Por Eduardo Sigal*.
Gore, natural a la Alianza
Me parece que en una democracia consolidada como la de Estados Unidos, no suelen producirse virajes repentinos, por lo que no creo que haya cambios trascendentes para la Argentina. No nos olvidemos que Bush tiene el desafío enorme de integrar al 50 por ciento del electorado que no lo votó, por lo que no será un gobierno republicano típico. Tendrá que contemplar un electorado fragmentado, por lo que en una primera impresión se puede decir que debería ser cauteloso en muchas áreas. Si nos guiamos por las tradiciones históricas, es obvio que un gobierno republicano está más lejos de la Alianza argentina, pero ni las condiciones internas en Estados Unidos son las de antes, ni el contexto internacional es el mismo, y por lo tanto no creo que haya cambios bruscos. De todos modos, hubiera sido para la Alianza más natural hablar con Gore. Aunque tampoco suelen encontrarse tantas diferencias como se esperan, entre demócratas y republicanos. Sí pienso que hay un tenue riesgo de que los Estados Unidos sean menos tolerantes, y que puedan resurgir brotes de prepotencia contra el resto de los países. Es el riesgo de la intolerancia característica de los gobiernos republicanos, que por lo general no suelen respetar a quienes no piensan como ellos. Pero hay cambios en todos los órdenes, y la realidad mundial es otra. Ya no estamos en un mundo bipolar, y Estados Unidos no tiene que luchar contra otra potencia de su nivel. Insisto en que no creo que sea un gobierno al que los republicanos nos tienen acostumbrados, y recordemos que va a tener que contemplar a un gran sector de la población que votó en contra de Bush.
*Presidente del bloque de senadores bonaerenses de la Alianza.
Por Jose Nun.
El juego de las diferencias
En cuanto a América latina y a la Argentina, previamente hay que tener en cuenta dos cosas internas de Estados Unidos que pueden suceder con la asunción de Bush; en primer lugar, con una desaceleración del crecimiento económico en Estados Unidos, tal como está sucediendo, las exportaciones latinoamericanas, y no sólo las argentinas, serán afectadas negativamente. Por ejemplo, puede haber inconvenientes con las exportaciones a Brasil, y de este modo repercutir negativamente en la Argentina. En segundo lugar, si se imponen las tendencias predominantes entre los republicanos, van a afectar seriamente a las ya alicaídas perspectivas del Mercosur; la apuesta será a reproducir el Nafta y desarrollar el ALCA, pasando por encima al Mercosur y a otros bloques regionales. Entre tantas lecciones que se pueden sacar, hay dos que nos tocan muy de cerca: una, que los matices diferenciales importaban y mucho; si bien había muchas semejanzas entre Bush y Gore, también había diferencias significativas, en temas como el aborto, los derechos civiles y las relaciones laborales. Otro ejemplo es la elección de John Ashcroft como fiscal general, una persona que siempre votó por los postulados ultraconservadores. Su elección es una desgracia. La otra lección es que el giro de Bill Clinton, que suscribió el �modelo de Wall Street�, que acá conocemos como �Consenso de Washington�, y que era contrario a su plataforma electoral, llevó a la derrota electoral demócrata, más allá de que hubo errores de Gore que agravaron todo esto. Este giro clintoniano y la posterior derrota demócrata puede relacionarse con la Alianza, que asumió con una plataforma de cambios moderados, y que ni siquiera ha cumplido meticulosamente. El triunfo de Bush marca sin duda un retroceso político, que sin duda enrarecerá el clima político latinoamericano general. Como ejemplo de esto, tenemos la idea de Colin Powell, el designado secretario de Estado, que parece que piensa extender el Plan Colombia a otros países de Latinoamérica.
*Politólogo.
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