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“ANATOMIX”, O “ANATOMIA” REVISITADO
Memorias de Antonio

Planteado como un juego de espejos �un disco que echa luz sobre otro disco, pero a la vez tiene valor propio�, el nuevo paso de Antonio Birabent lo muestra como un artista siempre en movimiento.

Una imagen de “Anatomix”, 13 canciones en diferente formato.
“‘Anatomía’ fue, tal vez, una versión adelantada de ‘Anatomix’.”, dice.

Por Carlos Polimeni

Un disco, un cuadro, un libro, no se terminan: se abandonan, se entregan con la certeza fatal de que son mejorables. Leonardo da Vinci, por citar a un genio absoluto, jamás entregó La Gioconda, su obra cumbre. Buscó cientos de excusas y llevó consigo el lienzo de aquí para allá hasta que murió. Un disco es, usualmente, resultado de un largo proceso de descarte y de edición. Algunos músicos han hecho de la exhibición del recorte, de lo que queda afuera de lo que el público conoce, una especie de nueva forma de expresión. Otros jamás mostrarían la trastienda de su obra, por impúdica. Los seis discos del proyecto Anthology, de Los Beatles, o, salvando las distancias, el excesivo, y a la vez atrapante, quíntuple El Salmón, de Andrés Calamaro, son ejemplos de cómo a veces puede redimensionarse a un artista juzgándolo, también, por su capacidad de exposición de aquello que debería guardarse, o en todo caso, que permanecía guardado. El truco de las Grabaciones encontradas funciona, por otra parte, como un tentempié para la industria y un bocado de cardenal para los fans.
Antonio Birabent editó el año pasado en la Argentina y en España, donde es un artista de culto, valorado por la crítica, su cuarto trabajo discográfico, Anatomía, mientras una buena propuesta televisiva, el programa “Por ese palpitar”, que se vio por América, lo metía de prepo en centenares de miles de casas y lo llevaba a olfatear, otra vez, el traje de la fama, para el que parece cortado a medida. Menos claustrófico que Azar, su mejor trabajo hasta ahora, Anatomía era, es, un disco que transcurre, poblado de resonancias orientales, estados levemente alterados y sensualidades. Un disco muy agua mineral a las tres de la mañana, en una ciudad sepultada bajo el peso del aburrimiento. Birabent quedó conforme y disconforme con el disco, como suele suceder con aquel que piensa en lo que hace, además de hacerlo. Muy poco después aparecía el resultado de su conforme disconformidad: Anatomix.
Anatomix fue barajar y dar de nuevo, jugar la misma partida pero repartiendo las cartas otra vez. Son las mismas 13 canciones originales de Anatomía, sólo que en otras versiones. Algunas de Birabent en compañía, y otras de artistas amigos de la casa, que es la canción moderna neoelectrónica, como Intima, Adicta, Super Ratones, Ezequiel Araujo (de El Otro Yo), Simio, Leha, Rowina (de Bristol), Carola Bony e incluso el grupo español Plastic d’amor, que se anima a una versión en francés de un tema clave del proyecto, como Aishteru (que significa te quiero en japonés). El disco, que podría tomarse como un temprano autohomenaje de un artista demasiado convencido de su valor, es en rigor una vuelta de tuerca al pasado, una especie de guiño a otros músicos, alentándolos a que no den los discos por terminados ni aún terminados.
“Al principio, Anatomix era sólo una palabra en un papel pegado en la cocina de mi casa en Madrid. Pero ahora, terminado, se ha transformado en un disco en sí mismo: podría existir sin Anatomía”, escribe Birabent. “Anatomía fue, tal vez, una versión extraviada (adelantada en el tiempo) de Anatomix.” Es decir, que tal vez aquel disco es el demo de éste, sólo que nadie lo supo a tiempo. Como quiera que fuese, el proyecto de Birabent parece ser parte de una movida mundial de reinvención de los procesos culturales industriales, de reflexión sobre el valor de lo inamovible. Nada de lo bueno permanece estático. Anatomía-Anatomix están aquí para certificarlo.

 


 

A LIAM GALLAGHER LO ESPERA LA POLICIA
Ajústense las esposas

El cantante de la banda de rock británica Oasis, Liam Gallagher, aún disfruta de unas minivacaciones junto a su novia Nicole Appleton (integrante del grupo pop All Saints) en Miami, pero cuando vuelva a pisar suelo británico es muy probable que se enfrente a un arresto. Gallagher, de 28 años, será recibido en el aeropuerto en que aterrice por policías que lo interrogarán sobre las acusaciones hechas por una azafata de tierra de British Airways, que asegura que el músico la acosó sexualmente cuando facturaba su equipaje hace unos días. El músico negó haber pellizcado en el trasero a la joven, pero una cámara de video habría registrado todo el incidente, que se dio a conocer cuando Oasis se encontraba en Buenos Aires paera participar del Hot Festival del Campo de Polo.
Si Gallagher es condenado o simplemente se demuestra que las acusaciones de la azafata eran fundadas, se le prohibirá volar con la compañía British Airways. Gallagher ya sufrió una sanción similar de parte de Cathay Pacific, cuyos aviones no pueden pisar ni él ni su hermano Noel, por haber protagonizado incidentes violentos a bordo de un vuelo en el que se mostraron notoriamente alcoholizados. La azafata de British Airways denunció a Gallagher a mediados de este mes, cuando el músico acababa de presentarse en Rock in Rio y se encontraba en la capital argentina. Según informaron los diarios británicos en su momento, el cantante estaba claramente ebrio y olía a whisky cuando subió al avión rumbo a Rio de Janeiro en el aeropuerto londinense de Gatwick, junto con otros veinticuatro miembros del equipo de Oasis.

 

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