Por Gustavo Veiga
En su último libro, Una extraña dictadura, la ensayista francesa Viviane Forrester escribió: �Una vez más, el ultraliberalismo pretendió hacer economía y sólo hizo negocios. Pretendió hacer negocios y sólo hizo especulación�. Si este concepto anclara en nuestro fútbol, la expresión más acabada que encontraría sería el hábito inagotable del ingeniero Mauricio Macri por las operaciones bursátiles. Operaciones que, por su compleja arquitectura, requieren de un manual de ayuda para su decodificación. Este es el caso de la doble transferencia de Martín Palermo y Gustavo Barros Schelotto al club Villarreal de España, que se ha convertido en un curioso apéndice del campeón mundial.
El martes pasado se reunió el Comité Asesor de Inversiones del Fondo Boca Juniors para aprobar la venta de los futbolistas. El encuentro, según consta en el acta Nº 16 de aquel cuerpo, comenzó a las 17 y finalizó a las 17.50. Durante su desarrollo, ocurrió lo previsible. Se avaló la negociación concretada en el exclusivo balneario de Punta del Este y, apenas un rato después, hizo otro tanto la Comisión Directiva boquense. La cita del horario no es ociosa. En algún punto simboliza hasta dónde la conducción del club subordina sus decisiones a La Xeneize, la sociedad gerente del Fondo de Inversión.
Con el traspaso del goleador y del mellizo Gustavo, la criatura bursátil que funciona desde el 5 de diciembre de 1996 completó una operación tan precipitada como exitosa para resguardar los intereses de sus cuotapartistas. Ricardo Torres, gerente de la administradora del Fondo, le informó a Líbero: �El 90 y pico por ciento del dinero que se percibe ahora por las ventas va a parar al Fondo y el resto, un porcentaje menor, a los demás. Por este motivo, nosotros ya nos desligamos del negocio con Palermo y Barros Schelotto�.
Pájaro que comió, voló. ¿Y Boca?
Si bien la situación es confusa �abundan en los medios cifras dispares que ingresarían a la tesorería boquense, a Estudiantes de La Plata y a un fondo fiduciario�, Torres sostiene que se vendió el 50 por ciento de los derechos económicos que le pertenecían al Fondo, por lo que el resto de los socios cobrará su parte si algún día los propietarios del Villarreal deciden adquirir la totalidad de los pases.
Mientras tanto, los españoles ya transfirieron la suma de 880 mil dólares a la cuenta 3544032397001 Standard Chartered Bank NY a la orden del Banco de Valores, la sociedad depositaria del Fondo. Y desglosaron los pagos siguientes en cuotas que llegan hasta el 30 de diciembre del 2002. La operación también involucró a otros dos futbolistas, Bruno Marioni y Walter Gaitán, cedidos en un principio como parte de pago del goleador y del Mellizo, respectivamente.
En ambos casos se presentaron escollos. El ex delantero de Newell�s e Independiente se negó a jugar para Racing �club al que Boca pretendió cederlo a préstamo� y, por este motivo, el Villarreal se vio obligado a desembolsar 1.500.000 dólares (equivalentes al 50 por ciento del pase de Marioni). Una dificultad distinta se originó con el traspaso de Gaitán. El Fondo no aceptó recibirlo como pago por el Mellizo y entonces Boca decidió extenderle un pagaré a sus inversores por 683.760 pesos. Este documento tiene vencimiento en septiembre próximo, cuando se liquidará la cartera del Fondo.
Para esa fecha, los cuotapartistas podrán retirar el dinero que pusieron y, si existieran, los respectivos dividendos. Hoy, por cada 100 pesos colocados se pagan 107 (precio fijado por la oferta y la demanda), aunque el valor técnico de la cuotaparte es de 142. ¿Les habrán informado a Palermo y al Mellizo sobre el contrato y el reglamento del Fondo, como estipula el artículo sexto del convenio que firmaron Boca, La Xeneize, el Banco de Valores y Macri en su calidad de fiador solidario hasta 20millones de pesos? Es muy posible que no, aunque quizás a ellos ni les importe luego de haber puesto los dos pies en Europa.
Por la misma vía ya habían sido transferidos cuatro jugadores de Boca (Nolberto Solano, Mauricio Pineda, Emanuel Ruiz y Walter Samuel) y ahora aguardan su turno otros siete, cuyos derechos económicos les pertenecen en diferentes porcentajes a los inversores que optaron por una actividad �especulativa y por lo tanto sujeta a riesgo�, como reza el prospecto del Fondo. Ellos son: Adrián Guillermo (50 por ciento), Cristian Muñoz (100 por ciento), César La Paglia (79,80 por ciento), Martín Andrizzi (100 por ciento), Antonio Barijho (100 por ciento), José Pereda (100 por ciento) y Javier Villarreal (50 por ciento).
El club tendrá plazo hasta septiembre del 2002 para desprenderse de estos jugadores, ya que de lo contrario está obligado a recomprárselos al Fondo por el 50 por ciento de su valor. �No sería negocio tener futbolistas más allá de esa fecha�, agregó el gerente Torres. Es cierto y aún menos rentable resultaría para Boca. Ya es suficiente �sostienen algunos inversores� con el pago del impuesto a las Ganancias que, en una operación como la de Walter Samuel, le demandó al Fondo 2 millones de pesos o ahora, que con el traspaso de Palermo lo obligará a tributar alrededor de un millón de pesos.
De todos modos, los hombres como Macri no dejan de hacer apuestas. El presidente de Boca, persuadido de que su creación ha sentado un precedente valioso en estas tierras, quiere ir por más. Ya existe un proyecto para constituir otro Fondo con un bocado irresistible para los ávidos inversores. Se trata de los derechos económicos de varios futbolistas juveniles. La zanahoria de moda en un mercado persa que mueve millones.
Ellos, pichones de jugadores que acaban de dejar el biberón, soñarán con cotizar en alza cuando la vida tiende hace rato a la baja.
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