El
presidente de Estados Unidos, George W. Bush, sigue enviando gestos hacia
los sectores conservadores que lo apoyaron en su camino a la Casa Blanca:
ayer anunció su intención de contratar organizaciones religiosas
para reforzar la asistencia social del gobierno federal, echando por tierra
con la vieja tradición norteamericana de mantener una estricta
separación entre el Estado y la Iglesia. La asistencia federal
a los organismos caritativos representa entre 10 mil y 20 mil millones
de dólares al año. Este anuncio lo realizó pocos
días después de haber cortado los fondos federales destinados
a organizaciones internacionales que promueven la interrupción
del embarazo.
La caridad no es solamente un rol del gobierno, son los ciudadanos
los que transforman los callejones en barrios habitables y las ciudades
sin alma en reales comunidades, afirmó Bush, al tiempo que
destacó que el gobierno no pretenderá jamás ser sustituido
completamente por organismos caritativos y comunitarios.
Ante una treintena de organizaciones representantes de diversas religiones,
Bush anunció esta iniciativa y firmó dos decretos: el primero
corresponde a la creación de una oficina en la Casa Blanca para
atender las iniciativas de las organizaciones religiosas, y el segundo
instituye, en cinco departamentos federales (Educación, Trabajo,
Salud, Vivienda y Justicia), centros de coordinación de acción
con los organismos religiosos.
A partir del programa de Bush, las organizaciones religiosas podrán
recibir ayuda del Estado, como hasta el momento sólo la podían
obtener las organizaciones de beneficencia laicas. La asistencia federal
a los organismos caritativos representa entre 10.000 y 20.000 millones
de dólares.
En respuesta a las críticas de los partidarios de mantener una
estricta separación entre Iglesia y Estado, práctica incorporada
fuertemente a la política de Estados Unidos, el presidente dijo
que este plan no tiene como objetivo financiar las actividades religiosas,
sino simplemente acabar con toda la discriminación entre los grupos
religiosos y las asociaciones privadas laicas prestatarias de servicios
sociales. Las organizaciones religiosas de caridad deben tener la
posibilidad de recibir la ayuda del Estado y nosotros nos aseguraremos
de que esta ayuda esté dirigida tanto a las grandes como a las
pequeñas empresas, agregó Bush.
Steve Goldsmith, un ex alcalde de Indianápolis, quien junto a John
Di Ilio, especialista en asistencia social, será el principal consejero
del presidente en la materia, explicó que no se trata de
financiar las iglesias. Podemos ayudar a proveer la sopa, los abrigos,
pero no a dar dinero para comprar biblias.
Durante su campaña presidencial, Bush, que es un asiduo lector
de la Biblia, se presentó como un conservador con corazón.
Esta aclaración -la que dice con corazón
puede discutirse, pero que es un conservador no admite dudas. La decisión
de anular el decreto de su antecesor Bill Clinton que autorizaba a desembolsar
430 millones de dólares anuales para apoyar instituciones pro-aborto
en países del Tercer Mundo, como parte de los programas de planificación
familiar, implica el restablecimiento de una prohibición instaurada
por el ex mandatario republicano Ronald Reagan en 1984 y mantenida por
su sucesor, George Bush padre. El último anuncio realizado ayer
reaviva la polémica entre los sectores más conservadores,
a los que obviamente responde el presidente, y los defensores de la tradición
más liberal, que se opusieron a estas medidas.
Una
confusión deliberada
Por Katie Roiphe *
Desde Nueva York
En
el discurso de inauguración magníficamente escrito
de George Bush sobre una sola nación unida por ideales
no quedó en claro que la primera orden ejecutiva en su primer
día de trabajo sería bloquear la ayuda de Estados
Unidos al aborto en el exterior. No quedó nada claro que
iba a emitir una declaración enardecida, ese mismo día,
acerca de que las promesas de nuestra Declaración de
Independencia no eran sólo para los fuertes, los independientes
y los saludables. Son para todos, incluyendo a los niños
no nacidos. Todas las personas, en cada una de las etapas de la
vida, son creadas iguales en la imagen de Dios.
Su primer día de trabajo también coincidió
con el 28º aniversario de Roe vs. Wade, el histórico
fallo de la Corte Suprema que consagró el derecho de la mujer
al aborto. Para el final del día, su retórica sobre
la curación y la unidad y el bipartidismo se habían
diluido. ¿Por qué cayó esto como una sorpresa?
Mucha gente esperaba que el joven Bush no fuera pro-elección
después de todo es un republicano, pero sí
algo permisivo sobre el tema del aborto. Bush mismo había
sido evasivo sobre los derechos reproductivos. Por una extraña
combinación de su torpeza y sus hábilmente escritos
discursos, ha logrado, sobre el tema del aborto, darle a todos el
mensaje que querían escuchar.
Una de las grandes fallas de la campaña de Gore fue que el
vicepresidente no forzó a Bush a aclarar su posición
sobre el aborto. No lo forzó a que dijera algo realmente
estremecedor, algo que hubiera hecho que a las mujeres les resultara
más difícil votarlo. Una de las razones por las que
Bush fue electo es que la gente en Estados Unidos da a Roe
vs. Wade como un hecho. Hasta hace sólo unos pocos
días parecía imposible que desapareciera el derecho
de la mujer a un aborto seguro y legal; parecería alarmista
y hasta un poco histérico, pensar que se volvería
a los días en que las mujeres morían después
en los callejones clandestinos de los abortos.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère
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