Por Raúl
Kollmann
A simple vista parece empate,
pero en realidad fue triunfo norteamericano. Un tribunal escocés
condenó ayer al libio Abdel al Megrahi y exculpó al otro
acusado, también libio, Lamen Fhimah, a quienes se consideraba
autores del atentado que mató, en 1988, a los 270 pasajeros del
vuelo 103 de la compañía Pan Am. Fue igualmente victoria
norteamericana porque Al Megrahi es un miembro de los servicios de inteligencia
libios y por esa vía el tribunal que sesionó en Holanda
tácitamente condenó al Estado libio y a su líder,
Muammar Khadafi, por haber puesto en marcha el atentado. Los jueces consideraron
que el agente envió, desde Malta, una valija con el explosivo.
El destino final era Estados Unidos y en Frankfurt la maleta fue cargada
en el fatídico vuelo 103. Un punto clave de la condena fue la escasa
defensa de los imputados, cuyos abogados sólo presentaron unos
pocos testigos en su favor. En el aire quedaron sospechas de todo tipo:
la participación de palestinos, una maniobra realizada sobre la
base del tráfico de drogas realizado por los propios norteamericanos
y la llamativa muerte de un agente de inteligencia estadounidense.
El caso Lockerbie localidad escocesa en la que cayó el avión
pone sobre el tapete todas las investigaciones de atentados terroristas.
La mayoría de las evidencias han sido aportadas por la CIA, el
FBI y otros servicios de seguridad e inteligencia. También las
defensas se realizan sobre la base de elementos de dudoso origen.
Al Megrahi fue condenado a cadena perpetua y su amigo Fhimah quedó
libre y en condiciones de volver a su país. No obstante, el agente
libio tiene la chance de apelar la sentencia, pero mientras tanto pasará
sus días en una cárcel de Escocia.
En el extensísimo juicio de nueve meses, la mayor parte de las
pruebas fueron aportadas por los fiscales. Entre ellas, algunas claves:
Un comerciante maltés
testificó que Al Megrahi compró en su negocio varias camisas.
Un trozo de una de las prendas apareció después de la caída
del avión, supuestamente en lo que fue la valija en la que iba
el explosivo.
El comerciante también
dijo que el libio compró un paraguas, del que también aparecieron
partes entre los restos del avión.
El mecanismo suizo de relojería
usado en el atentado fue enviado por el fabricante a Libia.
Durante el juicio, la postura de los abogados defensores apuntaba a incriminar
a una organización palestina, el Frente Popular para la Liberación
de Palestina, Comando General, FPLP (CG), liderado por Ahmed Jibril. Unos
meses antes del atentado, la policía de Alemania detuvo a un grupo
de 16 palestinos y encontró un artefacto montado en un grabador
Toshiba, casi idéntico al utilizado en la masacre del vuelo 103.
Los defensores sostuvieron que el gobierno sirio tiene documentación
que prueba que el FPLP (CG) fue el que perpetró el atentado pero,
tras un mes de negociaciones, Siria se negó a entregar cualquier
tipo de documentación. Según los libios, la organización
palestina era apadrinada por Siria que, de esa manera, se vería
implicada en el homicidio de 270 personas.
La versión de los defensores implica una trama siniestra. La DEA,
agencia norteamericana antidrogas, realizaba embarques de droga desde
Malta hacia Estados Unidos. Era supuestamente una manera de infiltrar
las mafias del narcotráfico, pero en eso eran ayudados por los
sirios, en especial Monzer Al Kassar, el traficante de armas que tuvo
un pasaporte argentino. La maniobra consistió en reemplazar la
valija de la droga por otra que contenía la bomba. La masacre entonces
habría sido perpetrada por palestinos, con apoyo sirio y a pedido
de Irán, que quería vengarse de otra masacre, cometida por
la marina norteamericana seis meses antes: porerror habían abatido
un Airbus iraní, matando a 298 personas. Hay un ex agente norteamericano,
Lester Coleman, que ha sostenido parte de esta hipótesis e incluso
la madre de otro agente, Chuck Mac Kee, muerto en el vuelo 103, asegura
que su hijo estaba investigando las maniobras de la DEA.
De todas maneras, en el juicio no pudo probarse nada de esto. Los defensores
insistieron en la participación palestina, pero no pudieron aportar
evidencia. Los jueces decidieron en función de las pocas pruebas
existentes: la ropa, el paraguas, el mecanismo de relojería, la
pertenencia de Al Megrahi al servicio de inteligencia de un país
al que Estados Unidos venía condenando desde hace rato. El amigo
del condenado, Fhimah, quedó libre porque sólo le pudieron
probar que en un diario había anotado que debía llevarle
unas etiquetas de equipaje a Al Megrahi, pero esto no implicaba que tuviera
que ver con el plan o que supiera del explosivo.
Claves
Siempre hubo dudas sobre
la acusación de que Libia estaba detrás del atentado
de Lockerbie de 1988 (en el que murieron los 270 pasajeros de un
vuelo de Pan American). El fallo de ayer de un juzgado especial
escocés en Holanda, que condenó a un agente de inteligencia
libio y absolvió a otro, no despejó la incertidumbre.
Las pruebas que usó la fiscalía eran menos que contundentes,
especialmente contrastadas con la evidencia de que el atentado fue
cometido por un comando palestino con apoyo sirio e iraní.
Washington expresó
satisfacción por el fallo, como también
lo hicieron los familiares de las víctimas, quienes exigen
una indemnización del Estado libio. Pero Trípoli negó
toda responsabilidad y se desligó de un asunto judicial.
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AVENTAJA
POR 22 PUNTOS A BARAK
Sharon ya se siente premier
El bulldozer
(como se conoce popularmente en Israel al ultranacionalista Ariel Sharon,
candidato del frente de derecha Likud para las elecciones del próximo
día 6) está más avasallante que nunca, con los últimos
sondeos entregándole hasta 22 puntos de ventaja contra su oponente
y actual primer ministro laborista Ehud Barak. Ayer la Autoridad Palestina
anunció que está dispuesta a reanudar las negociaciones
de paz, y había versiones periodísticas de una posible cumbre
in extremis este domingo entre Barak y Yasser Arafat en Egipto, pero muchos
juegan en contra de esto, como el alcalde palestino de Jericó Abdelrakim
Seder, quien dijo ayer que Sharon no puede ser peor que Barak: con
(Benjamin) Netanyahu la opinión pública mundial se le oponía,
pero con Barak nadie dice nada. Seder terminó recordando
que después de todo, todas las guerras estallaron bajo gobiernos
laboristas. Olvidó una: la del Líbano en 1982, cuyo
arquitecto fue precisamente Sharon.
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