A
menos de una semana de la iniciación del torneo Clausura, tanto
Racing como Independiente demostraron anoche, a despecho de las excusas
(varios jugadores suplentes en ambos equipos, la dureza de
la pretemporada, etc.) que deberán mejorar bastante si no quieren
repetir sus respectivas campañas de la pasada temporada. Por lo
visto ayer, en la Copa Revancha disputada en Mar del Plata, ninguno de
los dos va por el buen camino, aunque quedó claro que también
en el terreno del azar Independiente tiene mejor estrella que Racing.
Anoche lo derrotó 6 a 5 por penales, después de un partido
aburrido.
Una inmodificable medianía atravesó los 90 minutos, hasta
que los penales le dieron al semivacío estadio mundialista algo
de pimienta. Algunas innovaciones tácticas permitían entrever,
a priori, las expectativas de Reinaldo Merlo y Osvaldo Piazza para este
partido y para lo que vendrá: Vitali pasó a jugar como volante
por la derecha, mientras que Cambiasso volvió a su vieja posición
de volante central. En Racing, el técnico optó por dejar
atrás el sistema de tres defensores, utilizando la tradicional
línea de cuatro. Estos cambios, de todos modos, no influyeron en
el desarrollo del encuentro, que fue trabado, con muchas infracciones,
y con preeminencia de los jugadores destinados a la destrucción
por sobre los al menos en los papeles dotados para la creación.
Prácticamente no apareció Garnero en Independiente, tuvo
poco juego Principiano en Racing, y la claridad de Cambiasso resultó
insuficiente para desnivelar en un mediocampo superpoblado por corredores.
Fue Garnero, no obstante, quien tuvo la primera opción de riesgo
a los 30 segundos, pero no supo definir. Luego fue Racing el que llegó
mejor, aunque con poca claridad. Manuel García, que durante todo
el partido mostró buena predisposición y despliegue, pero
pocas ideas en los últimos metros, se perdió el gol desde
buena posición a los 21 minutos y volvería a perderse una
buena oportunidad en el segundo tiempo. Luego fue Gastón Pezzuti
quien, en dos ocasiones, salvó su arco frente a poco felices definiciones
de Cambiasso y Forlán.
El segundo tiempo pareció estar de sobra. Más allá
de algunas brusquedades, y del duelo personal que evidenciaron Leonardo
Tambussi y Rambert, los veintidós jugadores (y los técnicos)
se conformaron con el 0 a 0 y se encomendaron a la lotería de los
penales.
|