Por Diego Fischerman Podría pensarse en Caetano
Veloso como en un compositor de canciones cargadas de sensualidad. O como
un cantante de bellas melodías fuertemente arraigadas en las tradiciones
populares brasileñas. O como un poeta comprometido en algún
momento con el futurismo y los experimentos con las sonoridades puras.
O como el rescatador (y reinventor) de genealogías menores, bastardas
y poco prestigiosas; o como uno de los introductores del mundo de los
Beatles al universo sudamericano; o como el continuador de la Bossa-Nova
por otros medios o como el permanente sorprendedor con proyectos, canciones,
versos u orquestaciones nunca imaginables de antemano. O, mucho mejor,
como la improbable resultante de cada una de estas cualidades y de muchas
otras igualmente geniales e igualmente contradictorias entre sí.
Y Noites do Norte, un disco articulado en gran medida alrededor del tema
de la esclavitud, resulta ejemplar en tanto allí se nuclean, se
resumen y se exponen como nunca todas estas características.
EL
SABADO SE CUMPLEN CIEN AÑOS DE LA MUERTE DE VERDI Por D. F. Este sábado se cumplirán cien años de su muerte. El mercado ya viene recordándolo desde hace rato. Pero Giuseppe Verdi probablemente sea uno de los pocos que no necesita de un aniversario redondo para que la gente se acuerde de su música. Controvertido y contradictorio, en casi todas sus composiciones conviven momentos sublimes con otros efectistas y hasta vulgares. Unos y otros constituyen su estilo. Unos y otros hacen de su arte directo, voluntariamente llano, uno de los más interesantes de la historia de la música. La discografía verdiana es, por supuesto, abundante. Pero hay algunas obras y algunas versiones que resultan imprescindibles. Empezando no podría ser de otra manera por La Traviata en la interpretación de Callas y Kraus (grabada en vivo en Lisboa), la Aida de Leontyne Price y Jon Vickers conducidos por Solti y el Falstaff con Giuseppe Taddei y la dirección de Herbert von Karajan. De Otello hay una versión canónica, a cargo de Mario del Monaco y Renata Tebaldi y, más cercana en el tiempo, la discutida (aunque valiosísima) de Plácido Domingo. Rigoletto con Fischer-Dieskau, Bergonzi y Scotto, Il TRovatore de Price, Warren y Tucker, Don Carlos (versión francesa) dirigida por Pappano y Don Carlo (versión italiana) por Haitink, La Forza del Destino en la versión estrenada en San Petersburgo en 1862 (por el elenco del Kirov), Simon Boccanegra conducida por Abbado y el Requiem historicista dirigido por Gardiner, completan un buen panorama al que sólo faltaría agregar el Cuarteto de Cuerdas, en la muy buena versión del Julliard. |
|