Por Mariana Carbajal
El Gobierno porteño
tuvo que ceder ante la bronca incontenible de los damnificados por el
furioso temporal del miércoles. A la línea de créditos
blandos para enfrentar los daños provocados por el agua, la ciudad
sumó a última hora de la tarde nuevos beneficios para los
recientes inundados: quienes sufrieron pérdidas en sus propiedades
gozarán de una reducción de hasta el 80 por ciento en la
contribución de Alumbrado, Barrido y Limpieza (ABL) de este año,
mientras que los automovilistas que padecieron estragos en sus vehículos
recibirán una suma fija aún no determinada a
través de un descuento en la tasa de patente. En una prolongada
reunión de gabinete, el jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra,
resolvió destinar dinero del presupuesto de la ciudad para limpiar
o reparar las fachadas de las viviendas y comercios afectados por la inundación,
y bajar en 3 puntos la tasa anual de los préstamos ofrecidos un
día después del diluvio. Así, Ibarra intenta frenar
la ola de críticas y las duras recriminaciones que recibió
su gestión por las consecuencias de la tormenta. Se trata de la
primera vez que un gobierno porteño anuncia un paquete de medidas
de estas características. No es un resarcimiento, quiso
dejar en claro el jefe de Gobierno.
Ayer por la tarde, antes de conocerse el plan de compensación económica
para los inundados, vecinos del barrio de Villa Pueyrredón cortaron
la avenida General Paz para reclamar ayuda material del Gobierno porteño.
El tránsito quedó interrumpido en la mano que conduce al
Río de la Plata y en la colectora, entre Constituyentes y la salida
de Albarellos. Por la mañana, el malestar de los contribuyentes
afectados por los 135 milímetros de agua caídos en dos horas
el miércoles se escuchó a través de las radios. La
principal queja giró en torno a la línea de crédito
blando abierta en el Banco Ciudad (ver aparte). En lugar de préstamos,
clamaban por indemnizaciones. Se estima que los perjudicados son alrededor
de 300 mil, la mayor parte en los barrios de Belgrano, Villa Urquiza,
Saavedra, Villa Crespo, Villa Santa Rita, Villa Devoto y Flores.
Para calmar los caldeados ánimos, el jefe de Gobierno decidió
lanzar el paquete de auxilio económico, cuya forma de instrumentación
se definirá a partir del lunes. Lo hizo un día después
de negar la posibilidad de un resarcimiento para los que sufrieron
pérdidas porque según sus propias palabras a Página/12
los perjuicios no los causó el Gobierno de la Ciudad sino
que fueron producto de un temporal inédito.
Anoche, Ibarra declaró que el Gobierno decidió medidas
de emergencia porque entiende que es obligación de los gobernantes
reparar daños provocados por un fenómeno natural extraordinario;
del mismo modo es obligación desarrollar acciones destinadas a
cumplir con las obras de infraestructura necesarias para reducir al mínimo
las consecuencias de situaciones meteorológicas críticas.
Las cuatro medidas resueltas tras una extensa reunión con sus principales
colaboradores en la que se barajaron distintas alternativas
son las siguientes:
Un programa de limpieza y/o
recuperación gratuita de fachadas. Incluirá la reparación
de mampostería externa. Los interesados deberán inscribirse
en los Centros de Gestión y Participación (CGP) de los barrios
afectados por el temporal, adonde se abrirán registros. Las obras
estarán a cargo de la Subsecretaría de Servicios Generales
y serán solventadas con dinero del presupuesto de la ciudad.
Reducción de la cuota
anual de ABL hasta un 80 por ciento, de acuerdo con el perjuicio sufrido.
Habrá tres categorías de daños. El Gobierno realizará
un censo de las pérdidas en comercios y viviendas, y estudiará,
para el caso de los contribuyentes que ya abonaron la tasa correspondiente
a todo el 2001, si les extenderá un crédito para el año
próximo o les devolverá el importe pagado.
Compensación para automovilistas.
Los propietarios de autos dañados por la inundación percibirán
una suma fija, a través de una bonificación en la cuota
de patente, una vez que se haya realizado la reparación correspondiente.
Serán beneficiados sólo aquellos dueños de vehículos
empadronados en la ciudad. Para corroborar el daño, el Gobierno
hará una verificación técnica del auto a través
de una compañía de seguros. Todavía no se definió
el monto que será reembolsado.
Créditos blandos con
tasa del 6 por ciento para comercios, consorcios y reposición de
material de trabajo, y del 9 por ciento para personas físicas .
A paso lento, ayer se empezó a normalizar la situación en
los barrios más afectados. El Gobierno porteño y los propios
perjudicados trabajaron para absorber el agua de viviendas, comercios,
subsuelos y garajes. Defensa Civil desagotó más de un centenar
de casas y edificios. En algunos estacionamientos subterráneos,
recién por la mañana pudieron verse los autos en el primer
subsuelo, pero todavía era imposible llegar a los pisos inferiores.
Las compañías Edenor y Edesur aseguraron que habían
restablecido el servicio eléctrico en los barrios damnificados,
pero la lluvia que cayó en la tarde de ayer provocó un nuevo
corte de luz en algunas manzanas de Belgrano .
La oposición aprovechó el vendaval para criticar la gestión
de la Alianza. El secretario de Obras y Servicios Públicos, Abel
Fatala, deberá rendir cuentas sobre el Plan de Obras Hídricas
el martes en la comisión de Obras Públicas de la Legislatura.
El bloque de Nueva Dirigencia insistió en que exigirá una
interpelación del jefe de Gobierno. La ombudsman Alicia Oliveira
directamente responsabilizó a las autoridades porteñas por
los perjuicios padecidos por miles de vecinos y anunció que está
evaluando la posibilidad de iniciar un juicio por responsabilidad contra
el Ejecutivo local. Además invitó a los damnificados a presentar
su denuncia en la Defensoría. Vamos a elevar todos los reclamos
que recibamos al Gobierno con una recomendación para que, tras
acreditar sumariamente los daños sufridos, se abone la indemnización
que corresponda en cada caso. También reclamó un resarcimiento
económico para los inundados el diputado del Partido Obrero, Jorge
Altamira. Mientras que los legisladores Víctor Santamaría,
de Nueva Dirigencia, y Jorge Argüello, de Encuentro por la Ciudad,
junto al ex ombudsman Antonio Cartañá, coincidieron en que
Buenos Aires necesita más presupuesto para obras de infraestructura
hidráulica. Además de inversiones hidráulicas,
lo que le falta a la ciudad es toda una política respecto del manejo
de estos problemas: hay que ganar más espacios absorbentes,
señaló Argüello.
Más lluvia
y mucho miedo
Sobre llovido, mojado. Eso habrán pensado ayer, cuando
empezó la lluvia, los habitantes de los barrios que el miércoles
a la tarde soportaron 135 milímetros de lluvia en apenas
dos horas. Sin embargo, según informó el Servicio
Meteorológico Nacional, el fenómeno no sobrepasó
los límites convencionales de una tormenta de verano: en
la primera hora y media, se registraron sólo 24 milímetros.
A pesar de eso, el pánico cundió, hubo una esquina
inundada y 1900 clientes de la zona de Belgrano volvieron a quedar
a oscuras.
La lluvia se desató a las 17.30. Poco después del
primer chaparrón, la empresa Aeba concesionaria del
servicio de recolección de residuos en la zona norte de la
ciudad desplegó un operativo de limpieza preventiva,
y en algunas esquinas, personal de la Guardia de Auxilio porteña
levantó las tapas de los sumideros para evitar que se acumulen
residuos. En el cruce de Cabildo y Mendoza, la presión del
agua hizo saltar la tapa de una boca de tormenta, inundando en cuestión
de minutos las cuatro esquinas. El titular de Defensa Civil no tardó
en abrir el paraguas: Recomendamos a la gente guardar calma,
no circular por las calles anegadas y esperar a que baje el agua.
De nuevo, la lluvia trajo oscuridad. Las primeras gotas provocaron
la caída de un cable de media tensión, lo que hizo
que la subestación Vidal de la empresa Edenor saliera de
servicio. El corte de energía afectó a las cuadras
ubicadas entre Olazábal, Cabildo, Monroe y Ciudad de la Paz.
Según informaron voceros de la concesionaria, el servicio
se restableció por completo minutos después de las
19.30.
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SERAN
POR UN MONTO DE 1,8 MILLON
Oferta de créditos
A partir del lunes,
quienes hayan sufrido daños durante la tormenta del miércoles
último en edificios, comercios o viviendas podrán empezar
a gestionar un crédito en dólares en el Banco Ciudad, a
tasas reducidas, a devolver en un plazo de hasta dos o tres años,
según el caso, y con tres meses de gracia. El presidente de la
entidad, Roberto Feletti, adelantó que se hará frente a
toda la demanda de préstamos, sin límites, y señaló
que según el cálculo de los técnicos estiman recibir
alrededor de 350 solicitudes, por un monto total aproximado de 1,8 millón
de dólares. A continuación, una guía práctica
de las condiciones y características de cada línea crediticia.
En todos los casos, una vez que se presente la solicitud, el banco realizará
un informe ambiental sobre el daño producido por el agua. Recién
después se otorgará el dinero, que podrá empezar
a devolverse a partir del cuarto mes. En un primer momento se anunciaron
con tasas de 9 por ciento anual para consorcios y comercios y del 12 por
ciento para particulares. Ayer, a última hora de la tarde, el Gobierno
porteño informó que las redujo en 3 puntos en cada caso,
gracias a un aporte de 300 mil pesos del Fondo de Ecualización
de la Secretaría de Desarrollo Económico.
Para los consorcios, el monto máximo será de 30 mil dólares,
con tasa del 6 por ciento, a un plazo de hasta 36 meses. En el caso de
los locales comerciales, el préstamo se extenderá hasta
8 mil dólares, también a una tasa del 6 por ciento, a devolver
hasta en 24 cuotas. Las personas físicas tendrán acceso
a créditos de un máximo de 5 mil pesos, a 9 por ciento,
a pagar hasta en dos años.
Otra
anciana víctima de la inundación en el geriátrico
La mujer, de 94 años, había sido rescatada del agua tras
el diluvio con una hipotermia. Fue internada, pero ayer murió
en el hospital. Así, suman cinco las muertes en Los Girasoles.
El
geriátrico de Belgrano, bajo investigación de
la Justicia.
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El expediente judicial
donde se investiga la tragedia en el geriátrico Los Girasoles sumó
ayer una quinta víctima: Celina Mariani, de 94 años, falleció
en el Hospital Tornú, donde había sido internada con un
cuadro de hipotermia luego de haber sido rescatada de las aguas que habían
ingresado al sótano donde tenía su habitación. Ahora
investigamos cinco muertes, confirmó una fuente judicial,
aunque aclaró que la carátula definitiva de la causa dependerá
de lo que digan las autopsias y las pericias ordenadas en el geriátrico
y que determinarán si se trató de un accidente, de un homicidio
culposo o de un hecho doloso. Anoche, fuentes de la Secretaría
de Gobierno porteña aseguraron que el geriátrico tenía
la habilitación en regla, pero el secretario de Obras Públicas
de la Ciudad, Abel Fatala, admitió que pudo haber alguna irregularidad
en lo que se refiere a la utilización del sótano como dormitorio.
No puede haber habitaciones en sótanos, recalcó
Fatala, quien precisó que esto no rige sólo para geriátricos
sino para cualquier construcción en general. Explicó
que un sótano, para ser autorizado como habitación, debe
tener ventilación y una serie de cosas que evidentemente
no estaban en condiciones en esta construcción. El funcionario
estimó que tal vez la habilitación la pidieron para
hacer funcionar este local para otro tipo de actividad y terminó
siendo utilizado como dormitorio.
Voceros del geriátrico Los Girasoles, ante la consulta periodística,
se abstuvieron de informar sobre la muerte de Mariani, pero insistieron
en que cuentan con todas las habilitaciones en regla y que
se trató de una desgracia lamentable. El juez de la
causa, Juan Cicciaro, ordenó una serie de pericias técnicas
para determinar las causas de las muertes. Ayer, personal de la comisaría
37ª interrogó a un número importante de testigos, pero
esa información todavía no fue elevada al juzgado.
Cicciaro, su secretario Hugo Decaría y el fiscal Marcelo Romá
realizaron una inspección en el geriátrico de la calle Superí
al 2200 que se prolongó hasta las 3.30 de la madrugada del jueves.
En forma paralela, ante el juzgado de instrucción de Luis Zelaya
se presentó una denuncia penal contra el Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires, por cuádruple homicidio culposo, antes
del deceso de la quinta víctima.
La causa fue iniciada por el abogado Miguel Angel Pierri, conocido a partir
de su intervención en la causa por la muerte del cuartetero Rodrigo,
secundado por su colega Roberto Polito. Reclamaron que se investigara
la responsabilidad de la Dirección General de Habilitaciones y
Clausuras del Gobierno porteño. Entendemos que hubo negligencia
grave por parte de los titulares del geriátrico y que tampoco se
verificaron las inspecciones correspondientes, explicó Pierri.
El defensor del Pueblo de la Tercera Edad, Eugenio Semino, dijo que después
de una primera visita de inspección realizada en mayo del año
pasado, donde la Unidad de Contralor de Geriátricos Privados del
Gobierno porteño detectó irregularidades, hubo una segunda
que se concretó en agosto pasado. Allí se constató
que había un exceso de población, ya que el lugar
estaba habilitado para alojar a 40 personas y había 47. El
número se había incrementado luego a 49.
En el geriátrico se habían realizado construcciones nuevas
que no figuraban en el año 1992, fecha de la habilitación
original. Una fuente allegada a la investigación recordó
que en ese año el intendente municipal era el peronista Carlos
Grosso, luego denunciado por numerosos casos de corrupción, que
incluyeron a los organismos encargados de realizar la verificación
de las habilitaciones para distintos comercios de la ciudad. Anoche, la
población del geriátrico se había reducido bastante,
porque varios de los internados fueron retirados del lugar por decisión
de sus familiares, a partir de la inquietud creada después de la
tragedia. Semino consideró que esos traslados son peligrosos
si no se realizan con la aprobación de los ancianos, que seguramente
han encontrado en el lugar a una familia sustituta y todo cambio implica
una pérdida. El jefe del Gobierno porteño, Aníbal
Ibarra, lamentó la muerte de las ancianas yadelantó que
se investigará administrativamente para determinar si hubo responsabilidad
de algún funcionario.
COLAS
DE 50 METROS PARA COMPRAR MERCADERIA AFECTADA POR EL AGUA
Cabildo, una avenida en liquidación
Desde la inundación
del miércoles pasado, la avenida Cabildo entre Monroe y Mendoza
se ha convertido en el reino del deme dos: obligados por el
agua a rematar sus mercaderías, los dueños de los negocios
de la zona intentan rescatar, a través de las liquidaciones, por
lo menos el valor de costo de la ropa. Frente a los locales se estiran
colas de hasta media cuadra: se consiguen remeras desde 2 pesos, carteras
desde 5 y zapatos desde 10. Y hasta han aparecido los falsos inundados:
locales que no perdieron mercaderías por la tormenta, pero que
igual ostentan el cartelito de liquidación x inundación
para que la competencia con los que venden todo más barato no sea
tan desigual.
Liquidamos todo. Pase y revuelva, invita un cartel en un negocio
de todo por dos pesos, en Cabildo al 2200. Las clientas han seguido la
indicación al pie de la letra: en tres canastos, las musculosas
se mezclan con las polleras en un revoltijo con olor a humedad. El encargado
explica que no hace mucho que incorporaron el rubro textil al local: Yo
no perdí tanto, porque las cajas las tenía en el fondo y
no en un sótano, como otros, cuenta. Pero tener esto
acá en el frente me frena la venta de la otra mercadería,
agrega. Con esto se refiere a los canastos de ropa, alrededor
de los que se concentran por lo menos dos docenas de mujeres. El resto
de la mercadería son llaveros, muñecos, platos, cuadernos,
cortinas de baño, cosméticos. Todo acomodado en las estanterías
del negocio, casi sin tocar. Igual prefiero que se venda esto a
que no se venda nada, suspira el hombre.
En la esquina de Cabildo y Blanco Encalada, Virginia espera que el semáforo
le dé luz para cruzar. Apenas puede con las cinco bolsas que carga,
llenas hasta el tope. Dos en la mano izquierda, tres en la derecha.
¿Toda esa ropa es para vos?
No, no, llevo para mi hija y para mi sobrina... Aunque para mí,
alguna pavadita también compré.
Recorrer la avenida Cabildo desde Monroe hasta Mendoza habitualmente no
demanda más de diez minutos. Sin embargo, desde la tarde en que
el agua entró en los negocios sin pedir permiso, esas tres cuadras
se han convertido en un hormiguero. Las mujeres hacen cola frente a los
locales, esperando entrar para revisar una pila enorme de ropa mojada
o sucia. En Gan, un comercio de jeans ubicado en Cabildo entre Blanco
Encalada y Olazábal, una vendedora arenga a la multitud femenina
que, de rodillas, evalúa el grado de humedad de las prendas: ¡Vamos
chicas, acá no hay que pensar! ¡Compren, compren y salgan!.
La eufórica impaciencia de la señorita es lógica.
En la vereda, casi 50 nuevas clientas esperan su turno para entrar a revolver.
Bruno lleva media hora esperando en una cola de media cuadra, para entrar
a Dexter Shop, una cadena de indumentaria deportiva. Llegó con
dos de sus amigos, y supone que aún deberá esperar otros
cuarenta minutos para acceder al local y comprar algo. En el interior,
un chico regatea con un vendedor el precio de unas zapatillas. Unos minutos
después se retirará vencido: el vendedor no aceptó,
y las zapatillas quedarán para otro cliente. Sonia, en cambio,
ni siquiera puede darse el lujo de rechazar un regateo; porque su local
de Cabildo y Blanco Encalada se le inundó apenas dos días
después de la inauguración. Por eso, ahora ofrece en la
vereda remeras desde 3 pesos. Con suerte, recuperaremos el 20 o
30 por ciento de lo que invertimos. No creo que más, acota.
En un negocio cercano a la calle Mendoza, alguien comenta en voz baja
que, en realidad, la mercadería no está arruinada, aunque
el cartel de liquidación por inundación sigue
fijo en la vidriera. Lo que pasa es que es la única forma
de que la gente entre, porque si no los demás nos sacan las pocas
ventas que tenemos, cuenta uno de los vendedores, al tiempo que
pide discreción. Del mismo negocio, Paula sale radiante, con dos
bolsas. Tiene 18 años y viajó desde San Miguel para no perderse
las ofertas. Hicimos una vaquita con dos de mis amigas, y vine yo
porque hoy pude faltar al trabajo. Paula atiende el kiosco familiar,
pero ayer el padre la dejó hacerse la rata. Te dejo porque
todavía tengo que ir a ver zapatos, se despide, mientras
se pierde en la multitud de compradores de ocasión.
Producción: Silvina Seijas
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