Si no ocurre nada imprevisto, hoy será uno de los días más importantes de la todavía llamada �transición democrática� en Chile. El ex dictador Augusto Pinochet deberá enfrentar por primera vez a la Justicia chilena. El juez especial Juan Guzmán lo interrogará en su casa, en el lujoso barrio de La Dehesa, para establecer la responsabilidad criminal del ex dictador en los crímenes de la Caravana de la Muerte, el primer episodio represivo a gran escala de la dictadura, en octubre de 1973. No importa tanto lo que pueda decir Pinochet respecto de las aproximadamente 20 preguntas que hará Guzmán (desde ya, negará su responsabilidad), sino más bien sus consecuencias: el magistrado quedará habilitado para procesarlo por esta causa. Lo único que podría impedir esta medida es la supuesta �demencia� que le fue diagnosticada al general retirado en los exámenes psíquicos y neurológicos que se le practicaron. Pero los demandantes presentaron ayer un recurso ante Guzmán indicando la falsedad de dichos exámenes.
La sospecha de que los exámenes médicos a Pinochet estuvieran arreglados nació anteayer, cuando desde Toronto (Canadá) el perito médico de la parte querellante, el neurólogo Luis Fornazzari, denunció que en la redacción final del informe fue cambiado el diagnóstico de �demencia leve a moderada� del preinforme por el de �demencia moderada�. La diferencia es menor pero tiene un �trasfondo judicial insospechado�, según señalaron ayer los abogados querellantes. Fornazzari se negó a firmar este documento final y le escribió personalmente al juez Guzmán. También señaló que en el informe final figuraban exámenes practicados a Pinochet mucho antes de los que él mismo, junto con otros siete médicos, le realizó.
Los abogados de las víctimas de la Caravana de la Muerte apoyaron ayer a su perito. En un escrito para Guzmán, los abogados querellantes Carmen Hertz, Eduardo Contreras, Hugo Gutiérrez y Juan Bustos estimaron que el informe final es �falso� y producto de una �adulteración�. También denunciaron a la subdirectora del Instituto Médico Legal, América González, así como a la secretaria de la Corte de Apelaciones, Silvia Papas, quien certificó el informe original que establecía la �demencia leve a moderada�. Lo extraño es que el perito adjunto de la defensa de Pinochet, el neurólogo Sergio Ferrer, aseguró que no es cierto que el informe final que él firmó estableciera sólo una �demencia moderada�, sino que puso su rúbrica en uno que conocía Fornazzari, el de la �demencia leve a moderada�, por lo que Ferrer atribuyó a un error de transcripción menor el que a su colega le llegara a Canadá un diagnóstico distinto. El ministro de Justicia, José Antonio Gómez, fue menos diplomático: destacó la ética de los peritos del Instituto Médico Legal y aventuró que Fornazzari habría violado el juramento que lo obliga a exponer sus conclusiones sólo a los tribunales y no a los medios de comunicación.
En todo caso, esta polémica será resuelta por el juez Guzmán, dado que el informe médico sólo es un antecedente para una decisión que debe tomar sólo él: procesar o eximir de juicio a Pinochet. Y para eso, primero, debe abocarse a la declaración indagatoria. Guzmán tiene preparadas 20 preguntas al ex dictador, divididas en tres grandes áreas: la relación entre Pinochet y Sergio Arellano Stark, jefe de la Caravana de la Muerte, la actitud de Pinochet ante el conocimiento de los hechos cometidos por esta Caravana, y el oficio del general retirado Joaquín Lagos Osorio, que informa sobre el resultado de la Caravana de la Muerte y que lleva comentarios de puño y letra del propio Pinochet.
La contundencia de esta y otras pruebas significa que Pinochet puede hacer muy poco por su defensa. Sus abogados le aconsejaron que reconociera su responsabilidad, pero sólo política y no criminal. En realidad, el equipo legal pone todas sus fichas en los exámenes médicos, en la �demencia�, sea cual fuere ésta, de su cliente. Y, si no, siempre quedan las presiones políticas, que el propio Guzmán reconoció que existían, parahacer que Pinochet nunca tenga que afrontar un juicio. En ese caso, quedaría el consuelo de que al menos alguna vez estuvo frente a un juez.
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