Por Fernando Cibeira
y José Natanson
El debut del grupo de trabajo
que se reunió anoche en Olivos marca el inicio de una nueva etapa
de la Alianza en la que otra vez intentará funcionar
como tal. Por lo pronto, quedó estipulada una agenda de temas a
desarrollar que incluirá un nuevo modelo de Senado, la reforma
tributaria y el mejoramiento de la distribución de la ayuda social.
Con todo, a la salida quedó claro que hay algunas diferencias que
se mantienen y que, más temprano que tarde, volverán a poner
a la Alianza en tensión. Radicales y frepasistas ofrecieron conferencias
de prensa por separado. En la primera, Carlos Chacho Alvarez
aseguró que la Alianza va a presentar un nuevo modelo de
Senado como trabajo programático. Después, el jefe
de Gabinete, Chrystian Colombo, aclaraba que esto no implica excluir a
nadie, ni siquiera a los que fueron cuestionados por el ex vicepresidente.
Es imposible hacer una depuración a dedo, señaló.
Los tres frepasistas llegaron a Olivos juntos, unos minutos más
tarde de lo previsto. Alvarez, el jefe del bloque de diputados de la Alianza,
Darío Alessandro, y el intendente de Rosario, Hermes Binner, fueron
conducidos hasta la oficina del presidente Fernando de la Rúa,
que los esperaba junto al titular de la UCR, Raúl Alfonsín.
También los acompañaban los ministros que integran el grupo:
Colombo, José Luis Machinea y Federico Storani. Allí conversaron
un rato pero luego se trasladaron hasta el sector de la quinta en la que
habitualmente se hacen las reuniones de gabinete y donde podían
charlar con mayor tranquilidad.
Fue la primera vez en varios meses que la cúpula de la Alianza
se junta alrededor de una misma mesa para conversar sobre temas de gobierno.
La anterior convocatoria que reunió a De la Rúa, Alfonsín
y Alvarez ocurrió en plena crisis por el escándalo de coimas
en el Senado y no terminó en buenos términos. En cambio,
ayer prevaleció el clima cordial y fue el primer paso concreto
que da la Alianza para cerrar de una vez la crisis política abierta
con la renuncia de Alvarez, de manera de encarar en relativa calma el
examen electoral de octubre.
Sin embargo, el conflicto del Senado aún aparece como la principal
amenaza a la concordia de la coalición. En los días previos,
Chacho Alvarez había advertido que no sería una buena señal
que la Alianza permitiera que se postularan para ser reelectos los mismos
senadores que habían sido involucrados en las sospechas de sobornos.
Puertas adentro, el tema se planteó enseguida. El ministro del
Interior, Federico Storani, venía hablando de la reforma política
y de la reunión que congregará a los legisladores provinciales
el 27 de febrero para convencerlos de que bajen los costos de los parlamentos
locales.
Sí, pero hay muchos legisladores de la Alianza que no quieren
saber nada con eso intervino Chacho Alvarez.
Es cierto, pero la idea es que se firme un documento, un compromiso
para reducir los gastos y a eso nadie se va a poder negar respondió
Storani. Si no, nos queda sólo presionarlos a través
de los medios. Y eso no siempre es efectivo en el interior.
En ese momento Alvarez aprovechó para introducir el punto que más
le interesaba discutir. Fue breve y, según el testimonio de uno
de los participantes del encuentro, sonó como un título
periodístico:
Tenemos que avanzar en la formación de un nuevo modelo de
Senado.
Alfonsín intervino para decir que una de las transformaciones posibles
pasaba por cuestiones reglamentarias de la Cámara alta.
Sí, ahora hay una comisión para cada senador coincidió
Chacho.
Y comentó que algunos de sus colaboradores vienen trabajando desde
hace tiempo en un proyecto para reformular el Senado (ver aparte). Resultado:
quedaron que Chacho le acercará la iniciativa a Alfonsín
y a Storani. Y que el ministro del Interior lo consensuará con
el proyecto que viene elaborando su cartera para presentarlo en público
junto a la reforma política.
Pero si adentro no hubo divergencias, a la salida no lo pareció
tanto. Chacho remarcó la determinación de la Alianza de
buscar un nuevo modelo de Senado, mientras que Colombo puntualizó
los límites de esa renovación. El jefe de Gabinete insistió
en que la transformación del Senado la hará la gente
con su voto y que no era practicable llevar adelante una depuración
a dedo desde el Ejecutivo como la que pretende el jefe frepasista.
No se hizo ningún tipo de nombre propio, aclaró
Colombo acerca de lo discutido durante el encuentro.
El jefe de Gabinete expuso largamente la idea de poner en práctica
la agencia social, que, conforme a una propuesta de Alvarez, unificará
los planes nacionales de ayuda que hoy se distribuyen en diferentes ministerios.
La hipótesis de trabajo que se planteó en el encuentro es
que la agencia tenga, a lo sumo, un par de planes sociales. Como objetivo,
la idea es avanzar en la implementación de un Ingreso Mínimo
Garantizado para quienes se encuentren dentro del padrón de beneficiarios.
Bien distribuidos, los recursos que tenemos actualmente nos alcanzan,
explicó Colombo. La hipótesis inicial, todavía en
borrador, es que un millón de indigentes serían beneficiarios
con alrededor de dos mil pesos anuales cada uno.
A la Alianza le gustaría llevar la propuesta a la campaña
electoral, pero Colombo detalló la suma de inconvenientes que se
presentan para poner estas ideas en práctica en el corto plazo.
Por ejemplo, la obligatoriedad de consensuar con los gobernadores, quienes
tienen a su cargo la distribución del 70 por ciento de la ayuda
social.
A su turno, Machinea detalló las primeras licitaciones convocadas
en el marco del Plan de Infraestructura y trazó una visión
optimista del panorama económico abierto a partir del blindaje.
Colombo aprovechó para informar sobre la reforma impositiva, contó
que ya estaba recibiendo las primeras conclusiones de la comisión
y que, una vez que estén listas, le acercará una síntesis
a Alvarez. Otro de los puntos fue el proyecto para mejorar los organismos
reguladores. Hay que plantear una nueva relación entre los
entes de control y la sociedad, fue la definición de Chacho.
Machinea informó que el Ministerio estaba trabajando en una ley
sobre el tema.
Sobre el final, De la Rúa anunció que él se iba a
ocupar de convocar semanalmente al grupo de trabajo. Como si se tratara
de una reunión de Gabinete. De todos modos, explicó que
no necesariamente participará de los encuentros, como el de la
semana que viene en las oficinas de Colombo.
Concluida la reunión, todos se manifestaban conformes. Hablamos
del Senado, la agencia, los entes reguladores, de los temas que queríamos
tratar, decían en el Frepaso. En cuanto al Gobierno, la cumbre
de ayer le permitió cumplir el objetivo comprometer a Chacho otra
vez con la gestión del Ejecutivo. Es un primer paso positivo,
aseguraban en Olivos. Sin embargo, el encuentro de ayer fue apenas un
comienzo y, a pesar del optimismo general, aún quedan algunos temas
importantes que siguen dividiendo posiciones: entre todos, el Senado aparece
como el potencialmente más conflictivo.
QUIEN
ES HERMES BINNER, EL INTENDENTE DE ROSARIO
Otro frepasista a la mesa
Por
Pablo Feldman
Hermes Binner
es médico, su especialidad era la anestesiología, pero sus
mayores esfuerzos los puso en el sanitarismo. Eso le permitió acelerar
su carrera política desde 1989 cuando Héctor Cavallero primer
intendente socialista de Rosario, luego menemista y ahora reutemista
lo designó como secretario de Salud Pública municipal. El
reconocimiento a su gestión incluido el de Naciones Unidas
y la mutación política de Cavallero lo colocaron en un lugar
que no esperaba, aun cuando su militancia en el socialismo se remonta
a la política universitaria, de la mano de Guillermo Estévez
Boero.
Binner fue el recambio dentro del socialismo, ganó la intendencia
de Rosario en 1995 y fue reelecto por mayoría absoluta en 1999.
No podemos postergar las demandas sociales para cumplir con el pago
de la deuda, le dijo a Página/12 hace unos días y
propuso invertir el dinero del esfuerzo de los argentinos y beneficio
de todos nosotros, con líneas de crédito, reactivación
de la producción y sobre todo con un criterio solidario que responda
a los que tienen menos. El discurso del dirigente del Partido Socialista
Popular se compadece con su acción: el 53 por ciento del dinero
que aportan los rosarinos va a parar a la salud pública y a la
acción social. Yo sé que es grato inaugurar obras
y que desde el punto de vista del marketing político son más
redituables que darles salud y asistencia a los más pobres, pero
nuestra conciencia nos lleva a eso, sostiene convencido, contrarrestando
las críticas que su ciudad provienen de sectores empresariales
que lo acusan de populista. Binner es un hombre parco, austero,
casi antipático, que no repara en la combinación de su ropas,
que consume litros de mate, literatura y música clásica.
Que no sorprende, pero que difícilmente pueda ser sorprendido.
Tiene una actitud militante que no abandona ni siquiera por el protocolo,
es un hombre de partido, que no cree en el fin de la historia
ni en los santos evangelios. Mantiene una cordial relación con
el gobernador Carlos Reutemann somos los dos suizo-alemanes,
suele explicar aunque tarde o temprano tendrá que enfrentarlo:
Hermes Binner será candidato a gobernador en el 2003, y si Reutemann
reforma la Constitución provincial se presume que será
en año que viene el ex piloto de Fórmula Uno buscará
su reelección en la Casa Gris si no juega en la presidencial.
Desde la recuperación de la democracia que ningún
intendente de Rosario llegó a la gobernación, repasa
Binner y enumera: Usandizaga perdió dos veces con Reutemann
y una con Obeid, y Cavallero también perdió la del 95,
dice abriendo el paraguas y después agrega que nunca
le tuve miedo a la lluvia, y además ya es tiempo de hacer historia.
REDUCIR
COMISIONES Y REFORMULAR EL CRITERIO CON EL PERSONAL
Cómo es el modelo de Senado made in Chacho
Alvarez
Poco después
de que comenzara la cumbre en Olivos, Carlos Chacho Alvarez
dijo, telegráficamente, que la Alianza deberá avanzar en
un nuevo modelo de Senado. Y agregó que está
trabajando en un proyecto para reformular el funcionamiento de la Cámara
que, una vez finalizado, elevará a Raúl Alfonsín
y a Federico Storani para lograr una versión consensuada.
Los lectores ya conocen la historia del proyecto a través de este
diario. En setiembre del año pasado, cuando el escándalo
por las coimas profundizaba las crisis de la Alianza, Chacho dio instrucciones
para estudiar un plan destinado a transparentar y dinamizar
el Senado. El 28 de setiembre, sólo nueve días antes de
la renuncia, Página/12 adelantó los lineamientos generales
de la idea, en la que trabajaron cuatro hombres de confianza de Alvarez:
Pedro del Piero, el único senador del Frepaso; Ricardo Mitre, secretario
administrativo de la Cámara durante la gestión de Chacho;
Marcos Makón, actual vicejefe de Gabinete, y Franco Castiglioni,
ex director de la carrera de Ciencia Política de la UBA.
El plan es ambicioso y apunta a modificar aspectos legislativos y reglamentarios
para lograr una transformación total una especie de refundación
institucional del Senado. Estará listo en pocos días
y sus ejes son los siguientes:
El primero son las comisiones.
Ayer, en Olivos, Chacho se quejó de que hay demasiadas, que se
superponen unas a otras y que muchas veces demoran el trámite de
los proyectos de ley. Hay una por senador, para que todos sean presidentes,
se quejó Alvarez. En realidad, hay más: actualmente, incluyendo
las bicamerales, el Senado funciona con 104 comisiones y 72 bancas. La
idea es reducir el número, priorizar las más relevantes
y convertirlas en foros públicos, prohibiendo las sesiones secretas
y abriéndolas a los ciudadanos y las ONGs.
Otro de los objetivos es profesionalizar
la planta permanente, formada por capas geológicas
de empleados incorporados por los diferentes senadores, hasta alcanzar
la friolera de 1700 trabajadores estables. El modelo sería el Senado
brasileño que según dicen cuenta con un núcleo
importante de empleados competentes.
Para evitar este tipo de problemas,
la idea es que de ahora en más cada senador que se incorpore a
la Cámara cuente con una cantidad determinada de fondos para contratar
asesores. En cuanto finalice su mandato, el legislador se retirará
con sus empleados. Según los análisis comparativos que estudia
Alvarez, así funciona el Senado de los Estados Unidos.
GRACIELA
FERNANDEZ MEIJIDE LEJOS DE OLIVOS
Todo tiempo pasado fue mejor
Un año atrás
hubiera sido impensable. Hoy parece lo más natural. Y el contraste
revela un dato político que, por más que todos se hayan
acostumbrado, no deja de ser llamativo. A la primera reunión del
grupo de trabajo de la Alianza no asistió Graciela Fernández
Meijide, aunque sí participaron Darío Alessandro y Hermes
Binner, dos frepasistas que hasta hace poco se movían en un nivel
muy inferior al de la ministra. Ni siquiera la decisión de tratar
la creación de una Agencia Social que pone en duda su futuro
y el del ministerio que dirige lograron abrirle el camino a quien
fue hasta hace poco una de las máximas figuras de la Alianza.
El descenso político de Fernández Meijide comenzó
en noviembre de 1998, cuando perdió la interna abierta. Continuó
con la derrota bonaerense en octubre de 1999. Siguió con sus tropezones
incluido el affaire Angel Tonieto y con su magro desempeño
al frente de Desarrollo Social. Y, aunque es cierto que los recursos de
que dispone son escasos, también es verdad que su performance estuvo
lejos de cumplir con las expectativas mínimas. Eso terminó
de agriar su relación con Carlos Alvarez.
Cuando se puso a revisar los detalles de la comisión de la Alianza,
Alvarez advirtió que el Frepaso representado originalmente
sólo por él y Alessandro había quedado en inferioridad
numérica. Entonces vetó la participación del senador
radical Jorge Agúndez que hubiera profundizado el desequilibrio
y sumó al intendente de Rosario, Hermes Binner. Sin embargo, en
ningún momento se le ocurrió incluir a Graciela, a pesar
de que es la única ministra del Frepaso y la representante más
importante de su partido en el gabinete.
Uno de los ejes del encuentro fue la discusión de la futura Agencia
Social, un tema delicado que implicaría la desaparición
del ministerio que conduce Graciela en un plazo que no excederá
este año. El ex vice tiene decidido que, una vez que el nuevo organismo
esté en marcha, su titular se convierta en la pata frepasista en
el gabinete. Quiere para ese puesto a algún dirigente con peso
y cintura política, que oficie de interlocutor con el Gobierno.
Como demuestra su ausencia en la reunión de ayer, Alvarez no cree
que Fernández Meijide sea la indicada para ocupar ese lugar.
El futuro de Graciela como ministra es un interrogante. En otro momento
una salida elegante hubiera sido una candidatura para octubre en la provincia
de Buenos Aires. Sin embargo, Raúl Alfonsín, seguro primer
candidato a senador, no quiere saber nada con la idea.
Algunos frepasistas comenzaron a pensar en una posible embajada para Fernández
Meijide. Mientras, la ministra sigue aguantando. Ayer, luego de inaugurar
en Bariloche un nuevo capítulo del Plan Solidaridad, dijo que no
estaba enojada por no haber participado del encuentro. Este gobierno
es mi gobierno y de la Alianza. Y además comparto totalmente las
propuestas de Alvarez. El gobierno también es Chacho Alvarez, aunque
no sea más vicepresidente. Por sobre todas las cosas, lo que necesitamos
es coherencia y cohesión política, Alianza al ciento por
ciento, explicó. Su apuesta es a la unidad de la coalición.
Y se entiende: es el dato que explica que, a pesar de su magro desempeño,
Fernando de la Rúa nunca se haya animado a pedirle la renuncia.
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