La tragedia cayó como una aplanadora sobre un auto y sus dos ocupantes,
ayer por la tarde, en la autopista Dellepiane, a la altura de Villa Lugano.
La aplanadora, en realidad, era un ómnibus de larga distancia,
sin pasajeros, que venía desde Ezeiza hacia Buenos Aires y, en
lo que pareció una carrera enloquecida, embistió por
causas que se desconocen a un auto desde atrás, rompió
los dos guardarail y el alambrado que separan al medio la autopista, y
se cruzó a la mano contraria, donde, después de rozar a
otros dos vehículos, aplastó a un Renault Megane: tres cuartas
partes del auto un montón de fierros de no más de
cincuenta centímetros de altura quedaron incrustados bajo
el ómnibus. En esa masa metálica quedaron atrapadas las
dos víctimas, y en la parte trasera, una decena de muñecos
de peluche desparramados hicieron pensar en una desgracia peor. Los bomberos
confirmaron luego que no había niños a bordo.
El múltiple choque ocurrió poco después de las 17.
Un micro Mercedes- Benz, de la empresa Mercobus SA, venía desde
Ezeiza hacia el centro, por la Autopista Dellepiane, según fuentes
policiales, a altísima velocidad. A la altura de la calle Larrazábal,
el micro embistió desde atrás a un Rover que iba en el mismo
sentido. El conductor del ómnibus perdió el control de su
vehículo y se fue contra el guardarail, que no soportó la
embestida. Tampoco la resistió el alambrado tejido de dos metros
de alto, que Autopistas Urbanas SA colocó para evitar el cruce
de peatones, entre ambas manos de la autopista. Ni el guardarail ubicado
sobre la vía contraria.
La mole descontrolada irrumpió así sobre la mano de vehículos
que iban hacia la provincia: primero chocó contra un jeep Gladiator
4 x 4, luego embistió, medio de costado, a un Fiat Palio, y finalmente
aplastó al Megane Scenic contra el otro guardarail, después
de atravesar todo el asfalto. Los conductores de los dos primeros vehículos
sufrieron heridas y fueron atendidos en el Hospital Santojanni. Los ocupantes
del Renault, en cambio, fallecieron en el acto, y el rescate de sus cuerpos
fue una tarea difícil y dolorosa, que demandó más
de una hora y media de trabajo a los bomberos. Lo único que se
sabía de ambos, hasta anoche, era que se trataba de un hombre y
una mujer.
El conductor del ómnibus fue demorado en la Comisaría 48ª,
que interviene en la instrucción de la causa. El accidente fue
detectado de inmediato por una de las 18 cámaras con las que la
empresa AUSA -dependiente del gobierno porteño controla el
tránsito en las autopistas urbanas, lo que permitió el
envío inmediato de patrulleros, ambulancias, e implementar un operativo
de desvío del tránsito, según informó
Ariel Sujarchuk, vocero de AUSA. La grabación podría ser
de utilidad para la jueza María Angélica Crotto, quien investiga
las causas del accidente.
El múltiple choque provocó el corte de las dos manos de
la autopista y un enorme congestionamiento en las colectoras. Para eludir
ese atolladero, el tránsito que venía desde el centro por
la Autopista 25 de Mayo fue desviado hacia la Perito Moreno, para desviar
por la General Paz hasta la Riccheri, rumbo a Ezeiza.
La Dellepiane, que va desde el peaje de la 25 de Mayo hasta la General
Paz, para convertirse en Riccheri, es una de las vías donde se
efectúa el control de velocidades máximas, que el gobierno
porteño delegó en el caso de las autopistas
en la empresa Siemens-Itron. Allí está prohibido circular
a más de 100 kilómetros por hora.
Nuevo look
para la Federal
Los policías porteños tienen con qué hacerle
frente al agobio del verano. Por orden de su jefe, el comisario
general Rubén Santos, 12 mil efectivos de esa fuerza fueron
provistos, desde este lunes, de un juego de dos camisas blancas,
de tela liviana y sin botón al cuello, que los efectivos
lucirán en lugar de la clásica y sofocante
chaqueta azul oscuro. En pocos días más, se completará
la partida hasta completar la vestimenta de 20 mil policías
entre agentes, suboficiales, oficiales y jefes que trabajan
en las comisarías y en la calle. Más parecidos a personal
de seguridad privada que a federales, los policías cambiaron
también la tradicional gorra azul forrada en su interior
con cuerina por un liviano gorrito de lona, con visera, similar
a los que utilizan los jugadores de béisbol. El nuevo look
estará vigente hasta que comience el otoño.
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