Por
Claudio Zlotnik
El
Gobierno ya tiene definido cómo será el canje de deuda previsto
en el rescate financiero y lo pondría en marcha antes de que finalice
esta semana, una vez que la Reserva Federal decida un recorte adicional
en la tasa de interés. El objetivo es reducir los vencimientos
de corto y mediano plazo. De esta manera, lograríamos una baja
en los costos tanto para el sector público como para los privados,
explicó ayer Julio Dreizzen, subsecretario de Financiamiento. Tal
como adelantó Página/12 dos semanas atrás, Economía
rescatará un total de 13 títulos de deuda y, a cambio, emitirá
dos nuevos bonos: un Bonte con vencimiento en 2006 y un Bono Global a
11 años de plazo.
En el acuerdo firmado con el Fondo Monetario se prevén tres canjes
de deuda. Uno por 3 mil millones, entre títulos nominados en pesos
y dólares (éste es el que se acaba de lanzar); uno por otros
3 mil millones (a pactar con las AFJP); y un último por mil millones
para rescatar bonos en euros. Ayer se anunció el primer tramo:
en la lista de títulos a trocar figuran Bontes, Bocon, Bonos Proveedores
y Globales, que vencen entre este año y el 2007. En total, el valor
de mercado de los bonos involucrados en la operación asciende a
unos 30 mil millones de dólares. El más líquido es
el Brady FRB (4500 millones). Le siguen el Bonte 2004 (2900 millones);
el que vence en el 2002 (2770 millones) y el que lo hace en 2005 (2600
millones).
En principio, Economía pensaba canjear los 3 mil millones de un
solo golpe. Pero para evitar pagar una tasa de interés elevada,
decidió que fueran los propios inversores quienes les pusieran
un techo al canje. Lo único que hizo José Luis Machinea
fue ponerle un piso: cada uno de los dos títulos nuevos tendrán,
como mínimo, una emisión de 750 millones. Podría
darse el caso de que el canje termine siendo por un valor superior a los
3 mil millones. Vamos a hacer lo más adecuado para terminar
pagando un buen precio, señaló Dreizzen. Lo habitual
es que los financistas reciban un premio por sumarse al canje,
compensando así el hecho de desistir de tener en cartera títulos
que vencen en el corto y mediano plazo por otros de largo alcance. En
promedio, la tasa que devengan los bonos que se van a canjear ronda entre
11 y 12 por ciento anual.
¿Por qué es importante este canje para el Gobierno? Como
dijo Dreizzen, descomprimir vencimientos inmediatos. Por eso, no es casual
que los años elegidos de los títulos nuevos sean el 2006
y el 2012. En el 2006 vence capital de deuda por 5 mil millones de dólares,
mientras que en el 2012 los vencimientos se reducen a tan sólo
300 millones. Hay que tomar en cuenta que, en los próximos cuatro
años, el Estado deberá afrontar pagos de entre 12 mil y
14 mil millones anuales. ¿Qué ganan los inversores? Lo dicho:
básicamente, tomar títulos que rendirán más
que los que poseen en la actualidad. Si las tasas de interés
que devenguen los nuevos bonos son razonables y el volumen de la operación
es importante (cercana a los 3 mil millones), el equipo económico
dará una nueva señal poderosa al mercado: si los financistas
aceptan alargar los plazos de sus acreencias en forma voluntaria es porque
tienen confianza en la Argentina, apuntó a Página/12
desde su oficina en Wall Street Fernando Losada, analista del ABN Amro
Bank. La operación se realizará a través de licitaciones
públicas, y los inversores extranjeros podrán participar
a través de Internet.
Desde que se aprobó el rescate financiero, las tasas de interés
a las que se financia el Estado vienen cayendo en picada. Y, según
Economía, el efecto por alargar los plazos de la deuda será
que facilitará el financiamiento también de empresas y particulares.
Incluso podríamos lograr una mejora en la nota que las calificadoras
de riesgo le ponen a la Argentina, porque ellas se fijan mucho en el peso
de la deuda de corto plazo, se entusiasmó Dreizzen. Luego
del canje, las licitaciones de Letras a nivel local y la llegada de fondos
del BID, España y el FMI, el próximo paso de Economía
será colocar un título en el mercado internacional.
La
city mira a Greenspan
Los financistas
no tienen dudas: Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal
(banca central estadounidense), recortará en medio punto
la tasa de interés de corto plazo, al 5,5 por ciento anual.
Por lo menos, así lo reveló una encuesta conocida
ayer en Wall Street entre los principales bancos de inversión.
Pero lo cierto es que el momento de la verdad empieza a jugarse
esta misma mañana, cuando se reúnan los directores
de la Fed, aunque recién mañana se conocerá
el resultado oficial. La perspectiva de que Greenspan baje la tasa
impulsó a los mercados. El índice de acciones líderes
MerVal trepó un 1 por ciento aunque, a raíz de la
cautela de los operadores, el volumen de negocios resultó
de apenas 14,6 millones de pesos. También subieron los títulos
públicos, y el riesgo país cayó 11 puntos,
a 659. A pesar de la racha alcista de los bonos, Goldman Sachs,
uno de los principales bancos de inversión a nivel mundial,
aventuró ayer que los títulos argentinos seguirán
subiendo. Es un buen momento para invertir en bonos de la
Argentina, recomendó Guillermo de la Dehesa, vicepresidente
de Goldman Sachs Europa. No obstante, el banquero señaló
que para que la economía pueda tener un recorrido más
sano, el riesgo país debería caer hasta los 500 puntos.
Y admitió que los inversores temen que la cercanía
de las elecciones termine debilitando las reformas impulsadas por
el Gobierno. Por otra parte, durante un panel en Davos sobre
países emergentes, los economistas coincidieron en que 2001
será un año difícil para algunos, dada la desaceleración
de la economía estadounidense. Sin embargo, la Argentina
puede quedar a salvo, ya que no depende de las exportaciones a los
Estados Unidos.
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