Por Raúl Kollmann
�No podemos hablar exactamente de un atentado, porque es evidente que el artefacto explosivo era de escaso poder y no apuntaba a provocar un gran daño. El objetivo de esa operación fue llamar la atención, hacer ruido. Esto nos lleva a pensar que pudo haber sido algún grupito de otra comunidad o de la propia comunidad, algún intento de hacer propaganda del conflicto del Medio Oriente, ya sea a favor de Israel o a favor de los palestinos.� Este es el diagnóstico que anoche, coincidentemente, transmitieron a Página/12 dos fuentes distintas de la investigación que se está realizando sobre el artefacto explosivo arrojado contra la mezquita de Floresta. Jefes policiales y de los servicios de inteligencia reconocieron que, por ahora, no tienen rastros ni de la moto ni de los dos jóvenes que la tripulaban y que fueron los que provocaron la explosión. Ayer, autoridades islámicas mantuvieron una reunión con el presidente Fernando de la Rúa y el ministro del Interior, Federico Storani, para convenir una mayor protección para las instituciones islámicas.
Como es lógico, la hipótesis del titular de la mezquita, Abdul Karim Paz, un hombre tradicionalmente ligado a Irán, es que el explosivo fue arrojado por algún grupo de la comunidad judía e incluso mencionó como agresor a algún agente norteamericano. Desde esa óptica, se habría tratado de un intento de respuesta �en dimensión pequeña y en territorio porteño.- a la Intifada que se desarrolla en Gaza y Cisjordania.
Los investigadores no descartan nada, pero básicamente porque saben pocas cosas y prácticamente ninguna sobre los autores:
Por un lado, aunque todavía no se terminó la pericia, se trata de un artefacto explosivo más bien elemental y de poco poder. Parece que se utilizó un caño, con pólvora en el interior y una mecha para producir la débil explosión. En la librería de la mezquita había un ejemplar que fue afectado hasta la hoja 17 y el resto quedó indemne.
Contradictoriamente, tanto la Policía Federal como la SIDE reconocen que no cualquiera se arriesga a tirar un explosivo en una institución en la que había un policía de custodia. En el expediente consta que el sargento primero Rodolfo Mercado alcanzó a disparar pero que no dio en el blanco: aparentemente su tiró quedó en la rueda de un automóvil estacionado enfrente.
La moto sería de alta cilindrada, pero no hay ningún tipo de indicio que permita ubicarla. Tampoco a los agresores.
En síntesis, por ahora no hay datos sobre el origen y el mensaje de la operación del sábado. Abdul Karin Paz �su apellido de nacimiento es Bullrich Paz y es primo de Patricia Bullrich-. insiste en que fue un atentado judío antiárabe, en tanto que de la otra vereda sugieren que se trató de un autoatentado para hacer publicidad de la causa iraní.
Sea como fuere, el Gobierno trató ayer de poner paños fríos a la situación. El ministro Storani definió un refuerzo en las custodias y el propio presidente De la Rúa se acercó hasta las oficinas de Interior para saludar a los representantes de la comunidad islámica y expresarles su solidaridad.
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