Por Horacio Bernades
La ola asiática avanza
sobre Occidente y no debería ser motivo de preocupación,
sino de disfrute. Si en algún terreno es imbatible desde siempre
el cine oriental, ése es, obviamente, el de las artes marciales,
y éstas tienen, luego de Bruce Lee y Jackie Chan, nuevo monarca
coronado. Se trata de Jet Li, nacido en China Popular, formado cinematográficamente
en Hong Kong y a quien Hollywood, cada vez más necesitado de transfusiones
revitalizadoras, ya chupó. Primero, Jet Li apareció
en Arma mortal 4. Enseguida, fue el protagonista de Romeo debe morir,
que aquí se estrenó el año pasado, y actualmente
Luc Besson produce para él Kiss fo the Dragon, donde deberá
vérselas con Bridget Fonda, protagonista de la versiónhollywood
de Nikita. Restaban por conocer aún las docenas de películas
que Jet Li filmó en Oriente a lo largo de las últimas dos
décadas. Ese desconocimiento tiende a subsanarse ahora, a través
del video.
El sello Gativideo lanzó, en el último mes, tres de esas
producciones hongkonesas. Se trata, en orden cronológico, de The
Defender, Fist of Legend (ambas de 1994) y The Inforcer (1995), que acaban
de salir al mercado local con los títulos de Testigo de amor, Venganza
marcial y El justiciero. Se trata, en todos los casos, de películas
de acción en las que este hombre pequeño pero morrudo tendrá,
tarde o temprano, abundante ocasión de descargar una tupida serie
de saltos, golpes y patadas. Aunque nunca con más sangre de la
que permite la calificación apta para todo público,
y en varios casos con la invalorable ayuda del gran Yuen Woo Ping, máximo
coreógrafo del género. Admirador confeso de Bruce Lee y
Jackie Chan, lo curioso de Jet Li es que es la primera estrella de cine
de acción proveniente de China comunista. Dato que suele aflorar
en las películas, generando una lógica extrañeza
en el espectador habituado a que ése sea, en tal caso, el origen
de los villanos, nunca de los héroes.
Jet Li nació en Beijing en 1963, año del Gato, con el nombre
de Li Lian Je. Primera diferencia con los otros grandes referentes del
cine de artes marciales: mientras que la especialidad de Bruce Lee siempre
fue el kung fu y la de Jackie Chan la acrobacia lisa y llana, la técnica
en la que Jet Li reina es la del wu shu. Como aquéllos, descolló
de pequeño, de tal modo que ya a los doce años ganó
varias medallas doradas en esa especialidad. Un año antes, Li Lian
Je había tenido oportunidad de cruzarse con la Historia con mayúsculas,
cuando fue parte de la delegación que acompañó hasta
los Estados Unidos al Camarada Mao, para animar los primeros encuentros
de éste con Richard Nixon. Pero fue otro viaje el que marcaría
su futuro, cuando una compañía cinematográfica hongkonesa
llegó a China para filmar una película de acción.
Esta debía tener lugar en el templo de Shaolin, donde los monjes
practican artes marciales entre rezo y rezo.
Corría 1982, y Jet Li ingresaba, con apenas veinte años,
en la historia grande del género, haciendo el protagónico
de Shaolin Temple, éxito sensacional en varios países de
la zona. A comienzos de la década siguiente su estrella se disparaba
para siempre, gracias a Erase una vez en China, dirigida por ese emperador
del género que es Tsui Hark, origen de una larga decena de secuelas,
varias de ellas con Li al frente. Las tres películas que ahora
se editan en video muestran distintas facetas de su personalidad cinematográfica.
Comenzando por el homenaje explícito que representa Venganza marcial,
remake de Fist of Fury, clásico de Bruce Lee en el que el héroe
combate, junto a sus compañeros de templo y a puño desnudo,
a medio ejército japonés, en la invadida Shangai de los
años 30.
Tanto en El justiciero como en Testigo de amor, Jet es funcionario del
gobierno de China Popular, agente secreto en la primera y miembro de un
cuerpo de élite del Ejército Rojo en la segunda. Esa condición
oficial hace de él un héroe de acción mucho más
monolítico que Bruce Lee. Ni qué compararlo con Jackie Chan,
puro buen humor. Más allá de que Testigo de amor se juegue
a la comedia, Li parecería, en todas ellas, el héroe de
unfilm de propaganda, súbitamente devenido héroe de acción.
Cruza rara que se hace manifiesta a lo largo de toda Venganza marcial,
donde el hombre encarna a la patria misma, así como en el plano
final de Testigo de amor. Allí, la cámara lo toma desde
abajo, vestido de uniforme militar y saludando, la bandera roja flameando
detrás, con su hoz y su martillo.
|