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El sí pero no de
Israel y Palestina

La negociación en Taba (Egipto) terminó en un compromiso que se ratificaría esta semana. Pero no hubo acuerdo alguno.

Un palestino lanza piedras a la policía israelí en Rafah, Gaza.
La Intifada tiene un saldo de 400 muertos en cuatro meses.

Obedezco pero no cumplo. Entiendo pero no comparto. “Compromiso pero no acuerdo.” Esta es la lógica de las negociaciones israelo-palestinas que terminaron ayer, en un nuevo capítulo, en la localidad egipcia de Taba. El canciller israelí Shlomo Ben Ami y el presidente del Parlamento palestino, Ahmed Qrei, se sentaron ayer para una conferencia de prensa conjunta y leyeron con bombos y platillos, en hebreo y en árabe, una declaración en la que afirman que “nunca se ha estado tan cerca de un acuerdo”, pero que de todos modos sólo alcanzaron un modesto compromiso: ver si pueden cumplir el acuerdo de Sharm el Sheij para terminar con la actual intifada. Ese acuerdo se había firmado en octubre.
Fueron seis días de reuniones en las cuales los miembros de ambas delegaciones decían regularmente que el acuerdo no estaba a la vista. Así las cosas, la semana que pasaron todos ellos en Taba (el último día, ayer, en la localidad vecina israelí de Taba, adonde se trasladaron por el shabbat judío) sirvió para lograr un clima de entendimiento superior al de todas las negociaciones anteriores. Según Qrei y Ben Ami, eso se logró, pero no se pudo ir más allá porque “el tiempo nos impidió continuar”. El canciller israelí se refería a las elecciones de su país para premier, que serán en apenas una semana. Las encuestas le dan al derechista y enemigo del proceso de paz Ariel Sharon una ventaja de casi 20 puntos sobre el actual premier Ehud Barak, por lo que mejorar el clima quizá no ayude para personas que dentro de poco tendrían muy poco que negociar.
Concretamente, lo que consiguieron ambas partes es un compromiso para terminar con la violencia actual, que desde el 28 de setiembre ha dejado cerca de 400 muertos, la mayoría de ellos palestinos. Este compromiso ya fue sellado por israelíes y palestinos varias veces desde aquella fecha, pero no se verificó en el terreno. El gobierno de Barak está en minoría y, de hecho, el premier renunció pero ocupa el cargo hasta las elecciones, con lo cual era muy difícil que pudiera alcanzar un acuerdo sobre cuestiones que luego de siete años, cuando se firmó el Acuerdo de Oslo, permanecen irresueltas. Otro tanto ocurre con el líder palestino Yasser Arafat, presionado por sus bases a no ceder nada en sus reclamos.
Precisamente, Ben Ami y Qrei anunciaron que Barak y Arafat se reunirían esta semana que empieza para verificar y ratificar el compromiso alcanzado. Por su parte, el premier israelí tuvo su primer contacto con el nuevo inquilino de la Casa Blanca, George W. Bush, con quien habló durante siete minutos. Estados Unidos es el principal patrocinador del proceso de paz iniciado en los acuerdos de Oslo.

 

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