Las consecuencias del terremoto que afectó a gran parte de la India
y el sur de Pakistán provocan conmoción: las autoridades
reconocieron que ya hay más de 16.000 muertos y 33.000 heridos,
mientras que no menos de 100 mil personas han perdido sus viviendas. Funcionarios
del gobierno indio, entre ellos el ministro de Defensa, George Fernandes,
confirmó la cifra de víctimas fatales, pero aclaró
que el número puede aumentar en cada una de las ciudades
afectadas, a medida que avancen las tareas de los grupos de rescate. En
la ciudad de Bhuj, a 950 kilómetros de Nueva Delhi, pocas construcciones
quedaron en pie y son 11.000 los muertos, lo que la convierte en el lugar
más afectado por el sismo.
El terremoto tuvo una intensidad de 6,9 grados en la escala de Richter,
según dijo el observatorio de Nueva Delhi, aunque los expertos
del exterior aseguraron que fue de 7,9 grados. El temblor tuvo 188 réplicas,
15 de las cuales superaron los cinco grados, aunque no habrían
provocado nuevas víctimas.
Uno de los mayores problemas que afrontan los socorristas es la falta
de medios para tratar de salvar a los eventuales sobrevivientes. Estados
Unidos ha puesto en marcha un operativo para enviar ayuda, con una inversión
de un millón de dólares. Entre otros elementos, se enviarán
generadores de electricidad, sistemas de potabilización de agua,
mantas, tiendas de campaña y 100 toneladas de alimentos. La Unión
Europea analiza el envío de una ayuda cercana a los tres millones
de dólares.
En una escuela de la localidad de Anjar quedaron atrapados 39 niños,
cuatro de los cuales pudieron ser rescatados con vida. La falta de elementos
técnicos impidió que el número de sobrevivientes
fuera mayor.
Centenares de niños murieron en el interior de los colegios, a
los que habían concurrido masivamente porque el día del
terremoto coincidía con la celebración del 52º aniversario
de la independencia de la India.
El papa Juan Pablo II hizo llegar sus condolencias en un comunicado donde
expresó su solidaridad y cercanía en la oración
en estos momentos de dolor con los familiares de las víctimas
del desastre.
Contra la soja argentina
En la ciudad danesa de Aarhus la organización ecologista
Greenpeace impidió la descarga de 20.000 toneladas de soja
transgénica para consumo animal procedentes de la Argentina.
Unos seis activistas de la entidad, a bordo de dos lanchas rápidas,
bloquearon el desplazamiento del buque mercante Explorer
que transportaba el cargamento. Los tripulantes de la nave intentaron
resistir, pero no pudieron impedir el rápido operativo desplegado
por los voluntarios de Greenpeace, que impidieron las maniobras
para atracar en el puerto.
Sandra Fontanellas, vocera de Greenpeace, sostuvo que grandes
cantidades de transgénicos destinados a consumo animal, que
se importan desde Estados Unidos y la Argentina, continúan
entrando en la cadena de alimentos a pesar del hecho de que los
consumidores quieren evitar comerlos. Emiliano Ezcurra, coordinador
de la campaña de Biodiversidad de Greenpeace, dijo que es
necesario que las autoridades argentinas comiencen a trabajar
en la segregación de granos y el etiquetado de transgénicos
destinados al consumo animal en Europa.
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