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EMPEZARON LOS DEBATES EN EL FORO DE PORTO ALEGRE
Contra la verdad revelada

Moderados por Víctor De Gennaro (CTA), los panelistas cuestionaron el orden mundial. Y volvieron a hablar acerca del socialismo.

José Bove, el líder campesino francés, arrojando granos de maíz.
Fue en un acto de desagravio en un plantío con transgénicos.

Por Eduardo Tagliaferro
Desde Porto Alegre

Tumultuosos, multitudinarios, surgentes son los debates de las organizaciones sociales y personalidades políticas que impulsan una alternativa al neoliberalismo. Ayer comenzaron las conferencias y talleres del Foro Social Mundial. El titular de la Central de Trabajadores Argentinos, Víctor De Gennaro, presidía la conferencia en la que se discutía “¿Cómo construir un sistema de producción de bienes al servicio de todos?”. Simultáneamente el líder de la liberación de Argelia, Ahmed Ben Bella, coordinaba la polémica sobre “los fundamentos de la democracia y de un nuevo poder”.
Las inmensas instalaciones de la Universidad Católica Pontificia vivieron la irrupción del principal objeto del debate: la gente. Gente en los pasillos, gente en las aulas y anfiteatros, gente en los ascensores, gente, gente, gente.
En la vorágine del Foro un observador distraído puede ser sepultado por la ola de cronistas que se desplazan junto a Luiz Ignácio Da Silva, (Lula) o puede sorprenderse con la belleza de la gobernadora de San Pablo, Marta Suplicy, compartiendo una conferencia de prensa colectiva con el gobernador de San Pablo, Olivio Dutra, quien demostrando su aspecto novelesco, ayer lucía vestimenta de gaucho y una faja en la que podía leerse, “viva la yerba mate”.
Por la mañana, muy temprano para el ritmo de un congreso tan multitudinario, se sentaron junto a De Gennaro el reconocido economista egipcio Samir Amín, su colega argentino Jorge Benstein, el investigador chileno Orlando Caputto, la socióloga coreana radicada en Brasil Helena Hirata y el argentino Francisco Dos Reis, titular de Alampymes (Asociación latinoamericana de pequeños y medianos empresarios).
Dar un diagnóstico sobre la dimensión real de la crisis del capitalismo a partir del neoliberalismo era el tema sobre el que giraban las ponencias. Claro que, con matices, los argumentos dejaban entrever distintas miradas políticas. Samir Amín, Benstein y Caputto acordaron en señalar que la superación política al neoliberalismo venía de la mano del socialismo. Esta coincidencia de objetivos no fue obstáculo para que sus puntos de vista se distanciaran a la hora de definir el estado que muestra la economía capitalista en la actualidad.
Para Benstein, “estamos frente a la mayor crisis del Siglo XX. Nuevamente se da la oportunidad de una ruptura con el capitalismo”. A la hora de definir las perspectivas para el siglo XXI, el economista argentino no dudó en afirmar “se avecinan horizontes socialistas en el siglo XXI”. Continuando con este análisis, no dudó en calificar que la conversión del peronismo y del radicalismo a las políticas neoliberales reflejaba “la destrucción de las bases sociales, así como la desarticulación de las élites nacionales. A las que utilizando viejas categorías de los años 70 se las podría definir como una lumpen-burguesía asociada con el capital financiero y tomando rasgos gansteriles y mafiosos”.
Aunque partió del mismo paradigma ideológico que Benstein, el egipcio Amín sólo coincidió a la hora de calificar a la Tercera Vía, esa experiencia impulsada por el premier británico, Tony Blair. “La Tercera Vía no es nada, no es capitalismo renovado, no es nada. Sus argumentos son discursos domingueros y electorales”, dijo Amín.
Aunque definió que estamos en una larga transición que llevará a la humanidad del “capitalismo mundial al socialismo mundial”, Amín no se aventuró a precisar que estamos frente a una crisis que de por sí traerá aparejada la crisis del sistema. “El capitalismo no es un sistema previsible. Sus constantes crisis forman parte de su espíritu caótico ydan por tierra con la búsqueda de los pensadores que pretenden mitigar sus cataclismos con una buena gestión administrativa”, afirmó.
Puesto a caracterizar el momento político, Amín sostuvo que “las condiciones no están maduras para lanzar una fuerte ofensiva. Debemos estudiar más, discutir más. No vaya a ser que una audaz política nos traiga mayor confusión”. En este punto como un miembro del pensamiento enrolado con el marxismo, Amín condenó el espontaneísmo político. Incluso se permitió disentir con Lenín que definió al imperialismo como la etapa superior del capitalismo al afirmar que “el imperialismo es el rostro permanente del capitalismo”.
Amín reivindicó los avances producidos por la denominada “revolución tecnológica”, aunque consideró que ésta –igual que en su momento la revolución industrial– han desarticulado las bases sociales sobre las que se erige la sociedad.
Profundizando esta idea, afirmó que “el libre mercado se basa en un discurso de capitalismo imaginario. Un discurso de propaganda que nunca se cumple”. Para el egipcio son tiempos de imaginar nuevas alternativas sin preconceptos previos.
Con una interminable sucesión de cuadros y cálculos econométricos, el economista chileno Omar Caputto sintetizó la idea de que con la revolución tecnológica, el capitalismo generó las condiciones para una larga onda de expansión económica. Expansión que no está exenta de crisis cíclicas. Al momento de describirlas, vaticinó que en América latina el conflicto que se avecina girará en torno de la voluminosa deuda externa que tiene la región. Al final su presentación Caputto, sostuvo que “tenía una deuda” y esta era mencionar a quienes colaboraron con su trabajo: “los presos políticos chilenos” a los que imparte clases de economía. Presos que dijo, vienen de los tiempos dictatoriales.
La discusión económica no estuvo exenta del modelo político sobre los que se asentarán los cambios. La ruptura del individualismo, del sectarismo, del consumismo y de otros valores negativos atribuidos al neoliberalismo por los disertantes, apareció reiteradamente en las palabras de los panelistas. Sin embargo la síntesis más precisa estuvo en otro taller y de boca del argelino Ben Bella: “vivimos en democracia, pero dentro de una cárcel” opinó.

 

La legión argentina

Más de 700 argentinos participan del Foro de Porto Alegre. Algunos como representantes oficiales de organizaciones sindicales y sociales, otros como concurrentes espontáneos. Doscientos arribaron nucleados por Clacso, el resto formó parte de los dos micros enviados por la CTA o vinieron por su cuenta. Uno de esos argentinos, Víctor De Gennaro, presidió uno de los paneles inaugurales y Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora, estará al frente de otro. También pudo verse al judicial, Julio Piumato, integrante de la CGT denominada rebelde que responde a Hugo Moyano. Una de las argentinas que se destacó en el acto inaugural fue Hebe de Bonafini, titular de Madres de Plaza de Mayo. También participan el economista, Claudio Lozano, el sociólogo Emilio Taddei y el titular de Clacso, Atilio Borón. Está previsto que concurran representantes de la CGT que responde a Rodolfo Daer. Ayer el comité argentino debatió en el aula 403 iniciativas para repudiar en abril próximo, la reunión de ministros latinoamericanos que continuaron con las rondas de estudio del ALCA, iniciativa impulsada por los Estados Unidos.

 

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