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Por Raúl Kollmann
 “Todavía no se conoce
toda la verdad.” Esta opinión fue expresada en forma unánime
por todos los que participaron ayer en los actos de recordación
de José Luis Cabezas, asesinado hace exactamente cuatro años.
La esposa del fotógrafo, María Cristina Robledo, la hermana
Gladys, sus padres Norma y José, el periodista que estaba con Cabezas
aquella noche, Gabriel Michi, y los representantes de los reporteros gráficos
argentinos coincidieron en que hubo más gente que participó
del asesinato y que aún no está presa y, además,
tampoco están detenidos los que ayudaron a crear una zona liberada
en la que los criminales se movieron con impunidad.
Los familiares de Cabezas, sus amigos y colegas y el ex gobernador bonaerense
Eduardo Duhalde estuvieron ayer por la mañana en la cava, el lugar
donde el fotógrafo fue ejecutado y donde los asesinos quemaron
el cuerpo. Allí se realizó una misa de recordación.
“Falta gente. No olvidemos que durante el juicio oral hubo gente
que supuestamente no se acordaba lo que pasó en la cava y todavía
no contestó a muchas de las preguntas”, evaluó Gladys,
la hermana de Cabezas, insistiendo en que la noche del crimen hubo otros
individuos que participaron del operativo y que los propios ladrones de
Los Hornos .condenados por el crimen.- se contradijeron reiteradamente
en lo que tiene que ver con los momentos del secuestro y sobre todo los
disparos y la quema del cadáver. Esto introduce la sospecha de
que en la cava había otros vehículos y otras personas que
todavía no están identificadas. “El propio comisario
de Pinamar, Alberto Gómez, fue detenido acusado de haber facilitado
el operativo que terminó en el crimen. Y ese juicio todavía
no se hizo.”
El periodista Gabriel Michi, en aquel entonces compañero de Cabezas
en la revista Noticias, también hizo un llamado en el mismo sentido:
“Hay que averiguar qué es lo que está pasando con la
causa. El llamado juicio Cabezas II está aún en etapa de
investigación”. En verdad siempre se manejó la idea
de que debía haber una segunda parte del juicio oral para detectar
las complicidades que hubo aquella noche y también buscar el origen
de las increíbles irregularidades de la investigación. Por
ejemplo, se plantó un arma falsa en Mar del Plata para acusar del
crimen a un grupo de esa ciudad, otra pistola desapareció, se alteraron
autopsias y pruebas, apareció en forma extraña la máquina
de fotos de Cabezas y se hicieron otras maniobras similares. En este último
año es poco lo que se ha avanzado para esclarecer esos puntos oscurísimos.
“La investigación puso al desnudo .-sintetizó Michi–
una trama de poder mafioso donde jugaba el interés del grupo que
respondía a Alfredo Yabrán con la maldita policía
bonaerense. Fueron dos caminos que se unieron y se confabularon para el
crimen.”
Reiterando lo publicado ayer en exclusiva por Página/12, el ex
gobernador Duhalde sostuvo que “el asesinato fue un mensaje mafioso
contra la prensa libre. Había mucho miedo en ese momento del homicidio
y era lo que se quería lograr, porque la mafia generalmente intenta
eso, actúa con impunidad”.
La esposa de Cabezas, María Cristina Robledo, transmitió
una visión muy emotiva de las cosas. “Nunca olvidaré
a José Luis. Nuestra hija Candela vive bastante bien el duelo por
la muerte de su padre. Hace cuatro años, a esta hora, todavía
pensábamos que lo podíamos encontrar vivo. Hoy ya sabemos
que no es así. Ahora trato de que mi hija crezca rodeada de amor.
Siempre viene a la cava, así que este lugar no es desconocido para
ella.”
Al atardecer, la Asociación de Reporteros Gráficos de Argentina
(Argra) plantó cuatro pinos junto al monolito edificado en homenaje
a Cabezas en la entrada de Pinamar. Un pino por cada uno de los años
transcurridos. “Aún no se conoce toda la verdad sobre el asesinato.
Falta juzgar a otrosresponsables”, fue el mensaje transmitido en
ese acto por los reporteros gráficos.
Holanda
y los desaparecidos
Holanda se sumará
a los países europeos que investigan los crímenes cometidos
por la última dictadura argentina. El Colegio del Fiscal del Estado
decidió ayer que la Fiscalía de Amsterdam tramite la denuncia
del ex embajador holandés ante la Unesco Maarten Mourik contra
el argentino Jorge Zorreguieta, ex ministro de Agricultura del dictador
Jorge Rafael Videla. La presentación surgió a raíz
de que la hija del ex funcionario de facto –Máxima– es
la novia del príncipe heredero de Holanda, Guillermo Alejandro.
Mourik consideró en sus denuncia que Zorreguieta “debería
saber qué pasó con las víctimas de la dictadura vinculadas
con la agricultura, porque ese era su ámbito profesional”.
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