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SEGUN UN INFORME, NATALIA FRATICELLI SE SUICIDO
La pericia de la polémica

Un perito asegura que la hija del ex juez de Rufino se mató voluntariamente. El fiscal de Cámara relativizó el informe.

El informe del perito beneficia a Carlos Fraticelli.

Por Horacio Cecchi

Un informe pericial entregado el martes pasado a la Justicia de Melincué, y que daba vuelta como un guante el caso de la muerte de Natalia Fraticelli al instalar la hipótesis de su suicidio, ayer empezó a hacer agua. Su autor, el perito policial Ulises Cardozo, sostuvo que la joven había ingerido una droga contraindicada y que se ayudó con una bolsa de nylon que le produjo la muerte por asfixia. El perito sostiene su hipótesis en la “ausencia de huellas” que delaten un estrangulamiento, como lo informaron los forenses que realizaron la autopsia. Ayer, el fiscal de Cámara de Rosario, Guillermo Camporini, relativizó la importancia del informe. “Yo no lo comparto. Es una opinión más que trata de descalificar a los peritos forenses”, dijo. Una fuente estrechamente vinculada al caso aseguró a Página/12 que el informe “es muy endeble, está planteado en forma más subjetiva que técnica y, de todas formas, el suicidio no explica el robo de los 2 mil pesos, ni las contradicciones de los dos padres, ni la forma patética en que culparon a la hija muerta para defenderse”.
En mayo pasado, cuando se realizó la autopsia sobre el cuerpo de Natalia Fraticelli, el perito del Instituto Médico Legal de Rosario, Luis Petinari, determinó que la joven había fallecido por asfixia por estrangulamiento. Entre los especialistas se encontraba, como observador, Ulises Cardozo, perito de la División Criminalística de la Unidad Regional II de Rosario. Cardozo no fue designado por la Justicia sino que representaba a la policía por haber participado en la investigación en el lugar del hecho.
Durante la autopsia, el perito policial consideró su idea sobre el suicidio, contraria a la de los peritos oficiales. El 15 de enero pasado, cuando la Cámara de Apelaciones de Rosario rechazó la apelación y confirmó el procesamiento de Fraticelli, solicitó una ampliación de la opinión de Cardozo. El martes pasado, el juez de instrucción en feria, de Melincué, Héctor Vitelli, recibió el informe de Cardozo. Su autor descartaba la idea del estrangulamiento en base a dos hipótesis que concluían en el suicidio: en la primera, mencionó “la ingesta exagerada de aminotriplina (Uxen Retard)”. Según el especialista, la aminotriplina es un antidepresivo que multiplica las posibilidades de un ataque epiléptico, enfermedad que padecía Natalia. La segunda hipótesis, con la que se muestra más conforme Cardozo, sostiene “el suicidio por ingesta voluntaria de la misma droga con bolsa de plástico cefálica”. El perito destacó la ausencia de marcas en el cuello típicas del estrangulamiento y trató de emparentar el caso a las estadísticas de suicidios de jóvenes en Europa.
“Yo no lo comparto –contraatacó ayer el fiscal de Cámara de Rosario, Guillermo Camporini–. Esa es la opinión del doctor Cardozo que pretende descalificar a los médicos forenses que intervinieron en la autopsia. Se tendrá que contar con otros estudios para determinar fehacientemente que se trató de un suicidio. Por el momento, no hay ningún elemento nuevo que modifique la causa.”
Mucho más terminante, una fuente estrechamente relacionada al caso reveló a Página/12 que “el informe (de Cardozo) es endeble, más subjetivo que técnico”. Y detalló algunas sombras: “Si se suicidó, por qué Fraticelli habló de un robo de 2 mil pesos. Por qué al médico Hugo Costa, primero le habló de un suicidio, después de un asesinato y más tarde de un robo” de dos mil pesos jamás probado. “Pero lo que saca de quicio a los jueces –aseguró la misma fuente– es que ninguno de los dos padres hizo nada de lo que haría cualquier padre ante la muerte de su hija. Fraticelli tendría que haber renunciado a sus fueros voluntariamente. Y Dieser todavía se niega a hablar. ¿Alguien conoce un padre que prefiera proteger su autoestima y su imagen antes que investigar sobre cómo murió su hija?”

 


 

EL CASO DE LAS HERMANAS PARRICIDAS
Una satánica curada

Gabriela Vázquez, una de las dos hermanas que mataron a su padre a cuchillazos en un rito satánico en marzo del año pasado, “está curada”, afirmó Néstor Marchant, director del hospital neuropsiquiátrico Moyano, donde la chica está internada, y aseguró que si la Justicia no accede a darle el alta, sufrirá “secuelas psicológicas, ya que no debe convivir con verdaderas alienadas mentales”. Una junta médica ya había permitido que Gabriela, de 27 años, saliera esporádicamente del Moyano, no así su hermana Silvina, de 21, que permanece detenida en una unidad carcelaria del mismo hospital.
Marchant observó que Gabriela “está triste y preocupada porque la Justicia revocó el régimen de salidas dictaminado en octubre pasado por los médicos de este neuropsiquiátrico y por el juez civil Julio Martín Yrigoyen, que son los que verdaderamente conocen el caso”, y se mostró ofuscado por la decisión judicial, a la que calificó de “mediática”, y agregó que “muchas personas con patologías realmente graves necesitan ocupar el lugar que Gabriela ya no necesita”.
La chica permanece aún en el Moyano, en el pabellón de Terapia a Corto Plazo, que es el sector destinado a las pacientes que están en condiciones de ser dadas de alta. Silvina, la menor de las hermanas, está detenida en la Unidad Carcelaria 27 del Moyano, “recluida todavía por su peligrosidad hacia ella misma y hacia los demás”, informaron fuentes carcelarias.
Las hermanas fueron detenidas el 27 de marzo de 2000 acusadas de matar de más de 100 puñaladas a su padre, el ferretero Juan Carlos Vázquez, de 50 años. El hombre murió desangrado a raíz de las puñaladas aplicadas con un cuchillo de cocina en el living de su casa de Manuela Pedraza 5873, en el barrio porteño de Saavedra, donde quedó tirado desnudo. Por disposición judicial, dos días después del asesinato, Gabriela y Silvina fueron internadas en el hospital neuropsiquiátrico debido a que se determinó que padecían un severo cuadro de enfermedad mental y que “no pudieron comprender la criminalidad de los hechos que se les imputa ni dirigir su accionar”.

 

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