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Y al octavo día, Ibarra recorrió
Belgrano para escuchar las quejas

El jefe de Gobierno enfrentó en persona a quienes reclaman ayuda por los daños de la tormenta. El tono de los vecinos fue firme, pero respetuoso. Después fue a otros barrios.

Aníbal Ibarra atendió a los vecinos desde un móvil y recorrió a pie locales y casas afectadas.

Por Horacio Cecchi

Ocho días después de la mayor tormenta que soportó la ciudad, el jefe del Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, pisó el barrio de Belgrano para escuchar reclamos, críticas y dar explicaciones a vecinos y comerciantes. Lo hizo un día después de que su secretario de Obras Públicas, Abel Fatala, recibiera estoicamente la primera andanada de quejas. “En un año, la obra (del canal aliviador del arroyo Vega) estará terminada”, aseguró Ibarra. También se refirió a la ayuda estatal: “Por primera vez un gobierno de la ciudad da ayuda económica a los damnificados”, aseguró, aunque se encargó de separar las aguas: “No es una indemnización, porque no tenemos una obligación legal. El gobierno no hizo la tormenta”. Desde las 9.30, Ibarra visitó los comercios de la zona. Después, se retiró. En la base trailer instalada sobre Cabildo, a 20 metros de Blanco Encalada, quedó Fatala atendiendo al vecindario. Durante el resto del día, Ibarra también estuvo en Pompeya, Paternal y Villa Pueyrredón, otros barrios afectados por el agua.
“Le mostré la madera del piso, las marcas en la pared de hasta dónde llegó el agua”, dijo Silvia a Página/12. Silvia es empleada de un local de quiniela de Blanco Encalada casi Cabildo. Ayer, a las 9.30 de la mañana, se encontró con una visita inesperada: el propio jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, que recorría la zona como medida de contención a los reclamos. “Pasaron ocho días. Ya no tenía qué mostrarle. Ese día parecía que había caído una bomba. Los mostradores estaban tirados, la madera del piso levantada, la vidriera rota.”
A veinte metros del local de quiniela, dando la vuelta por Cabildo, Fatala instaló su oficina móvil, un trailer donde atendió y atenderá los reclamos de vecinos y comerciantes durante varios días más. En la oficina móvil, Ibarra hizo base, atendió algunas consultas y después partió en recorrida pedestre, local por local. A diferencia de lo que ocurrió con Fatala, el día anterior, cuando para colmo llovió y Cabildo volvió a inundarse, ayer el tono con que el vecindario recibió por Ibarra fue correcto. La disminución de los impuestos y la apertura de una lista de reclamos para recibir ayuda monetaria parecieron ejercer influencia en el ánimo.
“Es la primera vez que un gobierno porteño ofrece una ayuda económica a los damnificados”, se preocupó en subrayar Ibarra en cada uno de los comercios que le abrían la puerta. Confirmó que ya había enviado a la Legislatura el decreto de “necesidad y urgencia” para ratificar las medidas adoptadas: “Disminución del impuesto a las Patentes, disminución de hasta un 80 por ciento de la tasa de Alumbrado, Barrido y Limpieza a los inmuebles afectados, ayuda directa por medio de subsidios a pequeños comerciantes y monotributistas que vieron afectado su capital laboral, y una línea de créditos subsidiados, de entre 5 mil y 30 mil pesos, a tasa nominal anual del 6 por ciento”. El anunciado crédito no fue bien recibido por los comerciantes: “En un crédito no me meto –comentó Roberto, dueño de un local de venta de jeans sobre Blanco Encalada–. No se vende nada; la tormenta me arruinó y además tendría que pagar cuotas. ¿Con qué?”.
El jefe de Gobierno se cuidó bien en destacar la diferencia entre la ayuda económica que ofrecía y una indemnización. “No es una indemnización, porque el gobierno no hizo llover, no hizo la tormenta, y por lo tanto no tiene una obligación legal de indemnizar a los damnificados”. Por la tarde, Fatala siguió en su trailer, recibiendo quejas de comerciantes, vecinos y, a las cinco de la tarde, una comisión de legisladores de la oposición. La formaban Ricardo Busacca (Popular Cristiano), Julio Crespo Campos (UCeDé), Jorge Giorno (de la Ciudad), Jorge Mercado (Juventud y Jubilados) y Mario “Pacho” O’Donnell (PJ). Llevaban una propuesta técnica para solucionar el problema de Belgrano. A grandes trazos no difería del proyecto de la Alianza. “Dice el gobierno que no hizo llover, no hizo la tormenta –se escuchaba al dueño de una heladería–. Pero tampoco hizo las obras”.

 

Contagio de protestas

Un nuevo frente de tormenta quedó abierto ayer para el gobierno porteño. Vecinos del barrio de Villa Pueyrredón damnificados por la inundación del miércoles 24 de enero salieron por la tarde a las calles a reclamar indemnizaciones por los daños sufridos por el agua, sumándose así a las exigencias de comerciantes y habitantes de Belgrano. Con cánticos y pancartas, alrededor de un centenar de vecinos de Villa Pueyrredón pidieron ayuda a los funcionarios porteños y los acusaron de defender “sólo a los del barrio de Belgrano”. Los manifestantes se reunieron a partir de las 18 en la esquina de Curupaití y Avenida de los Fomentistas, uno de los lugares del barrio donde se juntó más agua durante la tormenta de la semana pasada.

 

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