El
año pasado la deuda externa alcanzó el record de 127.437
millones de dólares, con un incremento del 4,6 por ciento comparado
con 1999. El dato surge de un informe elaborado por la Fundación
Capital, que revela, además, que la relación deuda/PBI un
indicador que siguen con atención los financistas extranjeros a
la hora de evaluar la capacidad de repago del gobierno también
creció durante el primer año de la administración
aliancista y ahora llega al 44,7 por ciento. Pese a que se agravó
la vulnerabilidad financiera del país, Redrado cree
que Argentina debe aprovechar el paraguas que ofrece el blindaje
y el buen momento financiero en el mercado internacional para salir
de la recesión, un punto en el que coinciden otros economistas
de la city.
De acuerdo a los números elaborados por la Fundación Capital,
que dirige Martín Redrado, la deuda externa oficial se elevó
el año pasado en casi 6000 millones de dólares. Eso representa
un crecimiento del 4,6 por ciento, una tasa excepcional si se tiene en
cuenta que, durante el primer año de gestión de la Alianza,
el PBI habría retrocedido 0,2 por ciento. Así, el resumen
de cuenta de la deuda pública cerró el año 2000 con
127.437 millones de dólares.
Los inversores y especuladores financieros que le prestan al gobierno
argentino suelen mirar, como en otros países, dos indicadores clave
para determinar la solvencia del deudor. Uno es la relación deuda/producto
bruto, que obviamente el año pasado se incrementó notablemente.
El otro indicador es la relación deuda/exportaciones, ya que como
la deuda es en dólares el gobierno argentino necesita para pagarla,
además de superávit fiscal, poder cambiar los pesos que
recauda por divisas. Y eso sólo lo puede hacer si al país
ingresan, vía exportaciones, los dólares suficientes, ya
que en ninguna otra parte del mundo habrá alguien dispuesto a aceptar
pesos a cambio de dólares.
Sin embargo, gracias al blindaje (o salvataje financiero)
que negoció el gobierno con el Fondo Monetario ese empeoramiento
en los indicadores de solvencia no se traduce en el corto plazo en un
aumento de la desconfianza por parte de los financistas. La razón
es simple: el Fondo les garantiza que cobrarán. Además,
el escenario financiero internacional también aparece bastante
favorable para el país.
Según la Fundación Capital, en la medida en que se cumpla
con el compromiso asumido con el FMI, Argentina tiene cubierto el 85%
de las necesidades de financiamiento para 2001. Sólo en el primer
trimestre del año se concentran vencimientos de capital e intereses
de la deuda por casi 8 mil millones de dólares, que el Gobierno
se aseguró no sólo con los aportes del FMI sino también
de España, el BID y un canje de deuda que se realizaría
en los próximos días. Esto garantiza un contexto de
mayor liquidez internacional en el corto plazo, sostiene el informe.
Y agrega que Argentina debe aprovechar el buen momento financiero
que se plantea en el inicio del mes de febrero no sólo por
contar con el paraguas del blindaje sino también por la inesperada
decisión de la Reserva Federal de los Estados Unidos de reducir
0,5 por ciento la tasa interbancaria en el arranque del 2001.
En igual sentido, el titular del Banco Hipotecario, Miguel Kiguel, afirmó
desde el Foro de Davos, en Suiza, que los inversores siguen con
mucha tranquilidad la situación de la economía argentina
y que perciben el cambio muy rápido y favorable que se presentó
tras el riesgo de default (cesación de pagos). Ahora, según
Kiguel, la pregunta es cuándo se trasladarán las mejoras
en la tasa de interés que paga el Gobierno al consumo y a la actividad
económica real en general.
Por otro lado, el secretario de Finanzas, Daniel Marx, sigue de gira por
el exterior, ahora por Estados Unidos y México, intentando convencer
a banqueros del cambio de clima. El funcionario participará en
la asamblea organizada en Colorado por el J.P. Morgan y buscará
una reunión en los próximos días con el flamante
subsecretario del Tesoro norteamericano,Charles Dalara, quien ocuparía
este puesto durante la gestión del presidente George W. Bush.
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