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ENTREVISTA CON EL EX VICERRECTOR ALBERTO BOVERIS
“La UBA necesita una gran reforma”

Virtual candidato al Rectorado, Boveris quiere modernizar las carreras, incorporar nuevas tecnologías y mayor transparencia.

Boveris dice que no está en campaña, pero que le gustaría poner su experiencia al servicio
de la UBA.

Por Javier Lorca

No lo admite abiertamente. Pero es uno de los primeros en lanzarse al ruedo en la lucha por el sillón que Oscar Shuberoff ocupa desde hace 15 años. “Todavía falta un año para la elección de rector y no estoy en campaña. Pero sí me gustaría poner al servicio de la universidad mi experiencia”, dijo a Página/12 Alberto Boveris, ex decano de Farmacia y Bioquímica y vicerrector de la UBA entre 1994 y 1997. Afirmado en los principios de gratuidad y de autonomía universitaria, sus propuestas van desde una “profunda reforma académica”, incluida la aplicación de nuevas tecnologías, hasta una mayor transparencia en la administración. “Habría que modificar la fuerte concentración de recursos que tiene el Rectorado”, dijo. Afiliado a la UCR, a punto de cumplir 60 años, Boveris es presidente de Ubatec e investigador superior del Conicet.
–¿Qué cambios precisa la universidad en lo académico?
–La UBA necesita una gran, profunda reforma. En tres niveles. Primero, una reforma estructural. En el país está funcionando el polimodal, al que el plan de estudios de la UBA no está adecuado. El polimodal no se aplica en la Ciudad de Buenos Aires, pero los alumnos de la UBA también vienen de otras provincias donde ya funciona. Hay que elaborar un plan de contingencia y articulación. Porque gran parte de los contenidos del polimodal se superponen con los del CBC. Los textos del polimodal parecen superiores porque son más modernos. Pero, a la vez, los docentes del CBC hace años que están dictando estas materias y tienen más experiencia. En un segundo nivel, hay que reformar los contenidos de las carreras. La mayoría ya tiene más de 15 años. Deben ser reformuladas en función de los avances del conocimiento y también de esa nueva estructura que necesita la UBA.
–¿Hay que conservar al CBC?
–No estamos en condiciones de modificarlo. Aunque habría que articularlo con los cambios que proponía antes. El CBC provee actualización y equilibración de alumnos que vienen de sistemas educativos muy disímiles, porque el área de influencia de la UBA es casi la mitad del país. Pero habría que agregar una opción alternativa de ingreso para los que no precisan cursar el CBC. Podría ser un curso de dos meses.
–¿Cuál sería el tercer nivel de la reforma que usted propone?
–La metodología de enseñanza. Si nuestras carreras están 15 años atrasadas, en los métodos atrasamos 30 años. Hay tecnologías para la enseñanza, como proyectores multimedia, Internet y otras, que pueden elevar muchísimo la eficacia de la enseñanza. En la UBA no se usan un poco por falta de recursos y un poco por falta de promoción. Hay una tecnología globalizada que se está imponiendo y nuestros egresados van a tener que competir con graduados que se formaron con ella. Esto no es contra Shuberoff ni contra su secretaria académica. Es lo que pasa.
–¿De dónde saldrían los recursos para esas nuevas tecnologías?
–Lo que se necesitan son dos millones de pesos, muy poco dentro del presupuesto de 400 millones que maneja la UBA. Invertirlos es una decisión política. Y no es que la gestión actual no lo haga porque no sirve, sino que falta el libreto para hacerlo.
–¿Qué cambios precisa la UBA en lo administrativo?
–La UBA ha trabajado muy bien y fue pionera en la descentralización administrativa. Hoy hace falta más transparencia: no alcanza con publicar el presupuesto en Internet, también habría que publicar la ejecución del presupuesto. Organizar un sistema transparente también mejoraría la eficiencia. Algo que habría que modificar es la fuerte concentración de recursos que tiene el Rectorado. Esto le permite al Rectorado manejar y solucionar una serie de contingencias de las facultades y la universidad. Pero sería mejor que esos 40 millones los manejen directamente las unidades académicas.
–¿Se puede sostener el modelo de universidad reformista?
–Sí. Pueden sostenerse los principios de gratuidad de la enseñanza, autonomía de la universidad, concursos docentes y gobierno tripartito. Pero algunos de esos principios han cambiado desde la Reforma de 1918. Ya no hablamos de ingreso libre, sino de ingreso directo a través del CBC. Además, en el ‘18 a la universidad sólo se la consideraba un reservorio de conocimiento, era un sistema cerrado. Hoy el sistema es abierto: la UBA provee servicios a empresas, organiza pasantías, trabaja en convenio con gobiernos, brinda atención hospitalaria, dicta posgrados.
–¿Qué relación pretende entre la UBA y el sector productivo?
–Hay que potenciar ese desarrollo porque opera contra el aislamiento de la universidad. Tenemos tres caminos principales: pasantías, transferencia de tecnología y producción de bienes y servicios en alianza con gobiernos y empresas. Con esas actividades, la UBA genera 100 millones de pesos al año, frente a los 300 millones que provee el Estado. Es una fuente muy importante de recursos. Un factor a tener en cuenta es el contraste que existe entre la lógica con que funciona la universidad y la de la sociedad y el mercado. La universidad se caracteriza por ser un universo solidario, donde priman la reflexión y la opinión. Y se enfrenta con una sociedad mercado donde gobiernan fines de lucro y la oferta y la demanda. Y ése es el destino de los graduados. Un modo de ir insertándolos son las pasantías.
–¿Qué balance hace de la gestión de Shuberoff?
–Shuberoff cumplió su tarea. Hacía falta poner en funcionamiento la universidad después de la dictadura, democratizarla y sentar las bases de un proyecto de ciencia y tecnología. Bajo muchos condicionantes, lo hizo muy bien. Después fue fundamental en los ‘90 para enfrentar al economicismo del menemismo. Pero en el último tramo de su gestión faltó modernizar el proyecto académico.

 

 

Los candidatos, la campaña

Aunque muchos recelan, Shuberoff aseguró que no se postulará para rector. Su sucesor será elegido en marzo de 2002. Por ahora, como candidatos suenan los radicales Andrés D’Alessio, Susana Mirande, Berardo Dujovne y Boveris. A éste, Página/12 le preguntó:
–¿Quiere ser el próximo rector de la UBA?
–Todavía falta un año para la elección y no estoy en campaña. Pero sí me gustaría poner al servicio de la UBA mi experiencia de 30 años de trabajo en la universidad.
–¿Cómo se prepara la candidatura de un rector?
–Se empieza dialogando con todos los sectores, todas las facultades y todos los claustros. Se van buscando apoyos, acuerdos y consensos.
–¿Y cuándo se largará la campaña?
–Supongo que a mitad de año.

 

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