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�A mí me gustaría ser 
candidato a presidente�

 A doce años del ataque al cuartel de La Tablada, Enrique Gorriarán Merlo sostiene que el intento de copamiento �no fue un acto infantil� y no cree llegado el momento de una autocrítica.  
El ex jefe del ERP, Enrique Gorriarán Merlo,
en el Hospital Fernández.

Por Adriana Meyer

Tras 115 días de huelga de hambre perdió 25 kilos. En las últimas semanas recuperó ocho con la dieta que le dan en el hospital Fernández, donde lo entrevistó ayer Página/12 para recoger una certeza: Enrique Haroldo Gorriarán Merlo no ha revisado el intento de copar el cuartel de La Tablada que encabezó hace exactamente doce años, y dice que �no fue una cosa tan infantil como se pretendió presentar�.
Los 13 integrantes del Movimiento Todos por la Patria (MTP) que ayunaron en reclamo de una segunda instancia de revisión de sus condenas ya fueron trasladados a la cárcel de Ezeiza. Con la firma del decreto presidencial que redujo los años de pena, la mayoría de los detenidos comenzará en febrero a gozar de una semilibertad con salidas familiares, laborales y de estudio. Pero Gorriarán Merlo, de 59 años, debió permanecer internado porque tiene problemas hepáticos y en pocos días irá al penal de Devoto. 
De todos modos, se propone reclamar por su libertad ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el caso de Ana María Sívori, su mujer, y el suyo. Pero como no hubo violación del derecho a la segunda instancia, el argumento será otro: �Nos secuestraron en México�.
Según Gorriarán, la libertad de ambos completaría la medida del Gobierno, que, en su análisis, �tenía cuatro variantes: no hacer nada, poniendo en peligro nuestras vidas; alimentarnos por la fuerza, lo cual también era riesgoso; conceder en parte el reclamo de la CIDH o cumplir todo, que es cumplir con la ley�.
�La conmutación sólo afectó a once, que son los huelguistas�, dice Gorriarán. Y pide que se tenga en cuenta �el asesinato de nueve compañeros, la tortura sufrida por los detenidos y el reconocimiento de los cuerpos�. Para el ex jefe del Movimiento Todos por la Patria, �el Gobierno no cumplió con la CIDH, sólo resolvió la huelga. De todos modos, nosotros consideramos que es un logro porque dentro de quince días los compañeros empiezan a salir en libertad transitoria. Claudia Acosta tenía por delante 12 años de cárcel y Roberto Felicetti 14, sin posibilidad de salidas de ningún tipo�.
Gorriarán se cuida de atacar a Fernando de la Rúa. En su opinión, el Presidente fue demorando la decisión de conmutar las penas �por la presión de la derecha atrasada, con concepciones fascistas, que es muy fuerte y mantiene poder en las decisiones políticas y económicas. Es increíble �dice�, contábamos con el apoyo de un espectro político que va desde (el dirigente de la derecha española Manuel) Fraga Iribarne hasta Daniel Ortega, cuatro premios Nobel y la mayoría del partido gobernante... hasta con (Raúl) Alfonsín�. 
�¿Carlos Menem lo hubiera resuelto más rápido?
�Puede ser, pero a Menem no le creo nada. Estuvo cinco años prometiendo a la CIDH que lo haría. Ahora dice que habló con De la Rúa. Creo que es un ladrón, debería estar preso. 
�¿Por qué no hicieron una huelga de hambre durante su gobierno?
�Reconozco que me siento medio tonto porque le creí. Nos engañó. 
�¿Con qué objetivo?
�Creo que tiene un resentimiento muy grande desde que denunciamos que preparaba un golpe de Estado con (Mohamed Alí) Seineldín. Lo que nos definió para llevar adelante la acción en La Tablada fue eso. Alfonsín hizo concesiones para frenar el golpe, y Menem �que se ve que creía que el golpe era inevitable� directamente se alió a los golpistas. Nos preocupó porque en la historia argentina todos los golpes fueron una alianza cívico-militar. La tercera postura, la nuestra, era resistir. 
Gorriarán no explicó a este diario qué elementos indicarían que, para Menem, un golpe era inevitable, o que había datos serios sobre un golpe. 
�¿Cuál fue el cálculo de ustedes el 23 de enero de 1989?
�Pensábamos que íbamos a recibir apoyo si quedaba claro que estábamos frenando un intento de golpe militar. Pero después de las nueve o diez de la mañana de aquel día se empezó a mostrar la cuestión como un ataqueguerrillero contra una unidad militar porque sí. Eso fue debilitando la potencial convocatoria. A veces las masas, por culpa de la información pública, se forman ideas no precisas.
�¿Está diciendo que lo que falló fue la comunicación?
�Hay que contextualizar el hecho de Tablada. En noviembre del �99 (Martín) Balza reconoció que Alfonsín le consultó si podía garantizar la seguridad del gobierno en caso de tener que trasladarse al sur. Eso marca la situación que se vivía en aquellos tiempos. Si fuera hoy sería una locura absoluta. Pero entonces lo presentaron así y no lo fue. Un día antes (Eduardo) Duhalde había dicho que era inminente una sublevación militar. Y el 24 Menem dijo que fue un levantamiento de Seineldín porque Alfonsín incumplió las promesas de Villa Martelli. Después cambiaron el discurso.
En rigor, Balza reveló que la posibilidad, discutida entonces, de que Alfonsín mudara su gobierno al sur, fue analizada en la Semana Santa de 1987, es decir dos años antes del intento de copamiento de La Tablada. 
�Gorriarán, ¿ustedes se basaron en información errónea de los servicios de inteligencia?
�Eso es absolutamente falso. Pero podría haber ocurrido. Era lógico que el Ejército u otra fuerza hubieran querido infiltrarnos y es muy probable que lo hubieran logrado. Si hubiese sido así lo habríamos dicho. Pero nunca un agente de inteligencia puede ser el instigador de un hecho semejante. Teníamos variadísimas fuentes de información. Desde la revista Entre Todos denunciamos que iba a producirse una sublevación. Y lo comprobamos con miembros de la Guardia Nacional de Panamá. Está bien, todos podemos equivocarnos, seguramente hemos cometido muchos errores, pero no fue una cosa tan infantil como se pretendió presentar.
Dándole otra vuelta de tuerca a la tesis de la falla de comunicación, o a la influencia de la comunicación ejercida por los demás, Gorriarán no admite que el copamiento de La Tablada sigue siendo considerado un hecho negativo por la mayoría de la población. 
�Si nos guiamos por los medios y las encuestas �dice�, los argentinos deberían juntarse para repudiarnos. Sin embargo, tenemos nueve compañeros con libertad condicional que tienen excelentes relaciones con los vecinos y con todo su entorno. Es decir que eso está sobredimensionado. La mayoría no nos conoce y no entiende bien lo que pasó.
�A doce años de los hechos, ¿no es hora de hacer una autocrítica?
�Autocrítica no sé. El momento de hacer una evaluación seria y crítica será cuando podamos juntarnos todos, ya sea en libertad o no, pero con los compañeros que están en el exterior. Imaginemos que nos equivocamos en todo. Nosotros no secuestramos niños, ni torturamos ni desaparecimos personas. Luchamos contra los que hicieron eso.
�¿El MTP tiene un proyecto electoral?
�Sí. Creemos que hay condiciones para crear una alternativa de transformación dentro del sistema constitucional y del campo popular. Si bien hay más marginación social las instituciones se han fortalecido. No hay peligro de golpe de Estado así que se puede luchar por los mismos objetivos que antes a través de vías constitucionales, lo cual es mejor para todos. Es mejor la confrontación de ideas que la confrontación armada. Hay que redistribuir el ingreso a partir de una reforma impositiva para que Macri y vos no paguen el mismo impuesto por la yerba. 
�¿Con qué sectores de izquierda haría alianzas?
�Nosotros tenemos relación con la FUA, con la CTA, con sectores del Frepaso, del alfonsinismo, con agrupaciones estudiantiles y barriales. No tenemos una relación priorizada con lo que se llama izquierda en la Argentina. Nos manejamos con el concepto original de izquierda que es todo aquello relacionado a la justicia social, más allá del comunismo o del socialismo. Estoy en contra de esos enmarcamientos de izquierda o derecha.
�¿Podría ser candidato a presidente? 
�Si llega el momento, claro que sí. Aunque está lejos, me gustaría. Al menos es seguro que voy a cumplir �dice, y retoma la lógica de guerra�. O me matan o hago la redistribución del ingreso.

 

 

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