El frenesí mediático que provocaron las dos
visitas de Guns N'Roses a Buenos Aires (diciembre del '93, julio del '94)
sólo resulta comparable en la historia del negocio de la organización de
espectáculos de rock en la Argentina con los aterrizajes de The Rolling
Stones. Los rumores sensacionalistas alrededor de la supuesta
argentinofobia de Axl Rose, la acusación de "forajido" por
parte del por entonces presidente Carlos Menem y el suicidio de una fan
que no consiguió el permiso paterno para ir a un show, hicieron que el
arribo de los californianos fuera, además, el más escandalosamente
surrealista de la historia. A casi ocho años de aquello, después de un
silencio público impenetrable, el desarme de la banda, su reconstrucción
y la preparación de un nuevo álbum a editarse a mediados de este año (Chinese
Democracy), Mr. Axl Rose pasó como un cometa por Buenos Aires, luego
de su show en Rock in Rio. Se alojó en el Sheraton, el sábado fue a bailar
--camuflado-- al boliche El Divino, y ayer abandonó el país rumbo a
Chile.
Antes de eso, la estrella que acaba de reaparecer en Rock in Rio
con notorios kilos de más concedió ayer por la tarde una entrevista a
Juan Di Natale para el programa de Rock & Pop "Day Tripper".
La entrevista tuvo un problema: fue notorio que estaba estipulado que no
incluyese preguntas sobre el pasado. Si no, no se explica que Di Natale no
le haya repreguntado a Axl sobre las afirmaciones que virtió durante su
estancia en Río sobre la disolución de la anterior formación del grupo.
En esas declaraciones, vertidas ante un grupo de fans, Axl criticó con
dureza a todos sus compañeros, especialmente al guitarrista Slash, a
quien describió como un adicto perdido a las drogas duras. Las
actuaciones de la banda que Axl anunció para noviembre durante el
reportaje serán organizadas por la misma empresa que posee la FM Rock and
Pop, de capitales mexicanos. Esta es una síntesis de la entrevista
--Su visita a Buenos Aires nos tomó de sorpresa. ¿Qué hizo
que viniera?
--En un principio, en verdad, quería venir a tocar, acá y a
Chile. Finalmente eso no pudo ser, pero como estaba en Río, decidí venir
de visita, al menos para sentir la Argentina. Quería sentir esta
ciudad. --¿Qué diferencias notó
respecto de los viajes anteriores?
--Anduve por lugares donde noté que hay más construcciones...
como siempre, la gente me trató muy bien. Mi plan es volver acá para
tocar con Guns N'Roses, seguramente en noviembre.
--Aquí pudo ver por
televisión algo del show de Guns en Río. ¿Cómo lo vivió?
--Fue algo muy especial. El público fue muy receptivo y cálido.
El único problema fue el sonido, que fue realmente muy malo. Por lo demás,
fue grandioso presentar un show nuevo, con canciones y compañeros nuevos,
en un concierto tan masivo. Sudamérica siempre estuvo en mi corazón, y
fue un honor estar en Río para esta ocasión. Fue un show que nos unió
como banda. --En
todos estos años que estuvo recluido, ¿nunca pensó en regresar como
solista?
--A veces lo pensé, pero para mí es muy importante pertenecer a
Guns N'Roses. Guns N'Roses ocupa un lugar muy importante en el corazón de
muchos fans. Y quiero revivir eso en cada una de las personas. --¿Cómo fue el momento
de hacerles tocar las viejas canciones a los nuevos integrantes de la
banda?
--Al principio no querían tocarlas, querían hacer material nuevo,
lo que denota una actitud punk, como los viejos Guns N'Roses. Pero después
empezaron a divertirse, a apreciar y disfrutar con esos temas. En ese
sentido, Tommy Stinson, el bajista, me ayudó bastante y se encargó de
contagiarles la emoción al resto de los músicos. --¿Por qué se tomó
tanto tiempo para grabar Chinese Democracy, que sale en junio?
--Bueno, me tomó mucho tiempo escribir las canciones, hubo muchos
cambios en la formación y, sobre todo, muchos cambios internos en la
compañía discográfica. Ellos creían que podíamos hacerlo mejor, y
entonces teníamos que empezar de nuevo. Cuando estábamos listos, la
gente del sello nos hacía demorar la salida del disco. Pero a su vez eso
hará que, cuando esté terminado, me sienta realmente orgulloso del álbum,
además de tener algunas canciones extra para el futuro. Quiero remarcar
que por ahora es todo muy nuevo: la banda se terminó de constituir seis
semanas antes de Rock in Rio. --Se habló de un
abordaje al rock industrial. ¿Esto es cierto?
--No, pero sí es cierto que había algunas canciones (que ya no
van a estar en el disco, excepto "Oh My God") que iban por ese
lado. Las nuevas canciones asimilan muchas influencias, como el blues, por
ejemplo. Lo que no va a haber es esa cosa medio Aerosmith, medio AC/DC,
que había en los comienzos de Guns, especialmente en Apettite for
Destruction. No compuse temas así porque hubieran sonado a viejo. Noté
que algunos de mis ex compañeros, en sus trabajos posteriores, intentaron
sonar así, y resultó algo viejo. --Después del show en
Rio, hubo gente que bromeó con que el nuevo guitarrista, Buckethead, era
en realidad Slash disfrazado. ¿Escuchó eso?
--Sí. Sé que incluso se hicieron compulsas en Internet para
revelar el misterio. Me causa mucha gracia. Supongo que lo habrán
confundido por el pelo. --¿Cómo se ve como músico
y performer, en relación a diez años atrás?
--Lo de Río fue muy importante, pero me di cuenta de que todavía
nos falta consolidarnos para ser una banda lista para salir de gira. Eso
será a mediados de año, calculo, cuando cobremos el entusiasmo y la
confianza suficientes. Para mí fue muy difícil, mental y emocionalmente,
volver a tocar las viejas canciones, porque me hicieron recordar los malos
momentos que viví con los viejos Guns N'Roses. Pero mis nuevos compañeros
lo convirtieron en algo excitante. --¿Qué les diría a sus
fans argentinos?
--Simplemente muchas gracias por el cariño y el apoyo que siento
estando acá. Que siento todo lo que me transmiten, y que no veo la hora
de volver.
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