Por Horacio Cecchi
Con un cuadro probabilístico
pluviométrico en una mano, un ojo clavado en los informativos de
tevé, un oído en el parte meteorológico, y el otro
pegado a los informes de sus colaboradores sobre tapas de sumideros que
saltan por los aires por la presión del agua, el secretario de
Obras Públicas porteño, Abel Fatala, no quiere hablar de
fatalidad, y explica el desastre provocado por el temporal del miércoles
pasado con una frase basada en un estudio de probabilidades: Una
lluvia así se va a repetir dentro de 230 años. Durante
una entrevista exclusiva ofrecida a Página/12, Fatala habló
de curvas pluviométricas, se explayó sobre el Plan Hidráulico
porteño, negó que las obras iniciadas en 1998 se hubieran
suspendido, desmintió que se hubieran anulado los servicios adicionales
de limpieza de sumideros, y consideró que la tormenta del miércoles
pasado fue un golpe muy bajo del destino. Para el 2004
el sistema hidráulico de la ciudad en su conjunto estará
en condiciones de soportar sin problemas lluvias de 60 milímetros
por hora, sostuvo. Hasta entonces, sólo una fatalidad nubla
el horizonte de Fatala: que una tormenta de 140 milímetros en dos
horas se adelante 230 años a sus cálculos.
Fue el registro más importante de lluvias en los últimos
cien años -asegura el secretario de Obras Públicas.
Empezamos a investigar los valores desde 1900 con métodos proyectivos.
Lo que surge son curvas que nos dan valores teóricos que nos dicen
que una lluvia como ésta, que fue la mayor del siglo, 140 milímetros
en dos horas, se podría repetir recién en 230 años.
Aunque es cierto que es sólo un cálculo probabilístico.
Mañana puede llover así o peor. No quiero con esto minimizar
la cantidad de milímetros caídos, sino que quiero poner
el acento en las condiciones de excepcionalidad de esta tormenta, que
es lo que generó todas estas situaciones de desastre.
¿No está poniendo demasiado acento en lo fortuito
de la naturaleza? ¿En qué medida puede servir de explicación
para los inundados porteños?
Bueno, darle una explicación a alguien que ha tenido un metro
y medio de agua en su casa, o que dejó su auto porque se le estaba
inundando o que estaba en la calle con el agua hasta la cintura, es evidente
que no le entran explicaciones racionales. Pero yo no puedo trabajar con
datos de tipo emocional. Tengo que tratar de conjugar las dos cosas. Me
hago solidario, me siento mal, es un golpe muy bajo del destino.
¿Una lluvia de qué porte resiste la ciudad?
Hoy, 30 milímetros; la ciudad antes del 96 resistía
entre 15 y 20. Con los trabajos que se hicieron, que son medidas de corto
plazo, hemos ampliado a 30. Por ejemplo, las obras de remoción
del puente viejo debajo de Santa Fe y Juan B. Justo, la limpieza de los
conductos, la defensa costera. Los emisarios de La Boca-Barracas los estamos
terminando este año.
¿Qué son los emisarios?
Son conductos grandes que nacen en determinado lugar de La Boca,
por ejemplo detrás del Argerich, y que terminan en el Riachuelo.
Hay quienes opinan que algunas obras y los adicionales de limpieza
de sumideros fueron suspendidos para ahorrar fondos, y que ése
fue uno de los motivos que provocó que en zonas como Pacífico
el agua no desagotara.
No, de ninguna manera.
¿Con qué periodicidad limpian los sumideros?
Todos los meses se hace una rutina, donde no solamente se limpian
los sumideros sino también los nexos y los conductos.
Que cayó mucha agua no termina de explicar la cantidad acumulada
que no desagotaba.
Los conductos de la ciudad de Buenos Aires están siendo reformulados.
El Maldonado traslada 95 metros cúbicos por segundo. Lo está
haciendo más rápido, pero no agrandó la capacidad
de escurrimiento. Para escurrir una lluvia de 60 milímetros tendría
que tener una capacidad de 220 metros cúbicos por segundo. Es una
obra estructural. Hasta que no finalicemos esaobra vamos a tener una acumulación
de toda el agua excedente de los 30 milímetros para arriba.
Con la lluvia del otro día no es un panorama muy alentador
para los porteños.
Fue una lluvia excepcional...
O sea que el cálculo de inversiones no se hace en función
de la tormenta pasada.
Sería absurdo. Primero, por la recurrencia, porque se va
a repetir dentro de 230 años. Y segundo, porque de hacerlo sería
una obra monstruosa que demandaría alrededor de 4 mil millones
de dólares.
¿Por qué se demora la obra del Maldonado?
Es un proceso muy complejo. Es la obra más importante del
Plan Hidráulico. Ya se está trabajando en la etapa previa
con técnicos del Banco Mundial.
¿Por qué invierten en una nueva consultoría?
¿No había realizado una el ex secretario Nicolás
Gallo? Parece un gasto inútil.
Había trabajos parciales. Con el Banco Mundial se empieza
a trabajar durante el 98 en el llamado Plan Hidráulico y
el Maldonado en forma específica. En el 99 se hace el llamado
a los distintos consorcios. Se preseleccionó antes de fin del 2000,
abrimos el sobre de la oferta económica. No está aún
adjudicada porque esperamos la aprobación del Banco Mundial.
¿Cuál es el presupuesto ganador?
Tres millones y medio para entregar el modelo de sistema hidráulico
de la Ciudad y 250 millones para el Maldonado. Compiten varios proyectos:
dos para la salida del arroyo, uno contempla una laguna reguladora y otro
un gran tanque reservorio enterrado que se llenaría y después
se vaciaría por bombeo. Los dos trabajan con la idea de evitar
la curva remanso, que es el agua que sale y vuelve a entrar sin dejar
que termine de salir todo. En la parte media del Maldonado hay otros dos
proyectos: uno de ensanchado del conducto actual, y el otro de un paralelo
por debajo que trabajaría por desborde. Y en la parte alta compiten
la construcción de cuatro tanques reservorios para controlar el
agua que llega desde la provincia, contra la construcción de un
aliviador que descargaría en el Riachuelo.
Cambiando de arroyo, usted señaló que las obras no
se suspendieron. Pero la del aliviador del Vega, que pasa por debajo de
Blanco Encalada, fue detenida.
Tenía un presupuesto establecido que se ejecutó. No
hay que confundir con el presupuesto total de la obra. Se empezó
en Monroe desde Figueroa Alcorta. Tenemos 400 metros construidos hasta
llegar a Libertador.
¿En ese punto hubo problemas?
Se paró por un problema entre los vecinos de Blanco Encalada,
que se inundan, con los de Monroe que no se inundan y que dicen ¿por
qué nos van a poner los conductos a nosotros?.
¿Y el Gobierno decidió interrumpir?
No, no. La decisión de hacerlo ya fue tomada. Pero yo mismo
ordené detener la obra porque la constructora no tenía contemplado
trabajar con la problemática de los vecinos. Ahora van a empezar
a hacerlo con otro plan de obra.
¿Y en la zona norte de la ciudad?
Todos los arroyos de la zona norte de la ciudad los estaríamos
terminando en febrero del 2002.
Suena el teléfono en el despacho de Fatala. Son las 19.30 del viernes
26 de enero. En Buenos Aires llueve, aunque no es una tormenta como la
del miércoles. Del otro lado de la línea está Víctor
Capilouto, director nacional de Defensa Civil. Después de escuchar
el informe, Fatala regresa. Su tono de voz suena más opaco.
¿Problemas? preguntó Página/12.
Es una formación de nubes que está entrando y saliendo
del Río de la Plata. El informe meteorológico no es bueno,
respondió el secretario de Obras Públicas, curva de los
230 años en mano.
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