Por
Irina Hauser
Ninguno
de los testigos que llevó el juez Carlos Liporaci para que declararan
a su favor en el Consejo de la Magistratura, donde se lo investiga por
supuesto enriquecimiento ilícito, aportó pruebas que lo
beneficiaran e incluso algunos consejeros pusieron en duda su credibilidad.
La contadora Patricia Baulán por ejemplo, que realizó
un informe del flujo de fondos del juez, llegó a decir que se sentía
herida como profesional porque su cliente le había ocultado información.
Así las cosas, en la Comisión de Acusación circulan
propuestas para consensuar un dictamen acusatorio que se votará
el martes 13 y que, según pudo establecer Página/12, recibirá
apoyo mayoritario. Ese sería el punto de partida del proceso de
juicio político contra el magistrado que decretó la falta
de mérito en la causa por supuestos sobornos en el Senado.
¿Cuánto cobró usted de honorarios por su trabajo
para Liporaci?
le preguntó Pablo Fernández (diputado de la Alianza)
a la contadora Baulán.
Cobré 800 pesos, pero en total son 4800 respondió
ella.
¿Y cuando recibirá los 4000 restantes? insistió
Fernández.
Yo también quisiera saberlo fue la sorpresiva respuesta.
Fernández, indignado, anunció que antes del fin de semana
presentará un dictamen acusatorio. Esa u otra resolución
similar sería apoyada en la reunión del martes 13 por Carlos
Maestro (Alianza), Miguel Pichetto (PJ), Fermín Garrote y Mario
Gersenobitz. La menemista Lelia Chaya se abstendría. Mientras tanto,
el tema también es investigado por el juez Gabriel Cavallo y el
fiscal Pablo Recchini.
La principal fuente de sospecha sobre el aumento de la fortuna del juez
es la compra de su casa, que los tasadores de la Corte valuaron entre
950 mil y 1.120.000 pesos contra los 610 mil que dice haber abonado él.
Además de la contadora, declararon el prestamista que le facilitó
parte del dinero y un amigo que dice haber pagado el alquiler de otra
casa en el country Golfers que Liporaci usaba.
El prestamista. Guido Torrisi, un hombre canoso que dice no tener filiación
política ni causas judiciales, contó que en vive de los
ingresos de un garaje y que otorga préstamos hipotecarios sólo
circunstancialmente. A Liporaci, dijo, lo conoció a través
de la inmobiliaria que vendió la casa de Gaspar Campos 471. Le
prestó 210 mil pesos porque le inspiraba confianza su condición
de juez y porque hay una hipoteca de por medio. Si es necesario, añadió,
dado que la deuda vence en julio, se la refinanciará, más
allá de lo que gana como juez. También se mostró
molesto porque a raíz de la pesquisa del Consejo le tocó
ser investigado por la AFIP.
El amigo. Ogando contó que tiene una estrecha amistad con Liporaci.
A pesar de eso, reconoció, no supo de antemano que su amigo pensaba
comprar la vivienda de Vicente López. Pero dijo que se puso contento
porque antes parecían los Campanelli, apiñados,
nieto incluido, en un departamento. Ogando dijo que tiene autos, dos plazos
fijos, un piso en Libertador y que sus ingresos provienen de una empresa
de sistemas digitales integrados. Cuando le insistieron con
posibles ingresos de la Cámara de Diputados, admitió que
allí tiene un cargo de subdirector por el que cobra unos 2200,
aunque no reporta a nadie ni tiene funciones fijas.
Robusto y trajeado, Ogando argumentó que Liporaci suscribió
el alquiler en el Golfers porque él estaba en Misiones. Aseguró
que venían buscando una casa, pero durante su viaje el juez y su
mujer tomaron la posta. Y, casualmente, el hallazgo coincidió con
su ausencia. Pero el alquiler de 1850 pesos y los gastos restantes, hasta
el arreglo del lavarropas, dice que siempre los pagó él.
La contadora. Baulán fue a quien Liporaci encargó un informe
para justificar sus pagos, ingresos y egresos. Ella lo hizo, pero ayer
refunfuñó porque Liporaci no le paga y le ocultó
datos, como por ejemplo,que una de sus hijas cobraba una pensión
graciable de 500 pesos por mes. La contadora dijo que le advirtió
que el punto crítico sería el mes de julio,
cuando se venciera el préstamo. Le aconsejó tramitar un
crédito, pero refirió que, según su cliente, ningún
banco le quiere prestar plata. Además, afirmó que hay errores
en las declaraciones patrimoniales del magistrado ya que olvidó
consignar los ahorros acumulados que oscilan entre 2500 y 3000 pesos
por mes desde 1997. Especificó que no estaban en ningún
banco sino que los tendría escondidos en su casa.
En suma, el clima en la Comisión de Acusación muestra que
Liporaci sería enviado a juicio político. Después,
en el plenario del Consejo quizá la balanza de opiniones pueda
favorecerlo. Pero también tiene la chance de renunciar antes, como
rezan algunos rumores, que dicen que el juez de los sobornos está
esperando algún guiño para hacerlo, obtener inmunidad a
cambio y quedarse con algún carguito, algo que supo
conseguir para casi toda su familia.
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