Por Fernando Cibeira
El presidente Fernando de la
Rúa repitió ayer una de sus estrategias favoritas para demostrar
que mantiene la iniciativa: firmó 30 decretos al hilo. En ellos
mezcló cuestiones reglamentarias y temas más trascendentes.
Lo que quedó claro de ese show de decretos es que el Gobierno busca
promocionarlo enviando a sus ministros a largas conferencias de prensa.
La gente no puede hablar mal de la firma de decretos porque nadie
puede acusar a un Presidente de gobernar, resumía anoche
un vocero oficial sobre la intención que tienen en la Casa Rosada.
Según la explicación que daban en la Jefatura de Gabinete,
la idea de sacar los decretos en fila surgió en la megarreunión
de ministros de la semana pasada en Olivos. Así fue porque en la
exposición de cada integrante del gabinete quedaba en evidencia
que muchas iniciativas estaban paradas ante la falta de una decisión
del Gobierno. Colombo a quien le gusta mostrarse como un funcionario
activo y que se fastidia ante las trabas burocráticas dispuso
que esta semana revisaran cada decreto para resolver si se firmaban o
no, y no demorar más la cuestión.
Al Gobierno le resultó atractivo volver a armar una presentación
mediática enmarcada dentro del objetivo mayor de la gran
reforma del Estado destinada a bajar el costo argentino, de acuerdo
a lo que sostenían anoche en la Rosada. De esta forma, De la Rúa
repitió la jugada del última día hábil del
2000, cuando firmó seis decretos que luego se vio en las
encuestas fueron percibidos por la gente como un gesto de autoridad,
una de las debilidades que le señalaban al Presidente. Además,
la firma de decretos le significó al Ejecutivo menos costos de
los que se preveían. Por ejemplo, la fuerte crítica inicial
a la reforma previsional por parte del Frepaso se fue diluyendo.
Colombo fue contundente en la conferencia de prensa. Dijo que el Presidente
les pidió a sus ministros que aceleraran los tiempos para que las
medidas lleguen más rápido a la gente. Con todo, difícilmente
podría considerarse que las 30 medidas dispuestas ayer vayan en
beneficio de la gente. Incluso, una evaluación objetiva
de alguna de ellas podría dar como resultado más bien lo
contrario, por ejemplo en el aumento de tarifas en las línea de
trenes manejadas por TBA (ver nota aparte).
De acuerdo a la información brindada por la Jefatura de Gabinete,
sólo uno de los decretos fue de necesidad y urgencia,
y se refería a la pesca del calamar. Sin embargo, fueron otros
tres decretos los que se presentaron como los más importantes:
el que creó un multimedios estatal de comunicaciones uniendo la
agencia Télam, Canal 7 y Radio Nacional (ver página 20),
el que estableció un aumento de transportes y el que dispuso una
nueva reforma del Estado.
Pero el Gobierno ya aprendió la lección de presentaciones
anteriores y ahora mide cada una de sus palabras, entre las que no vuelven
a aparecer ajuste o achicamiento, de aparente
efecto depresivo para la sociedad. En cambio, sí es bueno hablar
de control de gastos o ahorro, que fueron los
términos de mayor uso en la conferencia de prensa de ayer. Por
ejemplo, el secretario de Comunicación, Darío Lopérfido,
insistió en que la unificación de medios estatales no signifique
ningún achique de personal, no obstante continuará
abierto el sistema de retiros voluntarios para quien desee utilizarlo.
Otra medida importante fue la transferencia de la AFIP desde Economía
a la Jefatura de Gabinete, pero es un pase anunciado hace ya más
de dos meses y cuenta con la aprobación del propio José
Luis Machinea. En señal de que por aquí no pasa nada,
fue el propio jefe de Hacienda quien se encargó ayer de informar
esa medida.
Luego de un año de zigzagueante gestión y tras las dolorosas
lecciones aprendidas, el Gobierno entró al año electoral
decidido a no repetir errores. En el campo político, viene pensando
la mejor forma de contener a toda la Alianza dentro de una comisión
que ayer mismo anunció el Presidente a sus ministros (ver página
6). En lo ejecutivo, ya no hay másendiosamiento a la política
de diálogo que dejó magros resultados en las arcas
oficiales, sino que De la Rúa optó por ser más
activo y armar shows de decretos.
Habrá otra
vuelta más
Aunque el Gobierno se esmeró en recolectar los temas pendientes
de definición para sacarlos por decreto, a fin de mostrar
una nueva faceta expeditiva, no llegó a tiempo con algunas
medidas. El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, confirmó
que la semana que viene habrá una segunda ronda
de anuncios, justamente con los puntos que no alcanzamos a
resolver ahora. Uno de ellos será la cancelación
por decreto a la posibilidad de que se dicten en el futuro nuevas
moratorias o blanqueos impositivos. De ese modo, el Gobierno quiere
transmitir a los contribuyentes que deben pagar sus impuestos en
tiempo y forma, porque no habrá más chances para regularizar
su situación. Colombo también indicó que se
reglamentará por decreto la ley de lavado de dinero, para
definir quiénes y de qué modo serán elegidos
los miembros de la Unidad de Información Financiera. Esta
comisión concentrará la información vinculada
con operaciones financieras de más de 10 mil pesos. Finalmente,
habrá un decreto para que los resúmenes de tarjetas
de crédito sean títulos ejecutivos y las administradoras
puedan embargar a los morosos.
|
LA
RENEGOCIACION CON TBA Y LA REFORMA DEL ESTADO
Lleguen más rápido a la gente
Por David Cufré
El Presidente de la Nación
nos instruyó para que las decisiones políticas lleguen más
rápido a la gente, dijo ayer, en tono solemne, el jefe de
Gabinete, Chrystian Colombo, al presentar el paquete de decretos que firmó
Fernando de la Rúa. Aunque la intención publicitada por
el Gobierno fue mostrar ejecutividad en la resolución de problemas
concretos de la gente, entre los decretos figuran dos polémicos.
En primer lugar, se ratificó la renegociación del contrato
con Trenes de Buenos Aires (TBA), operador de los ramales Mitre y Sarmiento,
que entre otras cosas dispone un aumento de tarifas del 58 por ciento
en seis años y la prórroga de la concesión por 20
años. Cuando José Luis Machinea presentó el año
pasado este acuerdo recibió duras críticas por parte de
ligas de usuarios. Otro tema que tampoco generó apoyo y que ahora
el Gobierno impuso por decreto es el programa de reestructuración
del Estado, que obliga a todos los organismos públicos a presentar
sus propios planes de ajuste en un plazo de 120 días.
De todas las medidas anunciadas, esta última fue la que causó
mayor sorpresa. El Gobierno había elevado al Congreso el plan de
reorganización del Estado dentro del Presupuesto 2001. En ese proyecto,
la medida figuraba como el artículo 58. Los legisladores se enfrascaron
en una larga polémica por ese artículo, hasta que finalmente
tanto los de la Alianza como los justicialistas decidieron eliminarlo
de la ley. Sin embargo, la iniciativa fue sancionada ahora por decreto.
Los legisladores consideraban que el drástico ajuste propuesto
a la estructura del Estado merecía la discusión de un proyecto
por separado.
En concreto, el decreto establece que todos los organismos del Estado
deberán elevar a la Secretaría de Hacienda su propio esquema
de achicamiento en un plazo de 120 días. Lo que se busca, de acuerdo
con la versión oficial, es evitar la duplicación de tareas
y garantizar un funcionamiento eficiente de cada ministerio y organismo
público.
La diferencia sustancial que presenta el decreto respecto de lo que era
el artículo 58 es que invita a los sindicatos a formar parte de
las comisiones encargadas de practicar los ajustes. De este modo, se pretenden
morigerar las probables críticas que recibirá la medida
por parte de los sindicatos, los cuales habían cuestionado al artículo
58 por entender que era un modo encubierto de habilitar despidos. Los
organismos que produzcan ahorros recuperarán hasta el 75 por ciento
de esos recursos, incluso para aumentar salarios de su personal. Pero
los que no cumplan con achicar sus estructuras serán penados con
descuentos a sus presupuestos de hasta un 10 por ciento. Es un esquema
de premios y castigos, sentenció Colombo.
El otro tema destacado dentro del paquete de decretos es la insistencia
del Gobierno en la renegociación del contrato con TBA. Cuando asumió
como ministro, Machinea resolvió dejar sin efecto una renegociación
previa con esa empresa realizada por el gobierno menemista. Aunque logró
mejores condiciones para los usuarios, su acuerdo tampoco satisfizo a
las ligas de consumidores. Entre otros motivos, porque el Gobierno obvió
la instancia de la convocatoria a audiencia pública para que las
partes pudieran opinar.
Pero también se cuestionó la autorización de aumentos
de tarifas del 58 por ciento en seis años y la extensión
de la concesión por 20 años, a cambio de inversiones por
1300 millones de pesos. Las asociaciones de usuarios presentaron recursos
de amparo a la Justicia, que lograron frenar los aumentos. Pero el Gobierno
consideró que la Justicia no impidió que se concluyera el
proceso de renegociación, y que ahora hizo por decreto. De todos
modos, es probable que se reiteren las presentaciones judiciales y TBA
deba seguir esperando para aplicar los aumentos. Igualmente, Machinea
aclaró que durante este año no está prevista la suba
de tarifas.
En el acto de presentación de decretos, Colombo remarcó
que las medidas pretenden favorecer a la gente y eliminar trabas burocráticas.
La ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, se encargó de difundir
las iniciativas desu área, como el descuento a jubilaciones de
privilegio de más de 500 pesos. El otro participante de la conferencia
de prensa fue el secretario de Turismo, Hernán Lombardi, quien
comunicó la devolución del IVA a los turistas extranjeros,
para que nadie quedara afuera del show del decreto.
|