Por Darío
Pignotti
Desde
Porto Alegre
El ex coronel Lucio Lucho
Gutiérrez ya lo vivió antes. El 21 de enero del año
pasado había derrocado al presidente ecuatoriano Jamil Mahuad,
sumándose a una revuelta indígena muy similar a la que ahora
pone en jaque a su sucesor, Gustavo Noboa. Derrotado por un contragolpe
tramado entre Noboa y el alto mando, Gutiérrez, que niega ser radical
o subversivo, fue expulsado del ejército. Al ser entrevistado
por Página/12 en el Foro de Porto Alegre, supo de la represión
desatada contra los cortes de ruta y protestas indígenas en su
país. Solo llevará más indignación al
pueblo indígena y mestizo del Ecuador. El levantamiento actual
es contra el ajustazo con el que Noboa complementó la dolarización
que inició Mahuad. Para Gutiérrez, que declara tener un
referente en Hugo Chávez un promotor, según
la CIA, de su golpe del año pasado, eso sólo resalta
el imperativo de impulsar la unidad militar latinoamericana frente
a la globalización.
¿Cuál sería su mensaje al ejército ecuatoriano
ante esta crisis?
Hago un llamado para que respeten la Constitución cuando
dice que nadie está exento de responsabilidades, aun frente a órdenes
superiores, mucho más si éstas van en contra de los derechos
ciudadanos.
Eso supone desobedecer la orden de reprimir.
El 21 de enero del año pasado muchos militares y policías
se negaron a reprimir nuestro alzamiento y se sumaron a nosotros.
¿Ahora deben hacerlo de nuevo?
En los últimos tiempos han querido desnacionalizarlas, quitarles
su identidad, debilitar su patriotismo a través del marketing neoliberal.
Las Fuerzas Armadas no podemos ser cómplices de la desintegración
de nuestros Estados, sería una traición histórica,
imperdonable.
¿Hay cohesión interna?
A pesar de que unos 30 militares fuimos separados del ejército
luego de que sofocaran nuestra rebelión, la semilla está
dando frutos dentro de la sociedad militar, especialmente entre los oficiales
jóvenes y la tropa.
¿Se mantiene en contacto con estos elementos?
Sí, permanentemente, pero por razones obvias de manera clandestina,
porque tienen prohibido hablarme. No puedo entrar a los cuarteles.
¿Conversa con generales?
He conversado, especialmente cuando se van retirando, y he conversado
por teléfono con algunos que están en actividad. En gran
parte están de acuerdo con nuestra lucha, pero la actual cúpula
está comprometida con el actual gobierno, con las privatizaciones
y el modelo neoliberal.
¿Sigue en contacto con los indígenas junto a los que
derrocó a Mahuad?
Permanecemos en contacto con ellos y los movimientos sociales. Tuve
reuniones con (el líder indígena) Antonio Vargas y estoy
en permanente contacto con los representantes campesinos, sindicales y
estudiantiles.
¿Qué los moviliza?
Ahorita se está luchando por que el gobierno derogue las
medidas económicas que implementó luego de la dolarización,
con la que nos mintieron. Reclaman los 3750 millones de dólares
que las grandes empresas le debe a la banca estatal, los 1750 millones
que deben de impuestos. Que el gobierno termine con las exenciones fiscales
a las petroleras, que destruyen el hábitat indígena en el
Amazonas.
¿Van a hacer con Noboa lo mismo que hicieron con Mahuad?
Creo que vamos a tener que hacer algo parecido, o no sé...
¿Cree que su proyecto gana adeptos entre los militares de
la región?
Creo que ha calado profundamente. Ya han rebasado el Ecuador, están
yendo hacia Colombia, Perú, Paraguay, están llegando a la
Argentina.
¿La Argentina?
Así es. Debemos impulsar la unidad militar latinoamericana
frente a la globalización. Es imprescindible que los militares
latinoamericanos recuperemos la herencia de Bolívar, San Martín,
Artigas, OHiggins. Ellos lucharon por la independencia de nuestros
pueblos, lucharon junto a los más desvalidos que en esa época
eran reprimidos por los gobiernos legales.
¿Es posible esto en un mundo globalizado?
Lo será cuando dejemos de alienarnos con el marketing. Nuestra
juventud sólo conoce la historia y la música norteamericanas.
Debemos introducir profundas reformas educativas, restaurar materias como
civismo y patria.
¿Cómo se define?
De carácter nacionalista. Todavía no quisiera salirme
de ese concepto, pero tiene un poco de vía no capitalista. Buscamos
la igualdad de los ecuatorianos, contra el neoliberalismo, que es la explotación
de los más débiles.
¿Es un golpista?
Sólo pueden decirme eso quienes no conocen el Ecuador, y
el terrible fraude donde el que tiene la voluntad del pueblo pierde frente
al que tiene dinero para comprar las urnas, los tribunales y los votos.
Es un desafío que los verdaderos demócratas debemos enfrentar.
¿Mantiene contactos con Hugo Chávez?
No he tenido yo ningún contacto personal ni telefónico
ni personal con el presidente Hugo Chávez. En algunos pensamientos
puedo coincidir con él, yo creo que todos aquellos que luchamos
en contra de la injusticia, la desigualdad y la corrupción tenemos
que buscar caminos similares.
¿Imagina que, como Chávez, terminará gobernando
a su país?
Creo que la revolución pacífica y democrática
que se está realizando en Venezuela es un referente, y puede ser
adaptada al Ecuador. Creo que el derecho a ser presidente de la República
no sólo tiene que ser de los oligarcas ecuatorianos, que ya han
causado demasiadas lágrimas en el país. Creo que es el momento
para que gente honesta y con patriotismo asuma las riendas del Estado.
Existen muchísimos ecuatorianos con esas cualidades.
¿Usted es uno de ellos?
Me creo alguien que legítimamente puede aspirar a esa responsabilidad
tan alta.
¿Pero por qué vía llegará al poder?
Por la vía de las elecciones.
En contacto
con las FARC
¿Qué piensa del Plan Colombia?
Estamos completamente en contra. Su objetivo es acabar con
los movimientos revolucionarios colombianos y mantener el control
político y geoeconómico de la Amazonia.
¿Cómo afecta al Ecuador?
Somos los más afectados. Con los desplazados que llegaron
desde Colombia aumentó la delincuencia. Y también
llegan narcotraficantes que van a comenzar a instalar laboratorios
y cultivos en el Ecuador. Así a los
militares ecuatorianos nos meten en una guerra que no es la nuestra.
¿Cuál sería su solución para la
guerra civil colombiana?
Hay que acercar a las dos partes. Gobiernos amigos, aceptados
por las dos partes, deben ser declarados garantes. Una comisión
de países podría verificar in situ la serie de denuncias
sobre contactos o negocios de la guerrilla con los narcotraficantes.
Ecuador debe declararse neutral.
¿Mantienen comunicación con los rebeldes colombianos?
Los movimientos sociales ecuatorianos de alguna manera han
conversado con la FARC.
¿Fue provechoso?
Sí. De esa forma conocimos la otra versión,
porque lamentablemente sólo teníamos la del gobierno
colombiano y los Estados Unidos.
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