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EL ESCRITOR CHILENO ARIEL DORFMAN, PRESENTE EN PORTO ALEGRE
“Diversidad en una humanidad única”

Ariel Dorfman, uno de los participantes en el Foro Social Mundial que se realiza en Porto Alegre, Brasil, advierte que �la globalización ya se dio y que si en verdad se busca una humanidad única, ésta no puede ser edificada a partir del consumo. �Tiene que respetarse la diversidad -afirma�, tiene que haber una cultura de pluralidad absoluta.�

El escritor chileno Ariel Dorfman, residente en los Estad

Página/12
En Brasil

Por Eduardo Tagliaferro
Desde Porto Alegre.

Es dificultoso caminar por los amplios pasillos donde se realiza el Foro Social Mundial, más complejo es hacerlo acompañado por el intelectual chileno Ariel Dorfman. Reconocido por los europeos, requerido por los americanos, es uno de los más buscados por la prensa internacional. Al punto que se ve obligado a recurrir en ayuda de este cronista. “Estoy hablando con mi diario, después hablo con ustedes”, dice a cada uno de los periodistas que irrumpen en la sala donde atiende en exclusiva a Página/12.
—¿Cuál es el mensaje que usted trae a este Foro?
–Acabamos de estar nosotros en esta sala inmensa donde la energía, los ríos, los fluires van para un lado, para otro, cada uno viniendo desde su comunidad, desde su intelectualidad o desde sus experiencias o desde sus muertos. Entre todo el gentío, de repente, vi una mariposa y me acordé de una escena de La autopista del sur, en la que están todos los autos paralizados, cuando ellos todavía no sabían que iban a estar meses y meses, en los que recrearían la utopía. En forma de María, una mariposa similar a ésta se posa en cada uno de los autos, bendiciéndolos. Para (Julio) Cortázar esa suprafigura (la mariposa) va uniéndolos. Cuando recién nosotros vimos una mariposa, me dije: extraordinario, Cortázar está vivo aquí. Esta mariposa nos indica que por encima de toda esta dispersión que hay existen algunos elementos angelicales que nos tocan a todos y que nos están reuniendo y de una manera distinta a los grandes manifiestos, a las grandes declaraciones, a los partidos políticos, a las posiciones ideológicas, reduccionistas y únicas. Traigo acá una especie de aliento literario-poético a una lucha en la que siempre he estado embarcado.
–¿Se puede explicar la alegría que transmiten las conferencias, los testimonios y actos culturales de este Foro?
–Solamente por el hecho de que muchos de los que están acá no perdieron la alegría, ni la esperanza, ni dejaron de luchar. Hay algunas personas sobre las que se podría decir que su compromiso por cambiar un mundo injusto es una opción. Hay otro tipo de personas, muchos de ellos está en este Foro, donde esto es algo más que una opción, es un modo de vida. Recién acabo de escuchar a Aruna Roi, que vive en un pequeño pueblo de Rajistán, en la India. Para ella conseguir documentos públicos, información de los hechos de gobierno, es fundamental para su comunidad. Hace años que está embarcada en esta lucha. En el mundo en este mismo momento hay miles de personas que trabajan en esa dirección. Lo maravilloso de este encuentro es que por primera vez esta gente comienza a encontrarse. Se han encontrado un poco antes mediante redes solidarias. Pero ésta es la primera vez de confluencias y experiencias, al margen de los disensos, obviamente.
–Los distintos relatos que se suceden en este Foro dan cuenta de las similitudes entre las historias de los pueblos del llamado Tercer Mundo.
–Hay contactos entre nuestros pueblos que no son aparentes hasta que uno haya viajado o se haya puesto en relación con el extranjero que viene a tu país. Ahí uno se da cuenta de la humanidad común que tenemos. La distancia que hay entre Africa y América latina es tan importante de destacar como lo que nos une. La distancia es aquello que nos permite entender las diferencias. No queremos una homogeneización de los movimientos que se oponen al neoliberalismo. Si no, estaríamos repitiendo lo que ellos quieren hacer con nuestro mundo: poner un patrón único.
–¿Qué contenido tendría que tener este movimiento?
“No queremos una homogeneización de los que se oponen al neoliberalismo.”–Pienso que dentro de este Foro hay algunas personas que pueden tener un pensamiento nostálgico pasatista. Me parece que son los menos. Tengo la impresión de que la mayoría entiende que no estamos en contra de la globalización y en este punto es importante terminar con lacaricaturización de este movimiento. La globalización es algo que ya se dio, pero además es también la posibilidad de interconectar a la humanidad. El problema es que la interconexión que hoy existe está al servicio de unos pocos. No podemos estar en contra de que un joven sudafricano cante las mismas canciones que un joven de Bangladesh o Estados Unidos. Además de reconocerse en ese acto y por lo tanto de crear una cultura mundial, tiene que haber una cultura de la pluralidad absoluta. No puede ser que cada vez que aparezca una forma cultural en nuestros países sea absorbida por el centro y reducida en todo su potencial de creatividad. Queremos una humanidad común y una multiplicidad de culturas y esto está comenzando a suceder. Frente a la idea de que la mundialización sólo se da por el movimiento del capital, hay una posición que muestra que los movimientos culturales, sociales y políticos también están en movimiento por el mundo. Si en verdad buscamos una humanidad única, ésta no puede edificarse a través del consumo. Tiene que contener la diversidad. En el momento en que se rompe con la diversidad de la especie, se la está condenando a la extinción. Todo lo que se encierra en sí mismo termina destruido. Las culturas que han sobrevivido al colonialismo son aquellas que se volvieron nómades. Nómades con respecto al pensamiento. Hay ejemplos como los de la cultura judía, los armenios, las diásporas, los galeses y algunos pueblos indígenas que fueron entrando en diálogo con la dominación.
–A los argentinos y chilenos, el deseo de justicia los impulsó a buscarla fuera de nuestros países. Reclamar justicia internacionalmente.
–Este es uno de los puntos. El final del siglo XX demostró que si es cierto que somos hermanos y hermanas en el mundo para consumir, también lo somos para compartir criterios respecto a la Justicia universal. La creación de instituciones nuevas para el mundo globalizado es una tarea fundamental. Si están diciéndonos que las máquinas que creamos son producto de la internacionalización y de la distribución de la riqueza, es evidente que es fundamental dar el siguiente paso. Esa humanidad también tiene que regirse por leyes que entiendan que un crimen contra ella tiene el derecho, y nosotros la obligación, de reclamar que sean juzgados donde sea. Si por razones de conveniencia, por miedo u otros factores, mi nación es incapaz de juzgar al general (Augusto) Pinochet y éste sale del país y, aunque no saliera, es evidente de que se está creando una idea de jurisprudencia universal. Un crimen contra la humanidad se juzga en cualquier lugar donde haya tribunales para que esa humanidad funcione. También se impulsa la creación de un tribunal internacional de justicia.
–¿No piensa que un organismo internacionl de justicia, en manos de los países poderosos, podría en algún momento ser contraproducente para los países del Tercer Mundo?
–Yo creo que es al revés, son los países más poderosos los que han tenido problemas con la Justicia internacional. Los poderosos no necesitan estos organismos para castigarnos, ellos tienen sus ejércitos, somos nosotros los que necesitamos tener fuerza fuera de los Estados nacionales para juzgar a los criminales de guerra. Uno de los últimos actos que realiza Bill Clinton es manifestar su deseo de adherir a un tratado de justicia internacional. ¿Por qué?, por la presión interna y la presión externa. A mí me preocupa que subsista la idea de que nosotros no podemos influir sobre los más poderosos del mundo. Si así fuera, todavía tendríamos esclavos, las mujeres estarían sin ningún derecho, no habría derechos para los homosexuales. Hay una enorme cantidad de derechos que se han ganado, pero ésos son insuficientes. El demonizar al adversario y suponer que hay una especie de conspiración en contra de la humanidad en Davos no es cierto, yo estuve allí. La meta fundamental de ellos es ganar dinero, pero son seres humanos también y están preocupados por la crisis, porque si los poderosos del mundo no resuelven los problemas de nuestrospueblos, van a terminar con una crisis migratoria, que ya se está dando, una crisis ecológica, que también se está dando, una crisis financiera y una crisis moral. Las personas deben tener la capacidad de mirarse al espejo todas las mañanas. Eso depende de la capacidad que tienen los pueblos, los individuos, de ir planteando las posiciones razonables de lo que hay que hacer. Este Foro permite decir eso.
–¿Cómo se logra mantener la heterogeneidad cultural? ¿Con mayor libertad de expresión?
–Es evidente que nosotros no tenemos los medios suficientes para expresar todas nuestras historias. Hay que entender que los problemas de la globalización se dan en torno a lo que la gente vive todos los días y sueña todos los días. Si las personas en su vida cotidiana sueñan con un modelo neoliberal de historia que dice ‘si tú trabajas lo suficiente te va a ir bien y en algún momento vas a poder explotar al otro’, esto es imposible. En forma esquizofrénica piensan que todos pueden hacerlo. Ese es el sueño americano. Ese sueño se expresa hoy en los medios de comunicación, en las historias que nos contamos, en el cine o la televisión modelada al estilo Hollywood, donde se resuelven en la pantalla los problemas que no pueden resolverse en la realidad. Frente a esto nosotros tenemos otras historias, no una sino muchas. Muchas de esas historias se están contando en este Foro Social Mundial, hay que buscar los medios para que esas historias se puedan mostrar, ya que nuestras historias suceden todos los días, por ejemplo la historia de la solidaridad, la búsqueda de la transparencia, la historia del hindú Kailasa Yarti, que rescata a los niños que están siendo secuestrados para poder crear las alfombras que pisan los hombres ricos. Hay que buscar los medios para que esas historias puedan conocerse globalmente, universalmente. Esto es encontrar un método para que los artistas, los intelectuales, cineastas puedan mostrarlas. Es muy poco lo que se puede hacer porque está muy cerrado el sistema. Pero no está totalmente cerrado. Personalmente pude hacer una película en la que se tratan los problemas de justicia, tortura, moralidad ambigua, coexistencia con los torturadores. Mi película, La muerte de la doncella es la prueba de que se pueden encontrar espacios. Hay un límite para eso. Hace quince años que estoy tratando de hacer una película basada en viudas. En este caso no estamos frente a una viuda torturada de la clase media, sino frente a un pueblo entero que mediante desapariciones está siendo expropiado de su historia. Hay muchos más límites para expresar a los campesinos a nivel global que a las clases medias que están siendo torturadas.
–Las series hollywoodenses a veces son aceptadas por nuestros pueblos a pesar de que no se condigan con sus realidades. ¿Por qué no generan el repudio de quienes las reciben?
–Mi opinión es que uno entra en un diálogo con eso creando historias alternativas. Mucho más importante que una crítica teórica al estilo de Cómo leer al Pato Donald, cosa que yo ya hice, es una película del tipo de las de Agresti. Eso es mucho más eficaz que un estudio de Ariel Dorfman sobre eso. Un guión de Ricardo Piglia es por ejemplo mucho más eficaz. El problema central que yo veo en el cine latinoamericano es que nuestras supuestas historias alternativas son imitaciones del modelo norteamericano. La saturación de violencia, de sexo y de efectos especiales en nuestro cine actual es bueno en el sentido de demostrarnos que podemos competir con el mejor cine del mundo. Ahora la pregunta que debemos hacernos es si además no vamos quedando atrapados en la repetición de una serie de patrones. Las películas norteamericanas no mienten sobre la realidad, mienten sobre las soluciones de la realidad. Por ejemplo, la discapacidad es un problema que a nuestra gente le interesa, pero la forma en la que Forest Gump resuelve su discapacidad, borrando el pasado y suponiendo que así se puede vencer no es real. La fórmula central de lashistorias dominantes es la creación de contradicciones reales que se ven en el mundo y su falsa resolución. Por eso a mí no me gustan los finales felices en el cine. Me gustan los finales felices para mí, para mis amigos, para mi pueblo, pero no me gusta plantearlos así en la estética, porque creo que hay que dejar abiertos los temas. En este Foro yo voy a plantear un lenguaje distinto al que está haciendo la mayoría. Voy a intentar realizar un desafío lingüístico-poético en torno de la figura de los desaparecidos. Pienso que los escritores todavía tienen mucho que decir en torno de esto.
–En este Foro la imagen del Che Guevara está permanentemente presente. ¿La construcción del Che como mito fue un intento defensivo de aferrarse a un gran relato épico?
–Tengo dos cosas que decir. En mi novela La nana y el iceberg el Che es una figura fantasmagórica central con la cual yo juego. Considero que hay que jugar con los iconos. Hay que entrar al protagonismo desde los pequeños personajes, aunque reconozco que a los pueblos les hacen falta los iconos épicos. Pero éstos son imperfectos y cuando se los supone heroicos y perfectos de alguna manera, se distancia la posibilidad de acción porque se vuelven infalibles. El Che estuvo lejos de ser infalible; por el contrario, en mi novela, hay un par de capitalistas que se disputan al Che para comprar todos los terrenos de un pueblo y construir un parque de diversiones Che Guevara. El Che es icono que muy fácilmente puede convertirse en mercancía y por lo tanto ser comercializado. Además el protagonista de esta historia desde chico recibió de su madre el mensaje de que “tú le debes la vida al Che, ya que tu padre me hizo el amor la noche que lo enterraron, de lo contrario no nos habríamos juntado”. El personaje responde entonces diciendo “no soporto más al Che”. Para la revista Times Magazine, me tocó hacer el retrato del Che como uno de los cien personajes del siglo. En esa ocasión yo les dije que me unía a Guevara una profunda identificación y un gran cariño, pero también grandes críticas. Los de Times me dicen “no lo critiques demasiado que es uno de nuestros héroes”. En esa nota yo digo que tengan cuidado los que lo tienen en sus paredes porque las condiciones de mortalidad infantil, analfabetismo que hoy existen en el mundo pueden hacer que el Che se baje de su pedestal y de su poster y resucitar en el mundo. El Che tiene una gran presencia porque todavía la gente se siente huérfana de él. Me preocupa que haya gente que quiere repetir su experiencia, ya que creo que es irrepetible, además de ser fracasada desde el punto de vista épicomilitar. Aunque desde el punto de vista militar no lo es en absoluto. Hay que desacralizar a los héroes. Hoy las selvas son de Internet, estamos viviendo otras realidades. Por eso es importante poder jugar con el humor. Lo demostró (Eduardo) Galeano el otro día. Porque a veces damos la impresión de ser tan solemnes que si llegamos a tener algo de poder vamos a decretar el final de la risa. Y al contrario: ahí recién comienza la risa.
–Cómo impactan las revelaciones que se están produciendo en Chile sobre los desaparecidos.
–Nosotros siempre sabíamos sobre esos horrores. Debido a la situación política en Chile, el conocimiento de esa información está produciendo en la gente una fuerte indignación. Lo más interesante es que hay una serie de militares que están avergonzados porque les habían dicho a sus hijos que esas informaciones eran falsas. Todo lo que sea creación y difusión de la verdad creo que es un gran paso adelante

 

 

 

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