El juez Juan Guzmán Tapia recibió ayer felicitaciones verbales
de su colega español Baltasar Garzón, mientras el desaforado
senador vitalicio Augusto Pinochet recibía una caravana de
la vida de más de 500 partidarios de su dictadura que repudian
el procesamiento y arresto decididos el lunes por la coautoría
del Tata en la Caravana de la Muerte de 1973, que recorrió el norte
de Chile asesinando opositores. La defensa del ex dictador pidió
ayer que éste fuera arrestado domiciliariamente en su parcela de
Los Boldos, en Bucalemu, a 130 km al sur de Santiago. Todavía no
decidió qué estrategia adoptará. Pero todo hace pensar
que se inclinará por una apelación a la misericordia por
la edad del defendido antes que intentar probar su inocencia o prescindencia
ante los hechos, que difícilmente convenza a nadie. Los abogados
acusadores pidieron investigar los bienes del ex dictador. Evalúan
la posibilidad de embargarlo por indemnizaciones a los familiares de las
víctimas, en una suma que llegaría a los 1500 millones de
dólares.
Estoy consciente de que mis opositores no van a descansar hasta
hundirme, pero estoy tranquilo, declaró ayer Pinochet, fuera
de cámara, a la cadena de tevé Megavisión. Cientos
de partidarios del ex dictador chileno Augusto Pinochet concurrieron hasta
su casa de campo de Los Boldos para darle su apoyo. No sentimos
odio, sentimos pena por la gente que ha sufrido. Pero también nosotros
hemos sufrido, dijo Lucía Hiriart, esposa del ex dictador,
al recibir a la caravana. Pinochet se había refugiado en su finca
tras sufrir una amenaza de infarto cerebral tres días antes del
fallo de Guzmán, quien investiga las más de 200 querellas
en su contra (es un número que siempre crece) por crímenes
durante su régimen. Los pinochetistas de la caravana acusaron al
juez de parcial e injusto. El cartel de un manifestante lo insultaba:
Guzmán, su madre no tiene la culpa. Ha llegado
la hora de decir basta. Guzmán ha sido el juez más parcial
en la historia de Chile, gritó el director ejecutivo de la
Fundación Pinochet, el ex general Luis Cortés Villa.
Hago responsable a Guzmán de la vida de mi padre, había
dicho en la noche del lunes Lucía Pinochet, hija del ex dictador.
Esta dura frase subrayó que tanto la familia como la defensa del
ex gobernante están alineados en la idea de apelar basados en razones
humanitarias excepcionales, más que en la presunción de
inocencia. El ex general, de 85 años, esperaba ayer la notificación
de su arresto domiciliario, que procurará cumplir, según
pidieron ayer sus defensores, en Bucalemu. Ustedes están
a la espera de que vaya un escuadrón a notificarlo y se enfrente
con otro escuadrón, pero esas cosas no van a pasar, señaló
ayer a los periodistas el ministro chileno del Interior, José Miguel
Insulza, en el palacio presidencial de La Moneda. Y volvió a descartar,
como lo había hecho la noche del domingo, posibles brotes de insubordinación
entre sectores del Ejército, del que Pinochet fue comandante en
jefe durante 25 años.
Las acusaciones por las que se procesa al ex gobernante corresponden a
57 homicidios y 18 secuestros perpetrados por la Caravana de la muerte,
la comitiva militar que recorrió el país exterminando opositores
un mes después del golpe de Estado del 11 de setiembre de 1973.
El auto de procesamiento del lunes sólo implica el inicio de un
juicio al ex dictador. La condena o absolución final está
muy lejos. Las posibilidades, entonces, de que el juicio siga hasta las
últimas consecuencias son escasas, dado que el ex dictador se ha
parapetado detrás de una mala salud de hierro: diabetes, un marcapasos
y la demencia moderada, producto de accidentes vasculares,
que acreditan los exámenes mentales ordenados por el juez.
Como en el auto de procesamiento Guzmán no dio lugar a un embargo
preventivo contra Pinochet, el abogado querellante Juan Pavín pidió
una investigación de los bienes del ex dictador. Si se acoge la
petición, se debería investigar si existen bienes a nombre
de Pinochet en el Conservador de Bienes Raíces, en la Bolsa de
Comercio de Santiago o simantiene cuentas bancarias en Chile o el extranjero.
Con este dato se podrían presentar, en el futuro, demandas de perjuicios.
El abogado Pavín anticipó que, si Pinochet no pagara los
montos exigidos, le correspondería asumir el costo de las indemnizaciones
al Estado de Chile.
VIOLENCIA
Y DETENCIONES PREVENTIVAS EN ECUADOR
El bis indígena tan temido
El año pasado una movilización
indígena contra la dolarización logró, con el apoyo
de militares rebeldes, derrocar al presidente ecuatoriano Jamil Mahuad.
Ahora, una movilización similar contra el ajuste que siguió
a la dolarización puso en jaque al gobierno de su sucesor, y anterior
vicepresidente, Gustavo Noboa. Para evitar la misma suerte que su ex jefe,
Noboa ordenó ayer detener al temido protagonista de un posible
bis: Antonio Vargas. El Ejército arrestó al líder
de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie)
y lo recluyó en una prisión militar. Pero esto no bastó
para sofocar las protestas que arden en todo el país. Varias ciudades
están sitiadas, y ayer la capital Quito fue bloqueada desde el
norte por más de 3000 indígenas y campesinos. El alto mando
militar advirtió que usaremos mano dura para dispersar las
manifestaciones.
Hace un año Jamil Mahuad había usado casi las mismas palabras
pero no se salvó de caer por obra de una alianza entre coroneles
rebeldes y Antonio Vargas. No resultó entonces extraño que
el actual gobierno decidiera eliminar una variable de esa ecuación
ordenando el arresto preventivo del líder indígena. El ministro
del Interior, Juan Manrique, ya había acusado a Vargas de llamar
a la subversión, al cambio de gobierno y amenazar a la Corte
Suprema: ha entrado en un terreno donde tendrá que responderle
a las leyes ecuatorianas. En el mismo operativo policial fue arrestado
Luis Villacís, presidente del Frente Popular (FP, una coalición
de grupos estudiantiles y sindicales), según una fuente oficial.
La semana pasada Vargas había asegurado que esta lucha es
indefinida y yo seguiré hasta la muerte, y anteayer subrayó
que no dialogaría con Noboa hasta que derogue el ajuste. La dupla
Vargas-Villacís centró la protesta en las alzas duras
pero necesarias, según Noboa de hasta un 100 por ciento
en las tarifas de los combustibles y del 75 por ciento en las del transporte
público.
La movilización fue tan masiva que su decapitación no logró
pararla. A pesar del arresto de Vargas a la madrugada, su organización
informó que 5000 indígenas marcharon a cortar los accesos
del norte de Quito. En todo el país se bloquearon con árboles
y piedras las principales carreteras, incluyendo la Panamericana. La policía
y el Ejército rompieron algunos cortes, sólo para que éstos
se reconstituyesen a pocos kilómetros de distancia. El paso de
suministros en el norte ecuatoriano está virtualmente detenido,
y en las ciudades de Ambayo y Riobamba, capitales de las provincias con
mayor población indígena, ya se informó de saqueos.
Además de cortar rutas, los indígenas tomaron varias estaciones
repetidoras de televisión y radio al norte de Quito, y amenazan
con destruirlas si se intenta recuperarlas por la fuerza. Como lo fue
el año pasado, la actitud de los oficiales y la tropa del Ejército
ante una eventual orden de reprimir será la clave de la crisis.
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