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Vargas Llosa, Shiva y el día en que el Banco Mundial se asombró

El escritor peruano realizó una ardiente defensa de la globalización en una cena de latinoamericanos. Ayer, la experta india Shiva le respondió con tal dureza que dejó boquiabierto al director del Banco Mundial. Peres y Arafat se dieron la mano, pero el palestino acusó de �fascistas� a los israelíes. Día especial en la reunión del Foro Económico Mundial.

Página/12
en Suiza

Por Eduardo Febbro
Desde Davos

La fractura Norte-Sur irrumpió crudamente ante la cara del mundo globalizado. Por un lado, el sábado a la noche el escritor peruano Mario Vargas Llosa pronunció un encendido elogio de la globalización en la cena iberoamericana. Por otro lado, el domingo el Foro Económico Mundial de Davos vio un no menos ardiente alegato contra la mundialización pronunciado por la directora de la Fundación para la Ciencia, la Tecnología y la Ecología, la india Vandana Shiva. Ironizando sobre los opositores reunidos en Porto Alegre, el peruano dijo: “La globalización es la realidad, y por lo tanto nos encanta luchar contra ella. Como aquel poeta peruano que comenzó un poema así: ‘Estamos contra todas las leyes, empezando por la ley de la gravedad’. Ahora parece simpático estar contra la globalización, y no sólo en América latina”. A lo que Shiva contestó: “La globalización es un genocidio en una escala que la humanidad nunca conoció”.
Vargas Llosa habló sobre “la identidad iberoamericana frente al desafío de la globalización” y usó muchas de sus frases fuertes: “La globalización es el sistema métrico”. O también: “La democracia es el mejor sistema para aprovechar las posibilidades de la globalización y limitar sus efectos nocivos”. Shiva, al día siguiente, le contestó con igual claridad: “O bien la globalización cambia, o el sistema actual nos llevará a tener estados cada vez más policiales para proteger a los beneficiados y detener a los excluidos”. Y a quienes, como al escritor, ven en las orientaciones económicas actuales una oportunidad histórica de progreso, les recordó que ese era una “falsa perspectiva”.
Shiva hizo sus declaraciones frente los otros miembros del primer panel del día, cuyo tema eran los movimientos contra la globalización. El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, el presidente sudafricano, Thabo Mbeki, y Mike Moore, el director general de la Organización Mundial del Comercio, asistieron pasmados a la intervención de la india. El director del Banco Mundial le respondió que “entiendo lo que dice la señora Shiva, pero no comparto todos sus contenidos. Por más que nosotros entendemos la reacción planetaria no debemos reaccionar diciendo que el problema es la globalización, que todos los desarrollos son producto de la globalización”.
Hubo otras rupturas al “sistema métrico” actual. Antes de un panel sobre los Balcanes y otro consagrado a un plan para Africa, el presidente de la Autoridad Palestina y el ex primer ministro israelí Shimon Peres volvieron a darse la mano en público. Arafat declaró que los palestinos se habían “comprometido en una paz total y permanente” pero que, dadas las condiciones de violencia extrema que imperaban en los territorios, reclamaba “protección internacional inmediatamente”. Con espíritu beligerante, el palestino acusó abiertamente a Israel de “recurrir armas y municiones prohibidas, con uranio empobrecido”. Se trata, afirmó, de una “guerra salvaje y bárbara, una agresión militar fascista”.


PIETER EIGEN, DE TRANSPARENCIA INTERNACIONAL
Coimas, el pecado europeo

Por E.F.
Desde Davos

Tras las declaraciones del empresario y embajador honorario argentino Martín Varsavsky en Davos, sobre los constantes intentos de corrupción a funcionarios de las grandes empresas europeas, Página/12 conversó con uno de los protagonistas más “limpios” de la cadena que lucha contra el dinero negro. El alemán Pieter Eigen es presidente de Transparencia Internacional, el organismo que en el seno de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico pugna por que se establezca un “código de buena conducta en el medio de los negocios”.
–¿Cómo explica que las empresas europeas figuren en la lista de las que más desarrollan la corrupción en sus negocios con América latina?
–La situación estuvo caracterizada por el hecho de que los países europeos tuvieron un sistema legal que no prohibió la corrupción fuera de sus fronteras. Muchas compañías exportadoras europeas pagaron sistemáticamente coimas en los países latinoamericanos, en Africa y en Asia, porque tenían la posibilidad de deducirlas de sus impuestos. Esa situación ha cambiado ahora, un poco gracias a nuestro trabajo. En diciembre de 1997, 34 países miembros de la OCDE firmaron un convención que los obliga a cambiar la leyes. De hecho, lo que hace la convención es criminalizar, penalizar la corrupción fuera de las fronteras. La convención fue ratificada por los países más importantes, incluidos Francia y Alemania. Actualmente, los países europeos están legalmente obligados a hacer que sus empresas cesen de corromper más allá de sus fronteras, es decir, principalmente en los países en vías de desarrollo. En mi opinión, la demanda hecha por Varsavsky es muy legítima. El conjunto de la comunidad comercial tendría que empezar a aplicar el sistema tal como fue definido en la convención. Lamentablemente, en algunos países europeos la ratificación de la convención sigue esperando. Es el caso de Italia e Inglaterra, que la ratificó pero aún no adaptó su derecho para que se aplique con todo el rigor de la ley. Es preciso pedir a los países europeos que terminen con esas prácticas sucias. Reconozco que en varias naciones europeas el sistema legal no cambió de manera concreta y aceptable
–¿La situación argentina mejoró?
–Es muy difícil evaluar eso. En nuestro índice internacional la Argentina no figura en un lugar muy agradable. El ex presidente Carlos Menem siempre criticó las actividades de Transparencia Internacional. Por el contrario, el presidente Fernando de la Rúa se mostró siempre favorable a nuestro trabajo. Sabemos que De la Rúa empezó a introducir algunas reformas para controlar la corrupción en su país. Pero hay que decir que es un trabajo extremadamente difícil, no es un trabajo que pueda realizarse de un día para el oro. Estamos contentos con el trabajo del gobierno actual, pero no terminamos de evaluar los resultados.
–Las compañías europeas siguen corrompiendo. Se trata de una relación dual en la que el corruptor es el primer responsable.
–Tiene toda la razón: hacen falta dos para bailar el tango. Los países industrializados tienen una enorme responsabilidad en la corrupción y deben hacer todo lo posible para evitar delitos semejantes. La corrupción internacional es uno de los mayores obstáculos para el desarrollo económico y democrático del mundo.

 

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