La banda estadounidense Red Hot Chili Peppers cerró el festival Rock in Rio con un concierto incendiario, frente a un público record de 250.000 personas y un acumulado (ver aparte) de un millón doscientos mil asistentes. La banda de Los Angeles subió a un escenario que había sido precalentado por los australianos de Silverchair, y fue fiel a su explosiva mezcla de rock y funk, haciendo estallar a la Cidade do Rock con títulos como �Give it away�, �Otherside�, �Californication� y �Under the bridge�. Pese a una serie de problemas con el sonido, el cuarteto ofreció una presentación irreprochable: la nota peculiar la dio el Juzgado de Menores, que colocó a cinco fiscales detrás del escenario para asegurarse de que Flea no cumpliera en Río de Janeiro su tradición de presentarse desnudo. El sábado, Nick Olivieri (bajista de Queens of the Stone Age) fue detenido por la misma razón, dato que Flea tomó muy en cuenta a la hora de salir (vestido) a escena. Con ese cierre, Red Hot Chili Peppers puso proa a Buenos Aires, donde actuará mañana en el estadio de Vélez.
Tras abrir su segunda etapa con la noche teen de �Nsync, Britney Spears y Five, seguir con la cita heavy de Rob Halford y Iron Maiden y una extraña noche de sábado que juntó en el cartel a Dave Matthews Band y Neil Young, la última jornada del festival comenzó con algunos problemas. El grupo brasileño Diesel, una curiosa mezcla de brasileños haciendo grunge en inglés, debió interrumpir su show por una orden de la policía, que trataba de controlar un tumulto en los accesos al lugar. Según trataron de explicar fuentes del festival, �la música provoca cierta ansiedad que podía degenerar en disturbios�. Los problemas no pasaron a mayores.
Los estadounidenses Deftones (también presentes en la cita del estadio de Liniers) ganaron el escenario apoyándose en un sonido demoledor, pero también en el carisma de su cantante Chino Moreno. Y fue carisma lo que le faltó a Daniel Johns, guitarrista y cantante de Silverchair. El grupo australiano cumplió a medias su cometido: aunque sus integrantes andaban por los diez años cuando grupos como Nirvana, Pearl Jam y Alice in Chains irrumpieron con la avalancha grunge en Estados Unidos, sus guitarras distorsionadas y su música áspera buscaron reproducir nota por nota el sonido de Seattle. �Griten por mí como gritaron por Guns n�Roses�, pidió, sin éxito, Johns. La agitación del público recién llegó con los éxitos como �Ana�s Song�, �Miss You Love� y �Anthem For The Year 2000�, pero las verdaderas explosiones, para esa masa de gente que le dio a la jornada final un clima de fiesta multitudinaria, llegarían con los Peppers y su descarga de adrenalina.
600 mil litros de cerveza
En la última jornada, los organizadores presentaron sus números: Rock in Rio 2001 reunió a 1.235.000 espectadores, que presenciaron 160 horas y cuarenta minutos de música durante siete días. La tercera edición del festival no logró batir el record de 1.380.000 espectadores del primer Rock in Rio, realizado en 1985. El informe final de cifras del megafestival puntualizó que sonaron 1186 canciones en el escenario principal y en las tiendas Brasil, Raíces y Eletro. Pese al alto precio de los alimentos, durante siete días fueron vendidos un total de 630.000 sandwiches, 600.000 litros de cerveza y 435.000 de gaseosas, y hubo un consumo diario de 20.000 porciones de lasagna, 40.000 vasos de zumo, 130.000 botellas de agua y 15.000 de bebidas energéticas. Según los cálculos de los organizadores, el festival dejó 265 toneladas de basura. |
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