Por Javier Lorca
El caso involucra a Susana Decibe,
José Luis Manzano, Daniel Vila y Enrique Pescarmona, entre otros
empresarios; también a hombres del entorno del banquero Raúl
Moneta; a Juan Carlos Mazzón, ex operador de Carlos Corach; a Alberto
Flamarique y otros tantos. Todo gira en torno a la privada y mendocina
Universidad de Congreso (UC), donde estudian más de 2 mil alumnos.
La Justicia federal acaba de abrir una causa para investigar la denuncia
presentada por el ex rector de la UC, Oscar Klier: acusa a los miembros
del gobierno menemista de haber incumplido deberes del funcionario público
y de haberlo presionado, junto con Manzano, Mazzón y otros, para
que la universidad pasara manos del poderoso Consejo Empresario Mendocino.
En diálogo con Página/12, Decibe dijo que la denuncia
es un disparate: Este señor usa y abusa de mi nombre
porque le sirve para hacer más escándalo (ver aparte).
Mientras, desde el actual Ministerio de Educación se aseguró
que la UC está comenzando a normalizar su situación.
El abogado de Klier, Ricardo Monner Sans, definió públicamente
al objetivo de la operación que habría sufrido el ex rector
de esta manera: El interés era quedarse con un lugar que
era independiente. La globalización hace que algunos grupos que
se dedican a determinadas cosas también necesiten tener determinadas
otras, a veces para blanquearse a sí mismos, a veces para recategorizarse
y a veces para que alguien olvide su propio pasado.
La historia comenzó en 1989, cuando Klier y socios crearon en Mendoza
la Fundación Posgrado de Congreso, que en el 95 obtuvo autorización
para ser una universidad. El cometido era instalar el pensamiento
crítico contó a Página/12 Klier, doctor en
Ciencia Política. Fuimos pioneros en carreras de gestión
ambiental y municipal, gerencia social y liderazgo. También fuimos
los primeros en traer una cátedra del Che Guevara. Esto generó
enemistades con el empresariado mendocino, dada la vinculación
del grupo Vila con el capital anticastrista de Jorge Mas Canosa. No obstante,
la UC siguió creciendo hasta reunir 2 mil estudiantes y facturar
3 millones de pesos al año. Una utopía se volvía
viable, recordó el ex rector.
Como anuncio de la tormenta, a fines del 97 Klier recibió
una visita de Daniel Vila acompañado por un ex ministro menemista
recién llegado de su autoexilio: José Luis Manzano. Aparecieron
por casa. Me propusieron que Manzano fuera profesor de la UC. Recién
regresaba y quería una inserción que lo legitimara.
Pero las autoridades de la UC se negaron. Y en 1998 estalló la
crisis. El detonante fue una denuncia anónima que se repartió
por toda la provincia. Tuve que soportar una campaña de falsas
acusaciones y amenazas basadas en mi condición de judío,
dijo Klier. El folleto lo acusaba de ejercer un despotismo salvaje
y de tener antecedentes judiciales por quiebras fraudulentas multimillonarias
(él reconoce haber tenido una quiebra por 50 mil pesos, de la que
fue sobreseído). Mendoza no debe permitir que un par de foráneos
inescrupulosos pisoteen su historia de logros intachables, rezaba
el volante.
Klier afirmó: Para esa época empezaron inspecciones
persecutorias del Ministerio de Educación. Una operación
que, lo entendimos después, buscaba desestabilizarnos. La
cartera comandada por Decibe exigía a la UC un gobierno más
participativo, un sistema contable confiable, regularización de
deudas y, principalmente, un patrimonio de un millón de pesos (como
deben garantizar todas las casas de estudios privadas). En septiembre
del 98, al firmarse un compromiso entre la UC y Educación,
los funcionarios encabezados por el entonces subsecretario de Educación
Superior, Eduardo Mundet, incurrieron en una irregularidad (así
lo entiende ahora la fiscalía) que apoya la denuncia de Klier:
como consta en el acta, además de Klier, integraron en la negociación
a José Blas Made en su carácter de presidente de la
universidad. En realidad, Made, un ex funcionario de Arturo Lafalla,
era titular de la Fundación Universidad de Congreso (entidad que
administra los recursos de la UC) y no de la Fundación Posgrado
de Congreso, presidida por Klier y la que detenta la titularidad de la
UC. El ministerio me sacó del medio, cuando yo era la única
autoridad legal. Le dio poder y legitimidad a Made, dijo Klier.
Para esa época, según el ex rector, Mazzón y Manzano
empezaron a hacerle propuestas para superar la crisis. Una de ellas, por
escrito, decía: Nuestra intención es reunir a un conjunto
de empresarios de la región que se comprometen a realizar aportes
hasta completar la suma demandada por el ministerio... Se creará
una S.A. que permitirá desarrollar una estrategia a los efectos
de maximizar eventuales operaciones comerciales. Para Klier, la
UC se había transformado en un botín de guerra.
Todo explotó cuando Made denunció a Klier por malversación
de fondos y pidió la intervención de la UC. Fue un
golpe, instaló el caos. Presionado por el ministerio y las denuncias,
ante el riesgo de que la UC desapareciera, forzaron mi renuncia,
contó Klier, que el año pasado fue sobreseído en
la causa que le abrió Made. En su lugar, la conducción de
la UC fue asumida a fines del 98 por un consejo que hoy perdura,
integrado por miembros del Consejo Empresario Mendocino: Vila, Pescarmona,
Orlando Terranova, Jacques Mattas (vinculado con Raúl Moneta),
Héctor López, Jorge Pérez Cuesta, Roberto Zaldívar
y Carlos López. La nueva UC fue presentada el 22 de
febrero del 99 en un acto que contó con la presencia de Decibe,
Lafalla, Adolfo Rodríguez Saá, legisladores y empresarios
varios.
Ahora, tras la denuncia que Klier hizo en septiembre, el juez federal
Alfredo Rodríguez resolvió abrir la causa e iniciar la investigación.
El pedido de Flamarique
A mediados de 2000, el caso de la UC sumó otro actor mendocino:
Alberto Flamarique. Según aseguró a este diario un
funcionario actual del Ministerio de Educación, el entonces
ministro de Trabajo le pidió a su entonces par de Educación,
Juan Llach, que atendiera los pedidos de los nuevos dueños
de la UC (los empresarios del CEM). Poco después, en setiembre
pasado, se firmó un acta donde las autoridades de la UC se
comprometieron a solucionar las observaciones hechas por el ministerio.
Las principales eran la ausencia del patrimonio exigido a las universidades
privadas (1 millón de pesos) y la carencia de un inmueble.
El jefe de Gabinete de la Secretaría de Educación
Superior, Silvio Kovalskys, dijo a Página/12 que, en el lapso
transcurrido, mandaron documentos que acreditan un patrimonio
activo de 1 millón, a través de un fondo fiduciario.
Ahora esto hay que auditarlo. También regularizaron la situación
del inmueble. La UC funciona en un edificio céntrico
de Mendoza (Colón 90), que perteneció al correo. Mientras
Klier estuvo en la UC, el edificio era alquilado a 22 mil pesos.
El año pasado fue entregado en comodato a la fundación
de la universidad.
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La denuncia
es un disparate
La Justicia abrió una causa en la que el ex rector
de la UC hace cargos contra usted dijo Página/12 a
la ex ministra Susana Decibe.
La denuncia es un disparate. Cuando la leí me dio entre
risa e indignación. Este señor usa y abusa de mi nombre
porque le sirve para hacer más escándalo. ¡Si
la cuestión nunca pasó del área de gestión
que correspondía, que era la Subsecretaría de Educación
Superior! El problema lo tuvo él no con el ministerio, sino
con la propia gente de su entorno, que lo denunció por malversación
de fondos.
Klier asegura que Educación realizó auditorías
persecutorias.
El ministerio auditaba a esa universidad como a cualquier
otra con autorización provisoria. Lo que pasó fue
que, como las auditorías dieron resultados negativos, se
hicieron más seguido. Incluso había denuncias de la
propia gente de la universidad. El ministerio sólo cumplió
con su obligación de policía para que no se pusiera
en riesgo a los alumnos. Pero no hubo acuerdos políticos,
ni nada que ver.
Pero Ud. fue a la presentación de la nueva conducción
de la UC.
Fui una vez, no recuerdo para qué. Yo hacía
miles de viajes a Mendoza y otras provincias para inaugurar escuelas.
Me acuerdo de que participé de un acto importante.
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