Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


“Con los Estados Unidos tenemos
claras desventajas comerciales”

En diálogo con Página/12 antes de dejar París rumbo a Washington, el canciller Rodríguez Giavarini marcó en el comercio el único punto de conflicto en la relación. También analizó Davos y la gira por Francia.

Rodríguez Giavarini con Jospin, el premier francés que no suele recibir a cancilleres.

Por E.F.
Desde París

Al final de su gira, Adalberto Rodríguez Giavarini conversó con Página/12 en Francia. En este entrevista, el jefe del Palacio San Martín saca el balance del Foro Económico de Davos, resume la posición que asumió en su visita a Francia y adelanta la agenda que lo llevará a los Estados Unidos para entrevistarse el martes con el nuevo secretario de Estado norteamericano Colin Powell.
–¿El Foro de Davos de este año fue mejor que otros?
–Este año hubo una oportunidad extraordinaria en Davos que consistió en incorporar en la agenda mundial la temática central que interesa a los países en crecimiento, sobre todo el tema de acceso a mercados, el del round del milenio, es decir, todas las oportunidades que van a permitir, a través del aumento del comercio, tener una mejor distribución del ingreso, mayores oportunidades de trabajo con la creación de fuentes de trabajo en nuestros países y, también, contar con un mayor volumen de exportación.
–¿Usted percibe que lo que escuchó en Davos va más allá de las meras declaraciones de buenas intenciones?
–Sí.
–¿Qué le hace pensar eso?
–El ambiente inicial de Davos estaba teñido por las palabras del propio Alan Greenspan, que anunció la posibilidad de una desaceleración fuerte de la economía norteamericana. Incluso se llegó a hablar de crecimiento cero. Me parece que, en términos de la gravedad de la situación que tenían que afrontar, eso fue un baño en salud para todos los asistentes. Por esa causa se analizó con tanto cuidado la posibilidad de que sean también las propias economías europeas y otras economías las que den un tirón a la economía mundial a fin de mantener el nivel de actividad. Pero la otra idea que también permeó fue que la única forma de estimular y seguir estimulando el crecimiento es una mayor liberalización del comercio. Creo que eso ayudó mucho a que los países como la Argentina pudieran tener una voz escuchada, una participación sumamente activa, y terminaran trabajando y redactando la agenda del informe que se realizó en el grupo de los líderes económicos. Me alegro de que la realidad haya entrado a refrescar la agenda mundial como lo hizo en esta oportunidad.
–Algunas ONG presentes en el Foro criticaron la influencia de una reunión como la de Porto Alegre. Usted, sin embargo, durante los primeros días de Davos, dio cabida a los reclamos de Porto Alegre. ¿Cuál fue su cálculo?
–En los foros informales puede haber grupos minoritarios que estén en contra de principios aceptados por el sentido común y vigentes en los organismos internacionales. Todo lo que digo es que, aunque sea pequeño, evidentemente no se puede tildar de locura sino de una demanda absolutamente correcta al porcentaje de gente que en el Foro de Porto Alegre interpretó que los pueblos del mundo sienten que en muchos casos son marginados de los beneficios de la mundialización. Que no tienen acceso al comercio, a la educación y al progreso, que no tienen acceso a la igualdad de oportunidades, Es más, esto yo lo he escuchado en muchos miembros del Foro de Davos. No hay que confundir las formas con el fondo. Creo que lo mejor que hizo el Foro de Davos fue iniciar sus sesiones con una película sobre la pobreza. Fue un mensaje fuerte. La pobreza y la necesidad de los que menos tienen es una realidad y ninguna agenda, por más elevada que sea, va a poder tener éxito si no se tienen en cuenta este tipo de realidades que conciernen al 70 por ciento de la población mundial. Lo digo desde el convencimiento de los beneficios de la mundialización y, fundamentalmente, de la necesidad de crear mecanismos informales y darle mayor actividad al Grupo de los 20. Son elementos que tenemos al alcance de la mano para solucionar necesidades, como fue el caso argentino con las medidas de blindaje preventivo.
–Usted fue recibido en Francia con una distinción muy por encima de lo que dicta la costumbre francesa. Si bien la historia de amor prosigue, en la agenda hay antagonismos serios. El principal es el de las subvenciones agrícolas.
–Esta historia de amor entre Francia y la Argentina es de larga data. Es una historia que tiene que ver con los principios que tanto influyeron en la visión libertaria argentina desde el comienzo de la nacionalidad. El reclamo que nosotros manifestamos por la falta de acceso a los mercados, y que a veces nos lleva a enfrentar posiciones encontradas, posiciones controversiales con Francia, no quita que tengamos un gran espacio para el diálogo, para incrementar el comercio bilateral e intercambiar cultura al máximo nivel. Aquí hay un foco que irradia desde una cultura que es importante para la Argentina y significativa para el mundo porque da una visión alternativa que es importante tener en cuenta. Nadie puede negar que, en el mundo, Francia hace una propuesta diferente.
–Pero en lo que toca a la Argentina Francia es el país más negativo en lo que atañe a las subvenciones agrícolas y el acceso a los mercados. Dentro de la Unión Europea Francia tiene la posición más radical.
–La Argentina ha sido uno de los países más claros en las posiciones anti proteccionistas. Eso lo hemos hablado en las charlas bilaterales con Francia y con la Unión Europea. Acá, en Francia, volví a reivindicar la necesidad de un comercio más libre y de un mayor intercambio que, como mínimo, balancee el intercambio comercial entre Francia y Argentina. A la par debo reconocer que Francia es un gran inversor internacional, que crea puestos de trabajo en la Argentina con su inversión y que, por otro lado, nosotros tenemos que tener un diálogo que nos permita estar en acuerdo con todo aquello que es el interés nacional y plantear con toda claridad aquello que creemos es perjudicial para la Argentina. Así lo hemos vuelto a hacer con el canciller Hubert Vedrine y con el primer ministro Lionel Jospin.
–Su próxima etapa es Estados Unidos, donde se entrevistará con Colin Powell. ¿Cuáles son los temas?
–La agenda es la que hemos tenido hasta ahora con los Estados Unidos. Por ejemplo, la agenda de seguridad internacional, es decir las fuerzas de mantenimiento de la paz y la acción de la Argentina en todos los escenarios donde ha sido convocada. También la actitud de Argentina en Naciones Unidas, lo que estamos llevando a cabo en la OEA con una propuesta muy original para que se constituya a la OEA en al órgano ejecutivo de la cumbre presidencial de ALCA. Sin dudas, parte de la agenda va a ser la situación del continente latinoamericano. Pero nuestro interés va ir también por los temas comerciales. También allí vamos a puntualizar la necesidad de un mayor acceso al mercado. Si decimos en Europa que existen un claro proteccionismo y subsidios, por el lado de Estados Unidos tenemos claras desventajas, habida cuenta de las barreras paraarancelarias y las restricciones directas al comercio que han sido establecidas durante tantos años. De todos modos, la agenda con los Estados Unidos es sumamente positiva. Se trata de una primera reunión de conocimiento y de intercambio que, sumada a las demás, nos va a permitir tener un mapa completo de lo que en este momento está pensando la nueva administración del presidente Bush.

 

OPINION
Por Eduardo Febbro

El amor y la distancia

París volvió a desplegar la alfombra roja para recibir a un responsable argentino en visita de trabajo. Al cabo de tres días de estadía, el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini pudo comprobar que los gestos privilegiados de Francia eran el signo de una intención que iba mucho más allá de los grandes “símbolos de amistad” y las distinciones ofrecidas por París en la época menemista. Se hace evidente que París teme perder “su aliado espiritual” en el sur de América Latina, tanto más cuanto que, y así lo reconocen los franceses, el riesgo de que el Mercosur caiga bajo la influencia del ALCA no es “una posibilidad que se pueda dejar afuera”.
Después de haberse entrevistado con el ministro francés de Relaciones Exteriores, Hubert Vedrine –que le ofreció un almuerzo especial y lo condecoró con la orden de Comendador de la Legión de Honor–, Giavarini tuvo ayer el raro privilegio de ser recibido por el primer ministro francés Lionel Jospin. En sus ya casi cuatro años de mandato, el socialista Jospin sólo había recibido a tres ministros de Relaciones Exteriores: ruso, norteamericano e israelí. Rodríguez Giavarini fue el cuarto de su rango en permanecer a solas con Jospin y no perdió la ocasión de invitarlo a Buenos Aires, de agradecerle por el apoyo brindado por Francia al blindaje y también de reiterarle las demandas argentinas contra las subvenciones agrícolas y a favor de la apertura de los mercados. El jefe de la diplomacia argentina le aseguró a su interlocutor que la mejor fórmula del éxito era tener un “mayor crecimiento” y le expuso la situación argentina y las medidas tomadas por el gobierno. Jospin, que confesó tener una gran “afinidad política, intelectual y espiritual con el Presidente De la Rúa”, se salió luego con una de esas frases que mejor resumen su gestión milimétrica de los problemas franceses: “La mejor fórmula para tener éxito en política es ser realista”. En el campo de los realistas, nada traduce mejor el temor de los europeos como la frase pronunciada en el curso de un desayuno por el presidente internacional del MEDEF (el organismo que nuclea al patronato francés), François Xavier Ortoli, quien dijo: “Estamos conscientes de que nuestros interlocutores del Mercosur se encuentran ante la posibilidad de elegir entre el ALCA y la propuesta de la Unión Europea de negociar una zona de libre intercambio entre la UE y Mercosur”.
París no quiere perder un mercado importante, un interlocutor que encarna en ultramar muchos de sus valores y un socio clave en el seno de un grupo regional semejante al Mercosur. La víspera, el representante francés ante la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico había afirmado que la relación con la Argentina desmentía ese dicho francés que enuncia: “El amor muere con las distancias”.

 

PRINCIPAL