Por Martin Kettle
Desde Washington
Hubo un solo día de gobierno republicano, pero el presidente electo George W. Bush lo dedicó a mostrar los cambios que lo separan de Bill Clinton. El mismo día del juramento ya lo hizo anulando decretos presidenciales de su antecesor y yéndose a la cama antes de medianoche, una proeza que hubiera sido inconcebible para el hedonista Clinton. Pocas horas después de jurar la investidura presidencial sobre la biblia el sábado, Bush autorizó al nuevo Secretario General de la Presidencia de la Casa Blanca, Andrew Card, a declarar una moratoria sobre cuantos decretos de Clinton fuera humanamente posible.
Los decretos que han caído bajo la moratoria incluyen lineamientos para los seguros de salud, standards de seguridad para carnes, protección ambiental y designación de monumentos históricos. Ayer, en su primer día completo como presidente, Bush se levantó bien temprano para asistir un servicio religioso matinal en la Catedral Nacional de Washington. Y después volvió a la Casa Blanca a enfrentar asuntos del día.
Como el fin de semana estuvo dedicado a festejar y rezar para marcar su triunfo y su llegada al poder, Bush deberá enfrentar pronto, a partir de hoy, la realidad de la presidencia en su verdadero primer día de trabajo. Una serie de cuestiones pendientes, de política interna e internacional, reclaman su atención. Y no todas ellas están bajo su control directo.
En Medio Oriente, una nueva rueda de negociaciones entre los israelíes y los palestinos tendrán lugar hoy en Egipto, dos semanas antes de las elecciones generales que a su vez pueden transformar por completo una región que ya es casi por completo desconocida para el nuevo presidente.
En el Pentágono, Bush enfrentará presiones inmediatas para conseguir gastos extras para nuevos programas de armamentos, incluyendo los cazas F22. El programa nacional de defensa misilística requiere que Bush decida en pocas semanas si dará vía libre y continuará en Alaska el desarrollo de los estadios iniciales del plan que Rusia ya considera una violación al tratado ABM (de misiles anti-balísticos).
En California, el estado más poblado del país, 20 millones de norteamericanos enfrentan cortes de luz con inmensas implicaciones prácticas y políticas. En especial para el mismo Bush, quien apoya calurosamente el tipo de desregulación de las utilidades públicas que está en el origen de los apagones.
Más cerca del nuevo domicilio de Bush, en Washington, sobre la colina del Capitolio, siete de los miembros del gabinete nominados por el nuevo presidente fueron ratificados rápidamente el sábado en el Congreso, incluyendo al nuevo Secretario de Estado, Colin Powell. Pero su nominado para secretario de Justicia, John Ashcroft, enfrentará otro día de audiencias difícil y duro.
En la Oficina Oval, uno de los primeros encuentros cara a cara será esta semana con su rival en las primarias, el senador John McCain. Desde que hacía campaña como precandidato, este ex veterano de Vietnam tenía un importante objetivo: una ley de reforma de la financiación de las campañas partidarias. Una medida a la que Bush �que recibió más dinero de las empresas y de particulares para su campaña que cualquier otro candidato en la historia política de Estados Unidos� se opone rotundamente.
Bush no quiere quedarse atrás en la política exterior. Ya dio a entender que su primer viaje al exterior será rumbo a México, para enfatizar el carácter (o la apariencia) latinoamericanista que busca darle a su mandato. Voceros del presidente mexicano Vicente Fox dicen que ya están trabajando para encontrar la mejor fecha, que probablemente sea tan pronto como febrero.
Además de todos los temas que van a caerle encima, Bush quiere dar la impresión de ser un hombre de iniciativas. Para ello, enviará mañana un proyecto de ley de Educación al Congreso. La propuesta busca desviar fondos federales de educación a escuelas privadas, sobre todo religiosas.
*De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Claves
En una autodeclarada jornada nacional de Acción de Gracias, el presidente norteamericano George W. Bush se dedicó ayer a orar en una ceremonia ecuménica en Washington.
Sus primeras acciones mostraron ya el carácter que busca imprimir a la nueva Administración: conservador, sobrio, religioso, y, muy a su manera, compasivo.
En sus primeras jornadas completas de trabajo, deberá a partir de hoy enfrentar dos temas fundamentales del área de Defensa: el mayor gasto demandado por el Pentágono y la construcción de un escudo antimisiles.
En política exterior, Bush hereda el complejo proceso de paz en Medio Oriente. Las elecciones del 6 de febrero en Israel prometen complicarlo más. Por su parte, Bush desea viajar antes que nada a México.
La primera iniciativa legislativa de Bush, que presentará mañana en el Congreso, es una ley que busca desviar fondos privados para entregarlos a escuelas religiosas. |
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