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LUCIO GUTIERREZ AMENAZA AL GOBIERNO DE ECUADOR
“Vamos a derrocar a Noboa”

Un año después de derrocar al presidente Jamil Mahuad, ahora el ex coronel Lucio �Lucho� Gutiérrez dice que el levantamiento indígena en Ecuador hará lo mismo con su sucesor Gustavo Noboa.

El coronel Lucio Gutiérrez y el líder indígena Antonio Vargas durante su efímero golpe el año pasado.

Por Darío Pignotti
Desde Porto Alegre

El ex coronel Lucio “Lucho” Gutiérrez ya lo vivió antes. El 21 de enero del año pasado había derrocado al presidente ecuatoriano Jamil Mahuad, sumándose a una revuelta indígena muy similar a la que ahora pone en jaque a su sucesor, Gustavo Noboa. Derrotado por un contragolpe tramado entre Noboa y el alto mando, Gutiérrez, que niega ser “radical o subversivo”, fue expulsado del ejército. Al ser entrevistado por Página/12 en el Foro de Porto Alegre, supo de la represión desatada contra los cortes de ruta y protestas indígenas en su país. “Solo llevará más indignación al pueblo indígena y mestizo del Ecuador.” El levantamiento actual es contra el ajustazo con el que Noboa complementó la dolarización que inició Mahuad. Para Gutiérrez, que declara tener un “referente” en Hugo Chávez –un promotor, según la CIA, de su golpe del año pasado–, eso sólo resalta el imperativo de “impulsar la unidad militar latinoamericana frente a la globalización”.
–¿Cuál sería su mensaje al ejército ecuatoriano ante esta crisis?
–Hago un llamado para que respeten la Constitución cuando dice que nadie está exento de responsabilidades, aun frente a órdenes superiores, mucho más si éstas van en contra de los derechos ciudadanos.
–Eso supone desobedecer la orden de reprimir.
–El 21 de enero del año pasado muchos militares y policías se negaron a reprimir nuestro alzamiento y se sumaron a nosotros.
–¿Ahora deben hacerlo de nuevo?
–En los últimos tiempos han querido desnacionalizarlas, quitarles su identidad, debilitar su patriotismo a través del marketing neoliberal. Las Fuerzas Armadas no podemos ser cómplices de la desintegración de nuestros Estados, sería una traición histórica, imperdonable.
–¿Hay cohesión interna?
–A pesar de que unos 30 militares fuimos separados del ejército luego de que sofocaran nuestra rebelión, la semilla está dando frutos dentro de la sociedad militar, especialmente entre los oficiales jóvenes y la tropa.
—¿Se mantiene en contacto con estos elementos?
–Sí, permanentemente, pero por razones obvias de manera clandestina, porque tienen prohibido hablarme. No puedo entrar a los cuarteles.
—¿Conversa con generales?
–He conversado, especialmente cuando se van retirando, y he conversado por teléfono con algunos que están en actividad. En gran parte están de acuerdo con nuestra lucha, pero la actual cúpula está comprometida con el actual gobierno, con las privatizaciones y el modelo neoliberal.
–¿Sigue en contacto con los indígenas junto a los que derrocó a Mahuad?
–Permanecemos en contacto con ellos y los movimientos sociales. Tuve reuniones con (el líder indígena) Antonio Vargas y estoy en permanente contacto con los representantes campesinos, sindicales y estudiantiles.
—¿Qué los moviliza?
–Ahorita se está luchando por que el gobierno derogue las medidas económicas que implementó luego de la dolarización, con la que nos mintieron. Reclaman los 3750 millones de dólares que las grandes empresas le debe a la banca estatal, los 1750 millones que deben de impuestos. Que el gobierno termine con las exenciones fiscales a las petroleras, que destruyen el hábitat indígena en el Amazonas.
—¿Van a hacer con Noboa lo mismo que hicieron con Mahuad?
–Creo que vamos a tener que hacer algo parecido, o no sé...
—¿Cree que su proyecto gana adeptos entre los militares de la región?
–Creo que ha calado profundamente. Ya han rebasado el Ecuador, están yendo hacia Colombia, Perú, Paraguay, están llegando a la Argentina.
–¿La Argentina?
–Así es. Debemos impulsar la unidad militar latinoamericana frente a la globalización. Es imprescindible que los militares latinoamericanos recuperemos la herencia de Bolívar, San Martín, Artigas, O’Higgins. Ellos lucharon por la independencia de nuestros pueblos, lucharon junto a los más desvalidos que en esa época eran reprimidos por los gobiernos legales.
—¿Es posible esto en un mundo globalizado?
–Lo será cuando dejemos de alienarnos con el marketing. Nuestra juventud sólo conoce la historia y la música norteamericanas. Debemos introducir profundas reformas educativas, restaurar materias como “civismo” y “patria”.
—¿Cómo se define?
–De carácter nacionalista. Todavía no quisiera salirme de ese concepto, pero tiene un poco de vía no capitalista. Buscamos la igualdad de los ecuatorianos, contra el neoliberalismo, que es la explotación de los más débiles.
—¿Es un golpista?
–Sólo pueden decirme eso quienes no conocen el Ecuador, y el terrible fraude donde el que tiene la voluntad del pueblo pierde frente al que tiene dinero para comprar las urnas, los tribunales y los votos. Es un desafío que los verdaderos demócratas debemos enfrentar.
—¿Mantiene contactos con Hugo Chávez?
–No he tenido yo ningún contacto personal ni telefónico ni personal con el presidente Hugo Chávez. En algunos pensamientos puedo coincidir con él, yo creo que todos aquellos que luchamos en contra de la injusticia, la desigualdad y la corrupción tenemos que buscar caminos similares.
—¿Imagina que, como Chávez, terminará gobernando a su país?
–Creo que la revolución pacífica y democrática que se está realizando en Venezuela es un referente, y puede ser adaptada al Ecuador. Creo que el derecho a ser presidente de la República no sólo tiene que ser de los oligarcas ecuatorianos, que ya han causado demasiadas lágrimas en el país. Creo que es el momento para que gente honesta y con patriotismo asuma las riendas del Estado. Existen muchísimos ecuatorianos con esas cualidades.
–¿Usted es uno de ellos?
–Me creo alguien que legítimamente puede aspirar a esa responsabilidad tan alta.
–¿Pero por qué vía llegará al poder?
–Por la vía de las elecciones.

 

“En contacto con las FARC”

–¿Qué piensa del Plan Colombia?
–Estamos completamente en contra. Su objetivo es acabar con los movimientos revolucionarios colombianos y mantener el control político y geoeconómico de la Amazonia.
–¿Cómo afecta al Ecuador?
–Somos los más afectados. Con los desplazados que llegaron desde Colombia aumentó la delincuencia. Y también llegan narcotraficantes que van a comenzar a instalar laboratorios y cultivos en el Ecuador. Así a los
militares ecuatorianos nos meten en una guerra que no es la nuestra.
–¿Cuál sería su solución para la guerra civil colombiana?
–Hay que acercar a las dos partes. Gobiernos amigos, aceptados por las dos partes, deben ser declarados garantes. Una comisión de países podría verificar in situ la serie de denuncias sobre contactos o negocios de la guerrilla con los narcotraficantes. Ecuador debe declararse neutral.
–¿Mantienen comunicación con los rebeldes colombianos?
–Los movimientos sociales ecuatorianos de alguna manera han conversado con la FARC.
—¿Fue provechoso?
–Sí. De esa forma conocimos la otra versión, porque lamentablemente sólo teníamos la del gobierno colombiano y los Estados Unidos.

 

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