Por Carlos Polimeni El tema de Jimi Hendrix con
que los Red Hot Chili Peppers cerraron esta madrugada su notable show
bien podría operar de síntesis del espectáculo: Fire
(Fuego) sonaba a declaración de principios en un estadio
de ánimos incendiados, en que una multitud de 40 mil personas parecía
saltar al unísono. La banda había armado una lista de temas
que le garantizaba impacto, con mayoría absoluta de dos discos
claves de su carrera, como Californication, que lo devolvió
a los lugares de privilegio de los rankings de medio mundo, y su mejor
declaración de principios Blood sugar sexx magik. El
set fue relativamente breve dieciseis temas en noventa minutos
y remató con bises infalibles, como Sir psycho y Fire.
EL
DILUVIO ALTERO TODOS LOS PLANES La lluvia fue la gran protagonista de las horas previas al show. Cuando a partir de las 18 la ciudad fue azotada por uno de sus típicos diluvios de verano, en Vélez se multiplicaron las caras largas y empezaron los cálculos. Los primeros en perder fueron los grupos locales Santos Inocentes y Catupecu Machu, cuyas actuaciones se suspendieron. El show de Deftones estuvo en duda hasta último momento. Finalmente, con un retraso considerable, el grupo de Chino Moreno, uno de los tantos surgidos a partir de la existencia de Red Hot Chili Peppers, hizo lo suyo con profesionalismo.Aun en los momentos más violentos del temporal, el mensaje de la organización era que se hacía sí o sí,, pero entre bambalinas se negociaba. A las 20, unas 6 mil personas no se movían, aguantando el agua en las plateas y el campo. Afuera, los accesos se convertían en un caos: autos que se quedaban en el camino, colectivos parados, asistentes tratando de vadear calles hechas ríos. El barrio aparecía tomado por los fans que, frente al embate del cielo, hacían antesala en todo puesto de panchos o pizzería que contaran con un techo. Adentro, el negocio de la noche fue vender, más no comprar, ponchitos impermeables, que una vez que la lluvia paró no servían más que como recuerdo |
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