Por José Natanson
Igual que hace cinco meses,
el escándalo del Senado se convirtió otra vez en el eje
de la discusión política. El jueves, cuando se conoció
el recurso de apelación, el Gobierno cuestionó duramente
a los fiscales. Ayer, el Frepaso salió a defenderlos y a atacar
a los funcionarios que los habían criticado. Me hubiera gustado
que hubieran dicho lo mismo cuando (Carlos) Liporaci dictó la falta
de mérito, señaló a Página/12 Pedro
Del Piero, a quien después se sumaron Aníbal Ibarra y Liliana
Chiernajowsky. Más allá de las declaraciones, el contrapunto
demuestra que la crisis por los sobornos sigue dividiendo aguas en la
Alianza. Y que se reavivó justo en el momento en que los socios
habían decidido tragar saliva y hacer esfuerzos para garantizar
la unidad de la coalición.
El tema volvió a instalarse anteayer. En un durísimo recurso,
los fiscales apelaron el fallo de Liporaci, acusaron al Ejecutivo de constituir
una prolija empresa con los senadores para motorizar los sobornos
y de no hacer nada para promover la investigación.
El mismo día, en medio de una conferencia de prensa en la Casa
Rosada, De la Rúa sacó a relucir una voluminosa carpeta
en la que según dijo figuraban todas las actuaciones
que había hecho la Oficina Anticorrupción para facilitar
el avance de la causa. A continuación, el Presidente y el ministro
del Interior, Federico Storani, cuestionaron al fiscal Eduardo Freiler,
a quien acusaron de politizar el caso y de actuar de manera
poco seria.
Ayer ratificaron el argumento: no criticaron la decisión de apelar
el fallo sino unas declaraciones radiales en las que según
el Gobierno Freiler dijo que la opinión pública ya
había emitido un juicio. Un fiscal debe ser prudente y él
ha probado que no lo es. Las expresiones públicas de Freiler me
parecen inapropiadas y de muy mal criterio, subrayó Storani.
Yo no soy abogado, pero me parece que alguna de las consideraciones
son un poco extremistas, redondeó Chrystian Colombo.
Más allá de la veloz respuesta de Freiler (ver reportaje
en la página 5), lo cierto es que la apelación y la
reacción del Gobierno reactivaron el fuego cruzado dentro
de la Alianza. Aunque Carlos Chacho Alvarez optó por
el silencio, su mujer, la funcionaria porteña Liliana Chiernajowsky,
cuestionó las declaraciones de Storani contra el fiscal. Por su
parte, el jefe de Gobierno porteño (y ex fiscal) Aníbal
Ibarra, explicó que la función que le corresponde
a un fiscal es promover la investigación, apelar y seguir buscando
pruebas.
El más contundente fue el senador frepasista Pedro Del Piero, quien
acompañó a Alvarez durante su cruzada anticoimas. Luego
de una reunión que mantuvo con Chacho en la Casa del Frente para
terminar de pulir el plan para reformular el Senado adelantado por Página/12,
Del Piero explicó que el escrito de los fiscales deja en
claro que hay recursos de prueba pendiente y líneas de investigación
abiertas. En diálogo con este diario, Del Piero defendió
a los fiscales. Han trabajado desde el primer día con aplicación
y no son poco serios, señaló el senador. Y, consultado
por la reacción del Gobierno, remató: Me hubiera gustado
que hubieran dicho lo mismo cuando se conoció el fallo de Liporaci.
Pero esa vez optaron por el silencio.
Ante semejante reacción, el Gobierno buscó anoche aclarar
su postura. A través de un comunicado de Presidencia, remarcó
que no cuestiona en modo alguno el derecho de los fiscales
para apelar. Pero, continuando con la posición anterior, distribuyó
el acta labrada cuando se exhibió la documentación secreta
de la SIDE ante el juzgado, que demostraría la voluntad colaboradora
del Gobierno.
En sintonía con la línea oficial, el Comité Nacional
de la UCR presidido por Raúl Alfonsín emitió anoche
un documento luego de una reunión de su mesa directiva: criticó
la precariedad argumental del recurso presentado por los fiscales,
a quienes acusaron de gui-arse por confusas conjeturas políticas
(ver asimismo nota aparte). Tantas declaraciones sirven para poner en
blanco sobre negro la postura de cada uno de los socios de la Alianza.
El Frepaso insiste con la necesidad
de llevar a fondo la investigación y de refundar el Senado. En
este sentido, Alvarez reclama que entre los candidatos de la UCR no figuren
los legisladores comprometidos por el escándalo de las coimas.
Es un tema en el que no podemos ceder, explican en el Frepaso.
Para Chacho, dar marcha atrás equivaldría a decir
que su renuncia no tuvo sentido, sostienen cerca del ex vice.
Como antes del portazo de Chacho,
ahora también el Gobierno y la UCR cerraron filas en torno al tema:
aunque siempre se cuidan de ratificar que están dispuestos a llevar
la investigación hasta las últimas instancias, su primera
reacción no fue aplaudir el recurso de apelación sino criticarlo.
En cuanto a las candidaturas, no quieren saber nada con la idea de excluir
a sus correligionarios más cuestionados, una postura que ratificaron
ayer en el encuentro del Comité Nacional.
Lo cierto es que el conflicto se instaló de golpe, en un momento
de relativa calma interna. Apenas un día antes, el grupo de trabajo
de la Alianza se había reunido por primera vez para limar diferencias
y negociar una agenda de diálogo en común. Y de repente,
cuando nadie se lo esperaba, el affaire volvió a convertirse en
el eje de un enfrentamiento interno. Como hace cinco meses, ninguno de
los dos bandos parece dispuesto a ceder en su postura: la escalada ha
comenzado y el tema se convirtió otra vez en una disputa
con final impredecible.
ALFONSIN,
DE PUNTA FRENTE A LOS PLANTEOS DE CHACHO ALVAREZ
Los afiliados y la gente decidirán
Por Eduardo Tagliaferro
En su momento los afiliados
y la gente lo decidirán, respondió Raúl Alfonsín,
en la conferencia de prensa realizada en el Comité Nacional de
la UCR, cuando Página/12 le preguntó si serán precandidatos
a renovar sus bancas aquellos senadores a los que los fiscales, Eduardo
Freiller y Federico Delgado, les reclamaron prestar declaración
indagatoria. La apelación de los fiscales cambió los planes
de la mesa nacional del radicalismo que originalmente contemplaba analizar
las perspectivas de su fuerza y de la Alianza para las próximas
elecciones. El radicalismo calificó que la apelación judicial
contiene una precariedad argumental y confusas conjeturas políticas.
La reunión, que estaba condenada a ser una más de las típicas
y rutinarias que ocurren durante el verano, estuvo signada por la reciente
apelación de los fiscales federales a la falta de mérito
decretada por el juez Carlos Liporaci, en la causa por los probables sobornos
en el Senado. Luego de comprometerse con la verdad, la justicia,
la Constitución y la ley y de criticar la medida de los fiscales,
el comunicado de las autoridades del radicalismo reivindica la actitud
del gobierno nacional por levantar el secreto sobre las cuentas bancarias
de la SIDE.
El gobernador mendocino, Roberto Iglesias, el primero en retirarse, había
adelantado lo que después sería una definición oficial.
En Mendoza no hay excluidos, dijo en obvia referencia a la
precandidatura del senador José Genoud. Lo que sonó a un
respaldo se vio relativizado cuando sostuvo a renglón seguido,
yo no respaldo la candidatura de nadie.
No fue el debate el que dominó el encuentro radical. Por el contrario
éste discurrió por una larga serie de informes en los que
los distintos delegados provinciales comentaban aspectos más formales
que políticos de las futuras internas. Aunque originalmente lo
único que estaba contemplado era un comunicado oficial, finalmente
Alfonsín encabezó la rueda de prensa. Lo hizo flanqueado
por el gobernador chaqueño, Angel Rozas, por el titular del bloque
de diputados, Horacio Pernasetti, por Raúl Alconada Sempé,
por Enrique Nosiglia y Alejandro Arméndariz.
Pregúnteme en marzo, respondió Alfonsín
cuando uno de los cronistas le preguntó si finalmente aceptará
ser candidato a senador por la provincia de Buenos Aires. Seguramente,
contestó lacónico cuando se le repreguntó si para
esa fecha tendría una definición. Aunque su postulación
es respaldada tanto por sus aliados frepasistas como por la mayoría
de los hombres del radicalismo en la provincia, su definición no
depende tanto de la interna de la coalición gobernante como de
los índices de aceptación que muestre su figura entre los
electores.
Las autoridades del radicalismo convocaron a los suyos a formalizar la
Alianza en las provincias en las que no existe, entre ellas Córdoba,
para ganar la batalla cultural contra una implícita alianza
de derecha. Aunque Alfonsín no profundizó quiénes
la integrarían, se va de suyo que ubica en ella al peronismo y
a los seguidores del ex ministro Domingo Cavallo.
Pienso que tal cosa no va a existir, opinó Alfonsín,
para referirse a la posible candidatura como extrapartidaria en la Ciudad
de Buenos Aires de Elisa Carrió, actual diputada por Chaco. El
informe correspondiente al radicalismo porteño fue presentado por
Nosiglia y se limitó a describir las fechas del cronograma en el
distrito.
Momentos antes del encuentro con la prensa, Alfonsín había
informado a los miembros de la mesa nacional de su agrupación y
a los delegados al comité nacional, sobre el encuentro que el pasado
miércoles reunió en Olivos a la máxima conducción
de la Alianza. Luego de esto Rozas reclamó la presencia de dirigentes
provinciales en esa mesa de conducción. Entonces Alfonsín
se vio obligado a recordar que la mesa de la Alianza sigue siendo
una aspiración. Lo que existe es una mesa de trabajo. Además
de pronunciarse por el caso del Senado y la realidad de la Alianza, el
radicalismo presentó un largo informe sobre la gestión del
Gobierno. En él se enumeran sin avanzar en consideraciones políticas
los distintos hechos gubernamentales, modernización del Estado,
Reforma Política, Intervención en Corrientes, Plan Nacional
de Infraestructura y planes de fomento de las pymes.
Alfonsín y
el ALCA
¿Usted quiere mi opinión personal?,
fue lo primero que atinó a responder Raúl Alfonsín,
luego de que Página/12 le preguntó sobre la actitud
del gobierno de Fernando de la Rúa de adelantar la fecha
de entrada en vigencia del acuerdo de libre comercio con Estados
Unidos (ALCA). Levemente incómodo, se sonrió y dijo:
Hay que leer mucho la letra chica. En el informe oficial
de la UCR se reivindicaba el relanzamiento del Mercosur y
el acuerdo de mecanismos de convergencia para evitar la vulnerabilidad
externa de las economías de los países miembro.
Aunque no lo dice en público, allegados a Alfonsín
reconocen que en privado el titular del radicalismo aparece molesto
con el respaldo que el Gobierno le está dando al ALCA.
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EL
ABRAZO A LOS TRIBUNALES
Llegó el momento de decir basta
El escándalo del
Senado tiene que ser para la sociedad argentina lo que fue el asesinato
de María Soledad Morales para Catamarca: el momento de decir basta.
Escoltado por el Coro Kennedy y por una extensa bandera argentina usada
para abrazar el edificio de Tribunales, el titular de Poder Ciudadano,
Luis Moreno Ocampo, habló al cierre del acto que se hizo ayer en
Plaza Lavalle, en reclamo de que continúe la investigación
por los presuntos sobornos pagados en la Cámara alta para aprobar
la reforma laboral.
A las 12 en punto, horario previsto por los organizadores para comenzar
la protesta, la lluvia porteña se descargó con furia sobre
todos los manifestantes. Sin embargo, unas cien personas se dirigieron
hasta la puerta de Tribunales y rodearon el edificio, mientras desplegaban
una enorme bandera argentina y cantaban el Himno Nacional. El abrazo a
la sede judicial mezclaba causas: además de Poder Ciudadano, una
bandera pedía justicia por Celia Carman y Vanina González,
muertas en un accidente de tránsito provocado por Sebastián
Cabello en 1999, mientras que otra pancarta reclamaba contra el gatillo
fácil policial.
Cuando paró la lluvia, los manifestantes, que ya superaban los
trescientos, cruzaron Lavalle y se dispusieron a escuchar el acto, que
fue inaugurado por las palabras de quien hizo de maestra de ceremonias,
la periodista Mónica Gutiérrez. Estamos acá
para pedir que se investigue a fondo la causa del Senado, y para que se
haga cumplir la ley, aseguró, al presentar la protesta. Luego,
una voluntaria de Poder Ciudadano leyó la carta que envió
el escritor Ernesto Sabato, que a último momento no pudo asistir
a Plaza Lavalle. Lamento la falta de responsabilidad social de quienes
fueron llamados a integrar la función pública, dijo
el escritor en la carta. En otro tramo, se mostró apesadumbrado
por los años de gran desesperanza que está viviendo
el pueblo argentino.
Después le tocó el turno a Moreno Ocampo; tras hacer el
paralelo entre lo que representó la muerte de María Soledad
Morales para el pueblo catamarqueño y lo que debería suceder
de ahora en adelante luego del escándalo en el Senado, señaló:
Nuestra propuesta es investigar la corrupción en el Senado,
pero no se agota en ello; también hace falta que el Consejo de
la Magistratura actúe con eficiencia. El ex fiscal agregó
que hace falta además que sean resueltos otros casos, como
el escándalo del juez (Norberto) Oyarbide, que lleva varios años
sin resolverse.
Esta medida de protesta no es ni a favor ni en contra de ningún
partido, resaltó, para luego añadir que el enojo
de la gente con los dirigentes políticos, con sus sueldos, con
los gastos de las legislaturas, con el manejo que hacen de los fondos
públicos, no es un ataque al sistema de partidos. Moreno
Ocampo remató el tema de esta manera: Los que atacan a los
partidos son los dirigentes que usan los cargos para su beneficio personal.
Entre un público mayoritariamente formado por personas maduras
había dos figuras políticas con carga simbólica:
el senador frepasista Pedro Del Piero, uno de los pocos legisladores que
batalló para esclarecer el affaire de las supuestas coimas, y Liliana
Chiernajowsky, funcionaria porteña y esposa de Carlos Chacho
Alvarez. También estuvieron la ex ministra de Educación
Susana Decibe, el dirigente de jubilados Carlos Imizcoz, los legisladores
porteños Ariel Schifrin, Vilma Ibarra, Julio Vitobello y Alberto
Fernández, y la ex diputada radical María José Lubertino.
Ante un cielo que volvía a aparecer amenazante, Moreno Ocampo cerró
el acto con una propuesta: Poder Ciudadano invita a poner la bronca
en acción colectiva. Las primeras gotas de la nueva tormenta
obligaron a la gente a desconcentrarse rápidamente de la plaza.
Josefina Marino, una de las manifestantes, mientras soportaba el nuevo
chaparrón le aseguró a Página/12: Yo, la verdad,
suprimiría el Senado. Por su parte, a pocos metros de ella,
un hombre cuarentón que sólo se identificó como Juan
Carlos, se sinceraba: Le tengo muy poca confianza al Poder
Judicial. Lo que nos queda a los ciudadanos es seguir ejerciendo presión
para que todo se esclarezca.
Informe: Alejandro Cánepa
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