Por Mariano Blejman
Pacha tiene el torso desnudo,
saca el pecho con las manos hacia atrás y da órdenes hacia
todos lados. En el tórax veraniego del murguero se muestra un tatuaje
con el nombre de una mujer, Bárbara, coronando un cometa contorneado
sobre el pezón izquierdo. Se llama Luis Terlizzi y es el actual
director de Los Cometas de Boedo. Los que reciben los gritos
a cielo abierto son algo más de 250 integrantes, que ensayan los
últimos pasos que darán por todo Buenos Aires desde el viernes
9 de febrero. Ese día, 109 murgas repartidas en 57 corsos recorrerán
la ciudad bajo el amparo de Momo, el rey del carnaval. La burla, la sátira
y la parodia se adueñarán de las calles de Buenos Aires,
una ciudad que pretende resurgir desde el empedrado para recobrar aquellos
años dorados donde Momo reinaba glorioso, desde conventillos y
esquinas arrabaleras. Página/12 recorrió los ensayos de
un puñado de esas murgas que, durante todo este mes, intentarán
decir todo aquello que lo serio no se anima siquiera a insinuar. Esta
vez no faltarán alusiones al blindaje, la globalización,
la Vaca Loca, los traspiés de personajes famosos y los novedosos
trajes de la blanca y amigable Policía Federal.
1. Gambeteando el empedrado La murga ensaya en Iriarte y Vélez
Sársfield, un día de semana cualquiera. Julián, Marcos
y Javier ensayan un nuevo hit: Crazy, la vaca. Chupe,
toque, meta y ponga/ ya se armó flor de milonga/ al mal de la vaca
loca/ Gambeteando le rezonga. Gambeteando... nació
en el Centro Cultural Rojas en 1996, pero el espacio para ensayar les
quedó chico en poco tiempo. En el medio de la plaza se encuentra
Antonio, que hace malabares con tres cascotes como si fueran mandarinas.
De unos 40 años, flaco y con una cara perdida, Antonio se ganó
el corazón de los murgueros revolviendo la bandera celeste y colorada
desde el principio hasta el final del ensayo. Ahora lo aplauden al grito
de Antonio Banderas, Antonio Banderas.... La letra nueva dice
Ni holando, ni aberdeenangus / Se propuso una meta/ Tras pelearse
con Huberto / Susana empezó una dieta / Cormillot le reprochaba
/ por los malos resultados / porque ella seguía la dieta / la gran
dieta del Senado. Y todo con fondo de bombo.
¿Alguien va a comprar flecos? pregunta La Corta,
que después separa las manos de su cuerpo como si quisiese estirarlas.
Somos una murga democrática, asegura mientras tanto
Marcos. Lo nuestro es la picaresca. La viveza cotidiana termina
hecha canción. El carnaval es la Semana Santa del Murguero.
2. Los Cometas de Boedo El ensayo de Los cometas... es en
Cochabamba 3750: Pacha consiguió que le prestaran la cancha de
fútbol siete. La murga llegó a tener, en 1996, casi 350
personas, que se dividiría luego en Los chiflados de Boedo
o La locura de Boedo, entre otros. Ahora, sin embargo, Los
Cometas de Boedo no entran en la cancha. En el medio de silbatos
y pasos de baile, Débora vende apliques para los trajes: Son
de lentejuelas y mostacilla y cuestan entre $15 y $70 cada uno,
explica. Decidió salir a venderlos cuando su cuñado se esguinzó
un tobillo. Si no los vendo pierdo todo el laburo, dice resignada.
Imagínese, dice ahora Pacha. Tenemos vestidos
que cuestan hasta 600 dólares, cada instrumento cuesta unos doscientos.
Tenemos 21 bombos, 16 redoblantes, 3 zurdos y varios repiques, se
enorgullece. Trabaja de kiosquero en José Mármol, esquina
Tarija, donde pintó un cometa y un cartel de neón inmenso
sobre el toldo del kiosco. Imagínese, repite. El
pueblo de Boedo tiene hambre de Carnaval.
El grupo nació en 1959 gracias a Enrique Marciano, y en los años
de plomo dejó de salir hasta a bailar. Entre 1989 y 1995 Los
cometas... no fueron muy queridos en el barrio. Salíamos
a hacer bardo con cartones de vino, y mientras pasábamos por las
calles arrasábamos con los coches estacionados... Ahora, en cambio,
hemos cambiado, esto es una murga familiar. Pacha la tiene clara.
Lo que nosotros perseguimos es reírnos de la roña
de la gente que está en el poder. Lo único que nos queda
es cagarnos de la risa de ellos. Imagínese... En el club,
la canción Crítica dice A la madre de
Rodrigo / hoy ya todos la conocen / la vieja se hizo famosa / con sus
atrevidas poses / le dicen la perra sorda / porque nunca te da bola /
vos le pedís la patita / ella te entrega la cola.
3. Pasión Quemera Martín venía haciendo fiestas de
fin de año con cierta popularidad desde comienzos de los 90,
en las cercanías de Parque Patricios. En 1994 tuvieron una idea,
que entonces al barrio le pareció original: festejar la llegada
del 95 con la creación de una murga. Comenzamos siendo
25 pibes, y ahora ya somos noventa, recuerda. La murga ensayaba
donde podía, en un club, en un gimnasio, hasta que encontraron
la plaza de José C. Paz y Pepirí. A unas cuadras de allí,
en Grito de Asencio y Eliá, una pared arrabalera parece prevenirlos:
Araca, murguero, el Siglo XX fue tanguero.
Pasión Quemera, un nombre por demás elocuente,
acaba de ser seleccionado por la agrupación M.U.R.G.A.S, para participar
del Carnaval Uruguayo que comenzó ayer en Montevideo. Este año
pretenden llegar al ciberespacio. Algo que no estaría mal/
y a todos nos gustaría / un sitio en Internet / donde meter porquerías.
/ Para meter atorrantes / para poner delincuentes / para encerrar gobernantes
/ que le roban a la gente, dice el tema Internet.
4. Los viciosos de Almagro Nacieron hace 51 años de la mano del
Pochi Follero y Roberto Corvalán en un conventillo ubicado en Guardia
Vieja 3836. Ahora, 131 personas arrinconadas en una estación de
servicio, en Guardia Vieja y Mario Bravo. Los vecinos, extrañamente,
parecen disfrutar del bochinche, un miércoles a las 10 de la noche.
Almagro letra viciosa en homenaje / en Bulnes y Guardia Vieja /
junté coraje / para decir lo que siento / por eso ahora me tiento
/ y de esta glosa me hago cargo / señores yo soy murguero / vicioso
y de Almagro. La Municipalidad nos dio permiso de 20 a 22,
asegura Osvaldo, que luce una camisa blanca, un par de collares que desentonan
con el pantalón corto y unos mocasines sin medias. ¿Entiende
lo que le digo?, dice, y señala la gente postrada en las
ventanas. Cada noche, Los viciosos... llevan a todos los integrantes
a comer a la pizzería de la esquina. Y son, como se dijo, nada
menos que 131 integrantes a la espera de fainá.
5. Viva La Pepa Viva la Pepa es el nombre de una de las murgas
más nuevas de la ciudad: Llevan sólo dos carnavales. Nuestro
ingreso no es irrestricto, dice Leonardo Serignese. Históricamente,
las murgas de taller tuvieron sus diferencias con las de barrio. Las primeras,
más dedicadas a lo estético y a armar un espectáculo
casi teatral, fueron tildadas de sectarias, mientras que las barriales
eran acusadas de poco profesionales. Hoy en día, la
línea que los dividía ha comenzado a diluirse frente a tanto
corso dando vueltas. Serignese escribe las letras y asegura: Nosotros
descreemos de los políticos, y de algún modo la murga se
ha convertido en un lenguaje creíble. Por eso hoy atraemos más
gente que un mítin. Viva La Pepa tiene 25 integrantes,
pero sólo un puñado ensaya las letras en un departamento
del microcentro. Otra integrante confiesa un motivo bastante particular
que la acercó al grupo. Yo quería ser cantante, y
la murga hoy me permite tener un público que una banda común
no tendría, asegura. Esta vez, son los azules
quienes serán el centro de la crítica en varios de los temas
de Viva.... El Gobierno estuvo inteligente / yo no sé
si ustedes lo notaron / pa`que no se dé cuenta la gente / los vistió
con traje de verano.
Apenas unos botones de muestra de un carnaval que pretende ser el más
fuerte de los últimos cinco años, los nombres de las murgas
son, sin duda, un ejemplo de sutileza e ironía, que prepara el
destino carnavalesco. Para irse, entre bombos y redoblantes, además
de las mencionadas, tambiénpodrán verse este año
en el carnaval murgas con títulos como Los asaltantes de
la Rima, Los atorrantes de Almagro, Los colosos
del delirio, Los crotos de Constitución, Los
elegantes de Palermo, Los mocosos de Liniers, Si
Momo nos viera, y por último, de un modo inevitable... Resaca
del Carnaval.
El antídoto
de la burla
El célebre escritor François Rabelais ya lo había
escrito en la Edad Media, en su libro Gargantúa y Pantagruel.
La risa, la parodia, la sátira y la fiesta eran formas de
combatir al poder, diciendo cosas que la cultura de lo serio no
podía decir. El carnaval, también en Buenos Aires,
fue desde los comienzos una instancia de liberación y desregulación
de protocolos sociales. Con el Carnaval muere un año que
le dice adiós a las tristezas para resurgir de la alienación
del hombre, el humor, la inventiva popular, y el todo vale. Es algo
así como el reino del revés. En Buenos Aires, el carnaval
se festeja desde el 1600, pero tiene en la historia contemporánea
a las murgas como una de las formas más auténticas
de expresión. En los carnavales del 30 aparecieron, por ejemplo,
los primeros travestis argentinos en público. Barrios como
La Boca, Palermo, Saavedra o Liniers, estuvieron directamente relacionados
con las murgas a partir de la década del 40. De hecho, en
la estética de las barras de fútbol hay muchos elementos
que vienen de estas agrupaciones.
En los años de plomo de la última dictadura militar,
la murga pareció esconderse debajo de los adoquines de Buenos
Aires. El feriado de dos días fue suspendido por tiempo indeterminado
y de hecho todavía no fue reinstalado en el calendario, a
pesar de las marchas murgueras que se vienen gestando desde 1997.
Allí nació la agrupación M.U.R.G.A.S., formada
en diciembre de 1996. Con el tiempo y los bombos la
agrupación consiguió que la Legislatura Porteña
los nombrara de Interés Cultural y les diera un presupuesto
de 300.000 dólares para la organización de los corsos.
Habrá que ver si Momo se conforma con eso o quiere algo más,
a cambio de una buena carcajada.
|
|