Esta vez no falló. ETA finalmente logró ayer dar un golpe
contra el Estado español tras una serie de fiascos en las últimas
semanas. La identidad de la víctima, sin embargo, no daba muy buena
imagen de la capacidad operativa de la organización separatista
vasca. Al convertirse en su primera víctima fatal de este año,
Ramón Díaz García era un cocinero civil de 51 años
empleado por la Comandancia de Marina de San Sebastián. Murió
a la mañana al estallar una bomba-lapa colocada debajo
de su auto. Que ETA eligiera un objetivo tan humilde que no era militar
ni guardia civil aseguró que las condenas fueran unánimes
e inequívocas. El gobierno autónomo de Partido Nacionalista
Vasco (PNV) se sumó a las protestas por la muerte de Díaz
y llamó a ETA para que pare su lucha armada. Según
algunos analistas, el grupo autor del atentado, el comando Donosti,
es la última reserva en el último bastión de apoyo
(Guipúzcoa) que les quedaría a los etarras.
La muerte de Díaz García era coherente con la gradual disminución
en el rango de los objetivos de ETA. Quizá nadie en círculos
oficiales se imaginaba que bajaría tanto. El ministro del Interior
español, Jaime Mayor Oreja, declaró que este crimen
es inexplicable. Parece que el único en percibir una amenaza
fue el mismo Díaz García. Según informó ayer
la central sindical Comisiones Obreras (CC.OO., comunista), él
había iniciado un juicio al Ministerio de Defensa para pedir un
plus salarial de 66 dólares por la peligrosidad de
su trabajo. La decisión del mando etarra no era ilógica:
el miércoles habían fracasado en asesinar a un suboficial
de la Fuerza Aérea, y en términos militares era coherente
apuntar contra un cocinero que, como civil, no contaba con escolta.
Díaz García vivía en el País Vasco desde los
10 años. Electricista de profesión, se había convertido
en cocinero hace unos años luego de que cerrara la empresa donde
trabajaba. Pero su subordinación a una cadena de mandos militar
nunca fue muy evidente. Organizaba partidos de fútbol, preparaba
cenas, estaba muy integrado en el vecindario, lo describió
un conocido. Su rutina diaria no era ningún secreto. Cada mañana
a las 7.00 tomaba un café en el bar Etxarre antes de ir en auto
al cuartel de la Marina en San Sebastián. Ayer a las 7.40 Díaz
García subió a su auto y lo encendió normalmente.
Pero al dar marcha atrás activó los cuatro kilos de explosivos
debajo del vehículo. Su cuerpo atravesó el techo del auto
y aterrizó a unos metros.
Nadie dudó de que hubiera sido ETA. Buscaba un objetivo fácil
para solventar los fracasos que han tenido últimamente, informó
un portavoz de la Ertzaintza, la policía vasca. Pero acabar con
ese objetivo requirió el uso de lo que supuestamente es la élite
del grupo armado, el comando Donosti. Es el único comando que no
fue penetrado por la policía, y cuenta con amplio apoyo popular
en su base, la provincia de Guipúzcoa. Todo esto se refleja en
que se le atribuye un tercio de todos los atentados etarras desde el año
pasado. Su éxito contrastó con la aparente eliminación
de otros comandos etarras en el resto de España (Madrid, Barcelona
y Andalucía) y dentro del mismo País Vasco (Bilbao y Viscaya).
Políticamente, sin embargo, su eficiencia podría resultar
contraproducente. Los nacionalistas vascos moderados quienes generalmente
intentan culpar tácitamente a la actitud intransigente de Madrid
de los atentados ayer no pudieron condicionar su condena al atentado
fatal número 24 de ETA desde que rompió su tregua en 1999.
Eso no impidió que la rama vasca del Partido Popular (PP) de José
María Aznar denunciara que los nacionalistas moderados
del PNV aún esperan que los extremistas de ETA mejoren
su posición de negociación ante Madrid.
ISRAEL
DESCARTA UN ACUERDO ANTES DEL 6
Y no se dio vuelta la Taba
Ahora sí que no va a
ser. El primer ministro israelí Ehud Barak dijo ayer que sería
imposible finalizar el lineamiento de un acuerdo de paz con los palestinos
antes de las elecciones del 6 de febrero en Israel, pese a los progresos
conseguidos durante las negociaciones en Taba. Sus declaraciones fueron
posteriores a evaluaciones de los negociadores de que lo mejor que podrían
lograr las dos partes sería un entendimiento que les permita continuar
conversaciones después de las elecciones para primer ministro.
Me parece que estamos efectuando ahí una labor muy importante,
dijo Barak al Canal Uno de la televisión israelí, refiriéndose
a las negociaciones en el balneario egipcio de Taba, sobre el Mar Rojo.
Creo que hay (...) un progreso muy interesante en muchos tópicos
en Taba, aunque será imposible finalizarlo (el acuerdo),
agregó. Un marco hacia un acuerdo de paz parecía ser la
mejor probabilidad de que Barak continúe en el poder, ante una
insurrección popular palestina de cuatro meses que él no
ha logrado contener. Actualmente, sin embargo, los sondeos de opinión
indican que Barak perdería ante su rival derechista, Ariel Sharon,
por entre 16 y 18 puntos, y puede ser ya demasiado tarde para revertir
la tendencia, especialmente si se considera que la opinión pública
israelí puede deducir que un acuerdo es sólo una maniobra
oportunista de Barak para conservar el poder.
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