Obedezco pero no cumplo. Entiendo pero no comparto. Compromiso pero
no acuerdo. Esta es la lógica de las negociaciones israelo-palestinas
que terminaron ayer, en un nuevo capítulo, en la localidad egipcia
de Taba. El canciller israelí Shlomo Ben Ami y el presidente del
Parlamento palestino, Ahmed Qrei, se sentaron ayer para una conferencia
de prensa conjunta y leyeron con bombos y platillos, en hebreo y en árabe,
una declaración en la que afirman que nunca se ha estado
tan cerca de un acuerdo, pero que de todos modos sólo alcanzaron
un modesto compromiso: ver si pueden cumplir el acuerdo de Sharm el Sheij
para terminar con la actual intifada. Ese acuerdo se había firmado
en octubre.
Fueron seis días de reuniones en las cuales los miembros de ambas
delegaciones decían regularmente que el acuerdo no estaba a la
vista. Así las cosas, la semana que pasaron todos ellos en Taba
(el último día, ayer, en la localidad vecina israelí
de Taba, adonde se trasladaron por el shabbat judío) sirvió
para lograr un clima de entendimiento superior al de todas las negociaciones
anteriores. Según Qrei y Ben Ami, eso se logró, pero no
se pudo ir más allá porque el tiempo nos impidió
continuar. El canciller israelí se refería a las elecciones
de su país para premier, que serán en apenas una semana.
Las encuestas le dan al derechista y enemigo del proceso de paz Ariel
Sharon una ventaja de casi 20 puntos sobre el actual premier Ehud Barak,
por lo que mejorar el clima quizá no ayude para personas que dentro
de poco tendrían muy poco que negociar.
Concretamente, lo que consiguieron ambas partes es un compromiso para
terminar con la violencia actual, que desde el 28 de setiembre ha dejado
cerca de 400 muertos, la mayoría de ellos palestinos. Este compromiso
ya fue sellado por israelíes y palestinos varias veces desde aquella
fecha, pero no se verificó en el terreno. El gobierno de Barak
está en minoría y, de hecho, el premier renunció
pero ocupa el cargo hasta las elecciones, con lo cual era muy difícil
que pudiera alcanzar un acuerdo sobre cuestiones que luego de siete años,
cuando se firmó el Acuerdo de Oslo, permanecen irresueltas. Otro
tanto ocurre con el líder palestino Yasser Arafat, presionado por
sus bases a no ceder nada en sus reclamos.
Precisamente, Ben Ami y Qrei anunciaron que Barak y Arafat se reunirían
esta semana que empieza para verificar y ratificar el compromiso alcanzado.
Por su parte, el premier israelí tuvo su primer contacto con el
nuevo inquilino de la Casa Blanca, George W. Bush, con quien habló
durante siete minutos. Estados Unidos es el principal patrocinador del
proceso de paz iniciado en los acuerdos de Oslo.
|