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SE PUBLICARON LOS SEMINARIOS DEL TEORICO ROBERT MORGAN
Internacionalismo y posmodernidad

El Centro Cultural Rojas publicó los seminarios que el teórico norteamericano dictó en Buenos Aires en esa institución.

Por Robert Morgan *

Cuando hablamos de “estilo internacional”, el término se origina a principios de la década del treinta, en una exposición organizada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, por un historiador de la arquitectura, Henry Russell Hitchcock, y el prominente arquitecto norteamericano Philip Johnson. Esto fue en 1934 y en esta exposición ellos querían definir lo que denominaron el “estilo internacional” en la arquitectura. Muchas de las ideas que citaban crecieron en la Bauhaus, pero había dos ramas bien diferenciadas dentro del estilo internacional. Una era la tendencia suizo-francesa de Le Corbusier y la otra la tendencia Germánica-Bauhaus de Mies van der Rohe.
El estilo internacional en ese momento de la historia sugería que uno podía colocar uno de estos edificios en casi cualquier ciudad del mundo y, en cierta manera, representaría la nueva modernidad. La sensación era que la uniformidad era el código de la modernidad.
Era, por supuesto, un concepto utópico, el de acceder a algún tipo de ideal de homogeneidad, en este contraste con la heterogeneidad. La actitud y la práctica, dentro del estilo internacional, continuó durante cuarenta años después de la exposición. La influencia que tuvo fue extraordinariamente potente.
Sin embargo, las artes visuales no tuvieron un estilo internacional hasta treinta o cuarenta años más tarde. Las artes visuales se apropiaron de esta idea que venía, en parte, de la arquitectura pero también a partir de otras fuentes teóricas, como una reacción a las formas convencionales, a la modernidad convencional que, en gran medida, emanaba de los movimientos conceptuales y minimalistas de los Estados Unidos, a fines de la década del 60 y principios de la década del 70.
Tal vez uno podría argumentar que esto se retrotrae al comienzo de los 60 con el arte pop: el logo corporativo. Esta idea estaba muy relacionada con el minimalismo, el arte conceptual y el pop.
La relación entre el arte minimalista y el logo corporativo fue establecida en un breve y conocido ensayo del artista y crítico norteamericano Buzz Spector. Uno puede clocar cualquiera de estos logos en cualquier parte del mundo y significará exactamente lo mismo. En otras palabras, representa un internacionalismo, como lo representaba anteriormente el estilo internacional en la arquitectura.
Podemos tomar un cubo de Tony Smith, una secuencia de cubos de Donald Judd o los apliques de luz de Dan Flavin y verán que hay cambios contextuales que comprendemos en relación con el contexto artístico comparándolo con el orden social más general. Pero si se toma este cubo y se lo coloca fuera del contexto de la galería o del museo, obviamente va a tener otras implicancias.
Como hay una relación dialéctica entre cultura y política, debería señalar que antes estos signos corporativos, a fines de los 40 y de los 50, se dio el movimiento expresionista abstracto.
El expresionismo abstracto es comprendido por los norteamericanos y se transforma en el primer movimiento de arte significativo que tuvo impacto internacional.
El cuerpo diplomático norteamericano creyó que si se enviaban estas pinturas de Pollock, Rothko, de Kooning, etc., en gran escala a Francia, los franceses llegarían a entender que en Estados Unidos se podía hacer cosas a lo grande y que uno podía expresarse abiertamente y con libertad, sin censura y sin represión. Esta es la postura del historiador de arte franco canadiense Serge Geillbaut, que tal vez exagera un poco.
El hecho es que el primer indicio de un internacionalismo desde el punto de vista norteamericano comienza con estas pinturas de gran tamaño delexpresionismo abstracto y con la reacción de los artistas pop, minimalistas y conceptuales.
La globalización es algo diferente. El internacionalismo llamaba a la uniformidad, a la utopía, en algunos casos a algo sólido. La globalización podríamos decir que en cierta forma también surge de la arquitectura que comenzó con el movimiento posmoderno, como fuera definido con Charles Jenks y Robert Venturi y, curiosamente, surge a principios de los años 70. La idea es que se puede ir más allá de los conceptos utópicos del modernismo de Le Corbusier y van der Rohe hacia algo un poco más alegórico. Se empieza a buscar un contraste. Una especie de confrontación entre el estilo internacional y la globalización. La globalización no es lo mismo que el posmodernismo, pero la consecuencia del posmodernismo ha sido la globalización. Ambos son anti-estilo y anti-institucional. El posmodernismo no es un estilo sino que es aprovechar muchos estilos históricos. Desde el punto de vista arquitectónico es crear un bricolage. Utilizar un poquito de art déco en relación con el constructivismo, o un poco de colores fauvistas o un poco de dadá antiburgués.
Es decir que hay numerosos aspectos del posmodernismo que se refieren a las fusiones de estilos dispares. Pero el hecho es que no hay un estilo posmoderno sino que hay un sentido de juntar cosas, de muchos estilos aunados, a pesar de que estuvieran en conflicto, lo cual explica la fragmentación.
Muchas veces la gente quiere una definición de lo que es el posmodernismo. Hay que tener una expresión encapsulada de términos complejos, aunque a veces sea desorientadora y hasta incorrecta. Pero tengo una frase perfecta que creo describe una definición general del posmodernismo: es la suspensión de la oposición sin resolución.
Hemos llegado a la era de la velocidad y de la información, del rápido tránsito de datos. La presión de las tecnologías ha hecho cambiar nuestra relación con el ideal modernista. Ya no podemos hablar fácilmente de una resolución o de su imposición. Nos vemos obligados a comprender la naturaleza de los conflictos en la ideología y en nuestra realidad cotidiana, para definir esos conflictos y para entender esas posiciones. Debemos trabajar dentro del espacio del conflicto para definir lo que estamos haciendo y la dirección que tomamos.
No podemos imponer la idea de una resolución dentro del estado posmoderno. Según Baudrillard, la información viaja a gran velocidad y nosotros constantemente estamos compitiendo con la velocidad a la que fluyen los datos.
Ahora el problema es realizar la transición desde el internacionalismo -que representa una uniformidad impuesta– hacia la globalización. Quizás sea un problema económico, en el sentido de que la economía de mercado ha ido cambiando pero economía no pueden divorciarse de las ideologías.
El germen de la globalización, tal como yo lo veo, comenzó cuando el compositor John Cage le preguntó a su colega Arnold Schoenberg ¿cómo podríamos mejorar la situación del mundo? Y Schoenberg le contestó de manera poco idealista: “Con el comercio internacional”. Esto pasó a fines de la década del 40 y sugiere la necesidad de una globalización.
Pero los aspectos autóctonos de las culturas son importantes y antes de hablar de multiculturalismo tenemos que entender qué es la cultura.
¿Cuál es la definición de cultura en un lugar definido, en una geografía particular y en un momento dado? ¿Cómo entendemos el contexto de esa cultura? ¿Cómo empezamos a encontrar el lugar donde hay una superposición donde podríamos empezar a conversar?
Esta noción de globalización es sumamente importante para los críticos de arte. Llevar un criterio norteamericano a otras parte del mundo respecto de qué arte es significativo y qué no, es algo que debe cambiar. Debemos prestarle atención a la historia. Debemos abocarnos a los atributosculturales y comenzar a ver las interrelaciones y los diálogos posibles porque ésta es la nueva base para llegar a un mundo transcultural, que es el mundo en el que vivimos, cada vez más.

* Fragmento del libro Duchamp y los artistas contemporáneos posmodernos, de Robert Morgan, editado por Libros del Rojas, 182 página, 2000.


CONVOCATORIA AL SALON DE ARTE SACRO DE TANDIL
Premio para pintar religiosamente

El Museo Municipal de Bellas Artes de Tandil invita a los artistas plásticos argentinos o extranjeros con, al menos, dos años de residencia en el país, a presentarse al XXXI Salón Nacional de Arte Sacro, en el área pintura. El Salón otorgará premios por $ 5000 (primero y único con carácter de adquisición, para integrar el patrimonio del Museo), $ 2000 (segundo), $ 1000 (tercero), $ 1000 (artista tandilense). Los trabajos deberán ser de connotación religiosa y podrán ser de cualquier tendencia plástica, técnica y procedimiento, siempre que respondan a la denominación genérica de pintura y deberán ser enviados al Museo –Chacabuco 353 (7000) Tandil–, del 12 al 16 de marzo de 2001, en el horario de 8 a 20. Cada participante podrá mandar hasta dos obras cuyas dimensiones no superen 1,50 m de base, incluyendo el marco en estas medidas y al dorso un sobre adherido conteniendo: currículum vitae resumido en una hoja tamaño a4, comprobante original de giro postal o depósito en caja de ahorro nº 512027133/4 del Banco de la Nación, suc. Tandil, a la orden de la Asociación Amigos del Museo Municipal de Bellas Artes por valor de $20 por obra y el formulario adjunto al reglamento (planilla de datos personales), que tendrá carácter de declaración jurada y deberá estar firmado por el participante. Los premios se entregarán el 6 de abril de 2001 durante la inauguración del Salón en el Museo.

 

 

 

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