecen puntos estratégicos en ciudades de
todo el mundo, fuera de los circuitos tradicionales, donde circule el
vale todo; arman paquetes a pedido sólo para mujeres y sólo
para hombres; organizan eventos para romper el hielo; una vez al año
toman por asalto un hotel en Cuba, donde se reúnen los solos y
solas viajeros de todo el mundo para creer, aunque sea por unos días,
que dejaron de serlo.
El anuncio dice, escueto, Crucero de Solteros. Salida 10 de febrero.
El destino es el puerto de Santos, pasando por Punta del Este, Florianopolis,
Ilhabela y Río, a bordo del Splendor of the Seas, un
gigantesco crucero capaz de albergar a 2000 pasajeros. Embarcamos
alrededor de 250 argentinos y argentinas, y la operadora brasileña
embarca otros tantos de su país, informa Fernando Salgueiro,
director de Organfur. El crucero es un ámbito ideal para
los solos, agrega, desatando ratones marinos.
En realidad, para los operadores turísticos dedicados al target
only one, lo de los ratones marinos es algo difícil de interpretar.
Cuando vienen, no saben con quién van a viajar explica
Alfredo Luquer, introductor de la marca turística Solas & Solos,
que opera dentro de la empresa Donde. Yo tengo que hacer un poco
de agente turístico y un poco de psicólogo, para descubrir
las afinidades. Un tiempo antes del embarque, Luquer inicia la operación
rompehielos: organiza un evento cena- show: El último lo
hicimos en el Hilton el 25 de noviembre, y participaron 530 solas y solos.
En la gran fiesta gran están aquellos solas y solos que ya se conocen
de cruceros anteriores y aquellos que ni siquiera saben quiénes
son. La tarea de Luquer consiste en ir avistando peculiaridades como edades,
look, si son fumadores, qué beben, de qué conversan, si
tiran lances por doquier y demás. Después, sobreviene el
armado del rompecabezas, los presentamos sutilmente, incluyendo
la propuesta de compartir camarote con un/a desconocido/a. En general,
doy en el clavo, se ufana Luquer.
Si vienen con la intención de volver en pareja, están
en un error, sugiere Salgueiro. Porque si no ocurre, vuelven
completamente frustrados. Lo ideal es buscar compartir el tiempo y la
diversión. En el crucero se organizan actividades específicas
para todos los solos y solas del barco. Ellos se van nucleando naturalmente
por edades. De 25 a 30 y pico por un lado, los de 40 y pico por el otro,
55 y 60 por el otro. Surgen algunas parejitas. Nosotros solamente les
damos el empujoncito inicial.
No castramos a la gente asegura Luquer. Les damos la
posibilidad de que hagan de todo. Pero para eso siempre tiene que haber
dos. El perfil tradicional de los solos y solas en plan turista
es de más de 30 años y menos de 60, nivel socioeconómico
ABC1. Hay mucho gerente de banco, funcionario de gobierno, abogados,
comerciantes, sostiene Luquer. Y son más mujeres que hombres.
Nosotros no armamos grupos para que se encuentren los solos y las
solas dice desde otra perspectiva Alejandro Blanco, de Leónidas
Turismo. Roza demasiado el perfil depre. Lo que nos está
dando resultado es preparar planes por pedidos específicos. Por
ejemplo, viene un grupo de cinco amigas, todas de más de treinta,
separadas, alguna soltera, y te dicen: Queremos ir a un lugar donde
haya hombres que rajen la tierra. Entonces, tenemos contactos en
todas las ciudades del mundo. Lo que más se estila es Ciudad del
Cabo, donde vale todo. Para eludir los lugares comunes que te suelen tirar
los conserjes de los hoteles, que tienen arreglos con boliches demasiado
formales, lo que hacemos es meterlas en un circuito de lugares muy buenos
pero donde se sientan como europeas.
Más allá de toda estrategia, mientras existan solos y solas
con dinerillos suficientes, el mercado turístico del sector estará
en auge. Pero con sus propias especificidades: Los solos y solas
del mercado hetero son muy problemáticos confesó en
off un operador. Porque si lo sabés de entrada, hay mucho
pasajero que lo siente como negativo porque piensa que se va a encontrar
con un separado de 40 con muchos problemas no resueltos o con una boluda
total como la de la tele.
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