Por Diego Schurman
y Pablo Feldman
Carlos Reutemann y Carlos Menem,
este último a través de su hermano Eduardo, le bajaron el
precio a la cumbre que el fin de semana mantuvieron José Manuel
de la Sota y Carlos Ruckauf para consolidarse como los principales referentes
del PJ en detrimento del ex presidente. Primero, yo no me alineo
con De la Sota ni con Ruckauf. Y segundo, no creo realmente que De la
Sota se vaya a prender en esto de correr a Menem, dijo en la intimidad
el santafesino. Ruckauf debe querer constituir un polo de poder,
pero no creo que en ésta De la Sota lo esté acompañando,
manifestó ante los micrófonos el senador riojano.
El fin de semana, el gobernador bonaerense viajó a Villa Carlos
Paz para delinear con De la Sota el mecanismo de elección del candidato
justicialista para la presidencial del 2003. Hubo un principio de acuerdo
para que éste surgiera por la vía del consenso, una manera
de evitar la confrontación interna en las urnas.
La foto de los gobernadores de Buenos Aires y de Córdoba con sus
esposas, todos desparramando calidez y sonrisas, fue como una patada en
el hígado para el menemismo, que ve en De la Sota un potencial
aliado y con quien buscaba un acuerdo justamente para enfrentar a Ruckauf
en una eventual interna. Es más, Menem acompañó al
cordobés durante su campaña proselitista y estuvo presente
en la foto del triunfo, que marcó el retorno de un justicialista
al principal cargo provincial después de décadas.
Pero no fue sólo la foto lo que molestó a Reutemann y a
Eduardo Menem. El enojo se profundizó con las declaraciones del
propio Ruckauf a la prensa, en la que ninguneó al ex presidente
a la hora de responder si éste ocuparía algún lugar
en las conversaciones de los presidenciables del PJ. Hablamos de
tareas de gobierno y él no está gobernando en este momento,
disparó.
Cuando se produjo la cumbre, el gobernador de Santa Fe recién retornaba
de Nueva York, donde fue sometido a una intervención quirúrgica.
Ruckauf y De la Sota se refirieron a Reutemann en buenos términos
y aseguraron que, si bien no estuvo en Villa Carlos Paz, lo verán
en los próximos días cuando ambos se trasladen a Santa Fe
para sellar un acuerdo para promover la producción de lácteos.
El ex piloto de F-1, también precandidato a presidente para el
2003, no quiere verse atrapado en esa movida, a la que se dice totalmente
ajeno. Y en la intimidad insiste en que fue una jugada mediática
de Ruckauf para desplazar a Menem. Aunque se muestra convencido de que
De la Sota no la terminará convalidando. Estoy seguro de
que no va haber complicidad, dijo en su entorno, según pudo
saber Página/12.
Reutemann siempre fue cauto a la hora de hablar de Menem, a quien nunca
dejó de agradecerle su tutoría para ingresar a la política.
Es más, en una conversación con este diario, hace dos semanas,
reveló que si el ex presidente se decide a dar batalla en una interna,
dará un paso al costado, ya que no está dispuesto a competir
con el riojano.
A su turno, Eduardo Menem, quien ya tuvo varias tenidas con Ruckauf por
la pelea que éste entabló con su hermano, se manifestó
en la misma sintonía que el gobernador de Santa Fe.
Carlos Ruckauf debe querer constituir un polo de poder, pero no
creo que en ésta De la Sota lo esté acompañando y
mucho menos Carlos Reutemann, aseguró.
Pero, no conforme, completó su análisis. De la Sota
en ningún momento habló de formar un polo ni mucho menos,
lo que ocurre es que Córdoba y Buenos Aires tienen intereses comunes,
al igual que con Santa Fe, por el tema de las fábricas de coches
y la producción de lácteos, argumentó el legislador
riojano para justificar la razón del encuentro en la provincia
mediterránea, y el que se anuncia para los próximos días
en tierras del Lole.
OPINION
Por Diego Ramiro Guelar *
|
Empezar de nuevo en
el peronismo porteño
El Partido Justicialista es el partido político más
grande e importante de la Argentina. Después de 10 años
y medio a cargo del gobierno nacional y de la mayoría de
las administraciones provinciales, logró retener 14 gobiernos
provinciales (entre ellos las provincias más pobladas y ricas
del país), ser mayoría en el Senado y primera minoría
en la Cámara de Diputados. Esta situación significa
el gobierno sobre el 80 por ciento del producto bruto y la población
del país. Y esto es así durante el ciclo de baja,
después del desgaste propio de una década donde se
realizaron profundos cambios que, en el corto plazo, perjudicaron
a muchos. El parto de una nueva Argentina no es fácil ni
indoloro.
Sólo dos distritos están en crisis. El caso más
dramático es la Capital Federal. Llegar a sacar 1,8 por ciento
de los votos en las últimas elecciones no puede explicarse
por ninguno de los pecados o errores que pueda atribuirse al peronismo
nacional, visto su excelente performance en todo el país.
¿Qué nos pasó?
En una sociedad compleja, dinámica, constituida por clases,
subclases, individuos y toda suerte de grupos e intereses contrapuestos
y contradictorios, formular una propuesta atractiva y ganadora requiere
entender y armar ese ser especial que llamamos porteños.
Este exilio en el puerto, que vive extrañando su terruño
interior, su fantasía de destino allende los mares, esa permanente
insatisfacción, sentido hipercrítico de la realidad
mezcla de taxista, señora gorda y referí.
Esa Buenos Aires amada y odiada, modelo y anatema, Biblia y calefón.
¿Puede ser que esta ciudad generadora de Discépolo,
Manzi, Marechal, Hugo del Carril, el general Valle, Juan Carlos
Dante Gullo, Carlos Ruckauf, Alejandro Dolina, Irma Roy, y tantos
otros no pueda articular un mensaje atractivo para justicialistas
y otros que no lo son? ¿Es posible que la fuerza política
que hizo las dos revoluciones del siglo, la nacionalista en los
40 y 50 y la liberal en los 90, esté ausente
de las universidades? ¿No es acaso posible explicar que el
amor por la patria pueda ir de la mano con el amor por la libertad
y que no era necesario matarnos entre nosotros para construir un
país mejor? ¿Es posible que no podamos explicar que
logramos terminar con la sociedad fracturada, en permanente guerra
civil, y que hicimos la paz entre los argentinos? ¿Puede
quedar toda esta historia de luchas, pasiones, movilizaciones, grandezas
y miserabilidades limitada a este disminuido 1,8 por ciento? Seguro
que no.
Ha llegado el momento de empezar de nuevo, que no es mirar nostálgicamente
el pasado sino usar nuestra rica historia como plataforma de lanzamiento
de un peronismo de cara al siglo XXI. La Capital le debe este debate
al país, porque la Capital es de todos los argentinos y el
peronismo de la Capital debe ser esa síntesis que nuestra
gran metrópoli es y seguirá siendo.
El nuevo Consejo de garantía que hemos conformado
con un grupo de compañeros quiere constituirse en un punto
de unión, de reencuentro de los que están y nunca
se fueron (aunque hayan tenido que ampararse en identidades de emergencia)
y de los que se sumarán para concretar este sueño.
¿Irma Roy puede desplegar su desparpajo militante en otro
lugar que no sea el peronismo? ¿Un joven brillante como Gustavo
Beliz puede desarrollar sus ideas de gobierno, organización
y seguridad fuera del marco nacional donde transitó desde
periodista a ministro del Interior en los primeros 30 años
de su vida? Hasta Mauricio Macri, presidente de la mitad más
uno, ¿puede encontrar otra fuerza que interprete mejor
su vocación de participación política?
Los viejos, los jóvenes y los nuevos parirán un peronismo
mejor para contribuir a que nuestra Capital Federal sea la capital
de todos.
* Integrante del Consejo de Garantía del PJ de la Capital
Federal
|
|