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DAVOS

INSOLITO GIRO SOCIAL EN EL FORO ECONOMICO MUNDIAL
Ahora los ricos hablan de los pobres

El tradicional encuentro que reúne a los empresarios más poderosos del mundo comenzó con una película sobre la pobreza. El presidente suizo citó a Karl Marx. �Una nueva fase de la mundialización.�

Klaus Schwab, presidente del Foro Económico, y Moritz Leuenberger, titular de la Confederación Suiza.

Por Eduardo Febbro
Desde Davos

Si no fuese por la nieve, las montañas, el cortante acento suizo alemán, la cantidad de líderes de la economía mundial y el nombre más que simbólico de la ciudad, Davos, cualquiera podría pensar que lo que se inauguró ayer no fue un foro mundial de economía que reúne a toda la crema de la globalización sino una reunión de contestatarios del sistema. La trigésima primera edición del famoso World Economic Forum empezó con esta ciudad del macizo montañoso de Grisons situada por las fuerzas del orden y una ceremonia de apertura en la que los defensores más acérrimos del liberalismo “cedieron” ante la presión de esa izquierda antimundialización reunida en Porto Alegre. Programa oficial o comentarios de pasillo, todo lo que se dice en Davos apunta al mismo objetivo: después de haber enterrado al Estado como primer regulador de la sociedad y promocionado la “desregulación total”, los dirigentes económicos del mundo se proponen ahora el objetivo de “bridging the divides”, es decir, “reducir las fracturas” para “evitar el acrecentamiento de las divisiones en la sociedad global a fin de que las fracturas no se vuelvan irreversibles”.
Para muchos observadores, en cierta medida el partido entre Davos y Porto Alegre ya tiene un ganador: al obligar al Foro Económico Mundial a reflexionar sobre los caminos de un “acercamiento entre los que tienen y los que no tienen nada, entre los que saben y los que no, entre los que navegan por Internet y los que jamás hablaron por teléfono”, Porto Alegre impuso su ritmo a la telaraña mundializada. Prueba de ello son los momentos espectaculares que ofreció la ceremonia de apertura: una película del ex fotógrafo de Benetton, Oliveiro Toscani, mostrando las radicales diferencias entre ricos y pobres con imágenes de una crudeza desconsoladora de las personas que se mueren de hambre en el mundo y el contraste con los lugares más avanzados de la tecnología liberal suscitó una ola de aplausos y gritos dignos de la Bombonera. Cada vez que algún ministro del tercer mundo o de los países “intermedios” denunciaba las subvenciones agrícolas, el proteccionismo de los mercados (Brasil) o la fuga de cerebros del Sur hacia el Norte (India), la sala reaccionaba como si toda la barra brava de Boca hubiese venido a Davos.
Como si fuera poco, el mismo presidente de la Confederación Suiza en persona, el socialista Moritz Leuenberger, pronunció en su discurso la palabra prohibida. “Toda economía es una economía de tiempo”, dijo Leuenberger citando a la letra a Karl Marx. El presidente suizo justificó esa extraña incursión acotando que “en su calidad de padre de la Primera Internacional, el filósofo alemán fue también el pionero de la mundialización y es, por lo tanto, un lejano precursor del Foro Económico Mundial”. No crea el lector que lo que sigue a continuación fue dicho en Porto Alegre, no; es aquí, en Davos, donde Leuenberger declaró: “La mundialización tiene sus vencedores cubiertos de gloria, pero también tiene sus perdedores, aquellos que, presa de la desesperanza, se ven reducidos a luchar por la supervivencia o están obligados a emigrar”. En su puntual declaración, el mandatario citó uno tras otros los trastornos ocasionados por “el éxito económico”: estragos en el medio ambiente, corrupción, dinero sucio, abismo entre la explosión de los conocimientos tecnológicos y “nuestra incapacidad de aplicarlos para el bien de todos”. La lista sería extensa, tanto más que la radiografía del tumor de la globalización culminó con el enunciado de un credo que en nada se parece al que solía escucharse en Davos en años anteriores: “No hay libertad sin límites, porque la libertad sin límites deja de ser la libertad”.
Leuenberger no fue el único en situar la problemática social y las disparidades del mundo en el centro de la reflexión. El tema de esta 31ª edición es precisamente ése: “Sostener el crecimiento y disminuir el foso. Un esquema para nuestro porvenir global”. Todo parece orientado a”extender las antenas hacia el Hemisferio Sur”, particularmente a Africa, y a entablar un diálogo provechoso con las ONG. Pero Davos se acuerda tarde. La caída de la Nueva Economía y los temores de que los puntos perdidos por el crecimiento económico norteamericano afecten a Europa hacen que la repentina “sensibilidad” social de los dueños de la Tierra no se torne rápidamente en hechos concretos. Como lo reconoció el gran pontífice de esta misa de los amos del mundo, Klaus Schwab, “establecer puentes entre las divisiones era evidentemente más fácil con una economía en pleno progreso”. Pero ello no quita un detalle significativo. De manera masiva y oficial, los dirigentes de las multinacionales, los gobernadores de los bancos centrales y los grandes cerebros del neoliberalismo corren detrás del discurso del sur. Así, por ejemplo, Claude Smadja, el director general del Foro Económico Mundial, declaró a Página/12 que lo que está “ocurriendo ahora es una toma de conciencia de que la mundialización entró en una nueva fase. La primera se apoyó en la convicción de que el proceso de globalización aportaba repuestas a todos las cuestiones. Pero con el correr de los años hubo que rendirse a la evidencia de que todos los problemas no podían resolverse según la exclusiva ley del mercado. Por otro lado, la gente espera hoy que las empresas sean algo más que meras entidades económicas, es decir, concretamente, que adopten un enfoque ciudadano, integrando sus responsabilidades sociales”.
Esta última frase muestra hasta qué punto el mea culpa ha sido oficializado hasta en las más altas esferas: “Nos dimos cuenta –dice Smadja– de que la mundialización se desarrollaba más rápido que nuestra capacidad para administrarla”. Estas bellas palabras no impiden que los organizadores hayan decidido dejar afuera a los grupos que piensan manifestar el sábado próximo. Los puntos centrales de Davos están rodeados de alambres de púa, hay militares por todos lados, el Estado suizo prohibió la entrada al territorio a unos 300 “indeseables” que mostraron sus garras en las manifestaciones antimundialistas de Seattle y Niza.

 

Ausencia por blindaje

Poca representación oficial y un empresariado reducido al mínimo, la presencia argentina en esta trigésima primera edición del Foro de Davos es más que modesta. Según reveló a Página/12 una fuente del Foro, luego de la invitación cursada al presidente argentino, Buenos Aires respondió diciendo: “Blindaje económico y mucho trabajo pendiente. El año que viene vamos a venir con buenas noticias”. La Argentina está representada oficialmente por la vicegobernadora de la Ciudad de Buenos Aires, Cecilia Felgueras, el secretario de Estado de Turismo Hernán Lombardi y el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini, que recién llega hoy al mediodía y no estará presente en el seminario sobre Mercosur que se inicia a las diez de la mañana. Por su parte, los empresarios argentinos inscriptos hasta el momento son escasos: Federico Sturieigger, director de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella; Perano, de Velox; Sebastián Bagó, de los laboratorios del mismo nombre, y Enrique Pescarmona.

 

ANTI - DAVOS

En Porto Alegre el lema es “Otro mundo es posible”

El Foro Social Mundial anti-Davos comenzó a sesionar ayer en Porto
Alegre, Brasil, con un acto multitudinario. �Estamos aquí para construir un nuevo pensamiento, no al neoliberalismo� fue una de las consignas.

Campesinos del Movimiento de Los Sin Tierra de Brasil participan en la marcha con una bandera cubana.

Por Eduardo Tagliaferro
Desde Porto Alegre

Más de tres mil personas cantaron, bailaron y se emocionaron hasta las lágrimas en la ceremonia de apertura formal del primer Foro Social Mundial contra la globalización. En una sala desbordante, con 2800 butacas instaladas, delegaciones de 120 países aplaudieron el espectáculo musical del grupo Afro-Tché y enarbolaron una bandera con la consigna “Otro mundo es posible”.
Desde el palco se iba presentando a cada una de las delegaciones, a las que se les pedía ponerse de pie para que las individualizara el auditorio. El orden de presentación fue alfabético y aunque por los aplausos había quedado en claro que Brasil era el local, la ovación que recibió la delegación de Cuba mostró con claridad que su norte es algo más que geográfico.
Los cronistas extranjeros no podían discernir quién era esa figura sobre la que todos los niños se abalanzaban para pedirle un autógrafo. “Ese es Raí”, dijo un español apasionado por el fútbol. Luego de nombrarlo todos recordaron su paso por el San Pablo y por la selección brasileña. Incluso se mencionaba que era el hermano de Sócrates, aquel habilidoso número 10. Raí preside una entidad para proteger a los niños de la calle: “Gol de Letra”.
“La lucha sigue (Emiliano), Zapata vive”, “globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza” eran las consignas más repetidas por los campesinos del Movimiento Sin Tierra.
“Este Foro es para reconstruir una nueva convivencia entre los humanos. Estamos aquí para construir un nuevo pensamiento. Porque creemos que otro mundo es posible le decimos no al neoliberalismo”, formaron parte de las cuartillas que leían los presentadores del acto de apertura.
Luego del breve discurso del director de Le Monde Diplomatique, Bernard Cassen, hablaron el prefecto de Porto Alegre, Tarso Genro, y el gobernador de Rio Grande do Sul, Olivio Dutra, en cuya cara sobresalen enormes bigotes que lo acercan más a los novelescos personajes de Jorge Amado que a un político tradicional. Cada vez que Dutra se desplaza por las calles de la ciudad, la gente le responde con aplausos y viva su nombre.
El momento más emotivo del acto fue la teatralización final. Una letanía musical marcaba el peregrinar circular y abatido de niños, mujeres gordas, flacas, negras y blancas, de hombres con overol, con la camiseta del Vasco da Gama, y en cueros. La música fue tomando un ritmo más vivo al tiempo que cambiaba la actitud corporal de los marchantes. La melodía de los tamboriles era más encendida cuando los personajes tomaron sus herramientas. Sin dejar de rondar sobre el escenario esgrimían picos, palas, martillos, puños en alto, teclados, estetoscopios, puños en alto, macetas, semillas, azadas, libros, puños en alto. Cuando el ritmo era vertiginoso los manifestantes dejaron las herramientas para tomar las banderas, que sin serlo completamente tenían los colores de los estandartes de Francia, Brasil, México, la Argentina y Paraguay.
Cuando se depositaron las banderas sobre el tablado, una mujer con su torso desnudo y una larga pollera negra, más negra que su piel, ocupó el centro del escenario. Tomó un libro y se dirigió a los presentes. Su parlamento incluyó definiciones como: “La ocasión es propicia para que pensemos en el mundo que se avecina. Un mundo de verdades y misterios”. “Cómo será el mundo que vendrá, cómo será el siglo XXI”. Luego de recordar las dos grandes represiones en Latinoamérica, en 1964 (golpe de Estado en Brasil), y en 1976 (comienzo de la dictadura militar argentina), afirmó: “Somos gente del siglo pasado, es tiempo de imaginar el tiempo que vendrá. Qué tal si ejercemos la fantasía de soñar”, dijo y comenzó a definir cómo veía el tiempo por venir. “El televisor dejará de ser el miembro másimportante de la familia y será tratado como una máquina del pasado. En ningún país habrá servicio militar. Los políticos no tendrán caras tristes. El mundo ya no estará en guerra contra los pobres. La comunicación dejará de ser un negocio porque es un derecho humano. La educación no será un privilegio de quienes pueden pagarla. La Justicia y la Libertad serán hermanas siamesas que ya no estarán condenadas a marchar por separado. Una mujer negra será presidenta de Brasil. En Estados Unidos, una mujer negra será presidenta. En la Argentina, ‘las locas de Plaza de Mayo’ serán consideradas ejemplo de salud mental. Seremos compatriotas de todos aquellos que tengan aspiraciones de justicia. Cada noche será vivida como si fuese la última y cada día como si fuese el primero”.
Finalizada la inauguración, los asistentes se encolumnaban hacia “La Marcha por la Vida” que transitaría momentos más tarde por las calles de Porto Alegre. Mientras, las personalidades se retiraban tratando de evitar la presión de los centenares de periodistas. Pudo verse el emocionado abrazo de Luiz Inacio Da Silva (Lula) con Hebe de Bonafini. Al intelectual chileno Ariel Dorfman, a la ex primera dama francesa, Danielle Mitterrand, a los hombres del PT que ocupan puestos de gobierno en Río Grande, en Porto Alegre y otros municipios.
Más de cincuenta cuadras de largo era la dimensión de la “Marcha por la Vida” que transitó por la Avenida Borges de Mediros. Banderas del PT, de la asociación francesa ATTAC, del “Movimiento Negro Unificado”, de grupos cristianos fueron las más visibles.
Mientras sonaba la música de “Guantanamera” y desde la columna de Los Sin Tierra se repetía la consigna “Patria Libre, Venceremos”, un grupo de jóvenes católicos luchaba por mantener derecho su estandarte. La firma identificaba a la Pastoral de Juventudes de la Arquidiócesis de Florianópolis, arriba está su sigla dentro de una gran cruz. Como crucificada se distinguía la sigla del PJ.
El ritmo de la manifestación provenía de los tamboriles del grupo Afro-Tché. A su paso era inevitable que los empleados que abandonaban sus lugares de trabajo no acompañaran los compases con pases de baile.
“A la deuda externa los gobiernos la pagan con vidas”, decía desde sus remeras un grupo importante de marchantes. Otros se acordaban del dictador chileno Augusto Pinochet, “Pinochet Assassino” enarbolaban las pancartas de la CUT (Central Unica de Trabajadores).
“Recibimos a los más de 40 mil manifestantes”, declamaban los oganizadores desde uno de los camiones con sonido. Desde allí, mientras las columnas se dispersaban por el campo Por Do Sol en el que se aprestaba a actuar el francés Manu Chao, habló el titular de la CUT, Joao Felicio.
Concluyó Felicio su discurso mientras continuaban ingresando manifestantes. “Por un mundo sin excluidos, sin discriminación, con igualdad de oportunidades, con libertad, con distribución equitativa de la riqueza. En fin, por un mundo socialista”, afirmaban los locutores que seguían recibiendo a quienes participaron de la “Marcha por la Vida”.

 


 

RAFAEL ALEGRIA, TITULAR DE VIA CAMPESINA
“La soberanía alimentaria es un camino”

“El sistema neoliberal es violento, no nosotros”, repite insistentemente Rafael Alegría, titular de Vía Campesina, institución que está presente en más de 100 países. Entre todas sus agrupaciones, el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) es una de las más reconocidas. En uno de los escasos momentos libres del Foro Social Mundial, concedió un reportaje a Página/12: “entiendan por qué nuestras posiciones son más radicalizadas”, pide luego de exponer sus puntos de vista.
–¿Cómo es el impacto del neoliberalismo en el mundo campesino?
–Los campesinos son los que más sufren el impacto de la globalización. Millones de campesinos hoy sufren hambre y son reprimidos violentamente cuando reclaman sus derechos. Son miles y miles los campesinos que están en las cárceles en varios países. Pero el problema no es de países sino de modelos. En estos momentos impera un modelo de agricultura industrializada, modernizada y altamente competitiva, contra una agricultura campesina, tradicional, sana, sostenible. Condenamos el modelo impulsado por los países más desarrollados porque destruye la agricultura campesina. Los pequeños agricultores de Europa tienen los mismos problemas que los campesinos del Sur. Por eso estamos unidos en favor de nuevos modelos de agricultura. La confederación campesina de Francia y la coordinadora campesina europea son miembros de Vía Campesina y estamos juntos para construir un modelo distinto del desarrollo de la agricultura.
–El modelo neoliberal también construye pautas de consumo. ¿Qué cultivos se encuentran marginados por estos nuevos modelos mundiales de consumo?
–Los cereales que producen los países europeos, nos los dan como préstamos blandos, aumentando más la deuda de nuestros países frente a los países industrializados. No nos parece correcto que los países industrializados utilicen los alimentos como variable contra los subdesarrollados. Debemos hacer una gran campaña por la soberanía alimentaria de nuestros pueblos, que es el derecho a producir y consumir nuestros propios alimentos y a vender en nuestros propios mercados.
–¿Cómo se definen políticas comunes para el campesinado, teniendo en cuenta la diversidad geográfica, cultural, y política de sus representados?
–Un punto sobre el que esperamos haya coincidencia plena en este Foro es la condena al modelo. Reconocemos la diversidad del Foro, diversidad de conceptos, de ideas. También aspiramos a obtener lineamientos estratégicos. Una gran alianza internacional contra el neoliberalismo. Debemos trabajar en propuestas alternativas a la globalización. Estamos convencidos de que el neoliberalismo está en crisis. Sin dejar de atacarlo, este es el momento de construir la propuesta alternativa. Propuesta que debemos reconocer hoy no tenemos. Esperemos que Porto Alegre sea una oportunidad para acercarnos a esa propuesta.
–¿Cuántas agrupaciones participan de Vía Campesina?
–En el mundo nucleamos a más de 50 millones de pequeños agricultores, campesinos y mujeres trabajadoras agrícolas. Somos un movimiento muy amplio en más de 100 países. Nuestra sede está en Honduras, no permitiríamos que esté asentada en Ginebra o en París, por poner un caso, dado que el subdesarrollo es una consecuencia que profundiza las diferencias.
–¿Cómo sintetiza realidades tan diferentes como la existencia de latifundios en algunos países y minifundios dominantes en otros?
–En Argentina por ejemplo el latifundio es histórico. Ahora Argentina impulsa el libre comercio, mayor industrialización. El gobierno argentino está convencido que aún impulsando estas políticas, no podrá garantizar la seguridad alimentaria de su pueblo. No se les escapa que deben tener políticas de producción más nacionales. Hay que garantizar la soberanía alimentaria. Estos modelos imponen desde afuera el modelo de agricultura.
–¿Con qué propuesta política se supera el neoliberalismo?
–Hay distintos momentos, ahora avanzamos en mayor participación popular y mayor democracia. Como lo que sucede en Venezuela, con (Hugo) Chávez, en Chile y aún en Argentina, donde se pudo superar una dictadura tan terrorista como la que vivieron para llegar a un proceso más democrático. Hay partidos políticos más progresistas y eso es bueno. Espero que a mediano plazo la sociedad civil y los gobiernos podamos crear un gran bloque que nos permita tener un modelo contra el neoliberalismo. El fracaso de la OMC (Organización Mundial de Comercio) en Seattle es que muchos gobiernos no se sumaron a las políticas de los Estados Unidos ni de la Unión Europea. Apostamos a estos cambios, que en última instancia van a depender de la lucha de los pueblos.

 

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